OBERÁ COMO UN “NO-LUGAR”
Marc Augé es
un antropólogo francés que se fue de este plano hace un par de años. Acuñó el
concepto "no-lugar", un espacio en el que no hay sentido social.
Puede haber mucha gente pero no se puede leer la relación social. En Oberá hay
muchos que viven así. Habitantes (no ciudadanos) que la transitan sin
apropiarse de la tierra, “su” tierra, y que mantienen entre sí relaciones de
consumo. Así andan. Desencontrados. ¿El Poder? Muy contento…
No es bueno eludir la complejidad. Hay que
encararla y provocarla. Para intentar entender.
Hemos hablado y escrito mucho sobre
ciertas observaciones nuestras, todas discutibles por supuesto, sobre los
distintos comportamientos sociales que hay en los feudos argentinos Que son
unos cuántos. Santo Tomás de Aquino decía que “El obrar sigue al ser”, ergo,
uno en lo que hace revela como es. Debe haber una relación entre la forma de
vivir y la forma de votar. “El votar sigue al ser”, se podría postular.
El oficialismo renovador, la creación de Carlos Rovira, siempre gana las elecciones.
Incluso cuando pierde. En junio ganaron los comicios legislativos con menos del
treinta por ciento de los votos (exactamente el 27,5%) y la Defensoría del
Pueblo de Oberá la ganó, vía ley de lemas, una candidata que sacó menos votos
que los votos en blanco. El resto se fragmentó o por intereses opuestos, o
porque aspiran más a ser cortesanos de Rovira que opositores, o por vanidades
personales. Y otros, muchos otros, ni siquiera fueron a votar. Son los que
reducen su participación ciudadana a poner likes o a escribir comentarios que
nadie lee.
En Oberá no hay líderes. Pero tampoco a
quién liderar.
Cualquiera que pretenda cambiar las cosas
en Oberá se va a encontrar con que la idea de cambio no es un imán sino un
repelente. El conformismo es hasta una palabra muy elegante para definir a
ciertos sectores que viven de las miguitas del gran banquete. En Oberá hay
mucha gente con condiciones personales e intelectuales muy destacables. Pero
nunca se juntaron, ahora tampoco se juntan y todo indica que nunca se van a
juntar. Así, toda esperanza de cambio en una ciudad que precisa un cambio urgente,
no pasa de ser una aventura del pensamiento.
Entre tantos motivos que llevan a eso,
también aparece el transitar Oberá como un no-lugar. Cuando Augé ponía ejemplo
de los no-lugares, concluía que ahí se no-vive.
Los aeropuertos, las autopistas, los
supermercados, son ejemplos de no-lugares porque el sujeto que los recorre no
vive ahí y entonces no se los apropia. Muchos obereños que viven en Oberá hacen
exactamente eso.
En el mientras tanto la CELO les corta la
luz, el agua e internet, y además los patotea. El alcalde Hassan no para de
tomar iniciativas recaudatorias que no necesariamente benefician al estado
comunal (de lo recaudado por el Sistema de Estacionamiento Medido, por ejemplo,
el 65% va a la empresa que es la misma que lo implementó en Posadas, y solo el
35% para el estado comunal).
Políticamente, Oberá quedó reducida a un
barrio de Posadas. Y no hay reacción. La sociedad no reacciona. En un lugar, dice
Augé, todo tiene sentido. Un sentido social.
En un lugar todo tiene sentido.
Oberá es un no-lugar.
Walter
Anestiades
1 comentario:
Totalmente de acuerdo !!!!!! Lo más triste y real , son "las migajas"
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