viernes, 17 de junio de 2016

          LA LISTA DE RINDFLEISCH



          Años de radio, horas de televisión y un centenar de artículos después de haber hecho una pericia forense acerca de cómo un señor llamado Ewaldo Rindfleisch se apoderó de la ciudad de Oberá para hacer lo que quiso y asegurarse una exención que le daría envidia a los mayores déspotas de la historia contemporánea, es hora de referirse por última vez a quiénes tanto lo ayudaron. Hablando o callando.

     Astuto y voraz, el ex radical fue escalando desde una concejalía a la presidencia de la cooperativa (CELO) y de ahí a la intendencia. Que ganó tres veces, convirtiéndose en el hombre más votado por la sociedad obereña. Y de ahí a su actual cargo en el gobierno de Passalacqua. Y de ahí al paraíso de todo autócrata: la certeza de que lo hecho será olvidado. En el barrio le decimos impunidad.

     Primero necesitó que denostaran al ex alcalde “Rolo” Dalmau para propaganda de él. Dalmau era un demonio y él, Rindfleisch, el ángel salvador. Ya en el sillón de la intendencia necesitó que lo miraran de modo acrítico. Cuando lo actuado ya no pudo ser escondido necesitó que se pincharan los globos antes de que se inflaran demasiado. En retirada necesitó de muchos olvidos. Siempre consiguió lo que quiso.

     Gracias a…

-Miguel Oliveras. El viejo líder radical, intendente durante una década, lo formó y lo tuvo de lugarteniente. Hasta que Rindfleisch lo “clossió” y le dio una patada. Cuando se recuperó de la patada Oliveras volvió a darle una mano a su hijo pródigo y juntos recuperaron la CELO. Hasta que Rindfleisch lo “clossió” de nuevo.

-El círculo de periodistas “Ignacio Ezcurra”. Ejerciendo el “antiperiodismo”, no produjeron una sola investigación sobre él. Callaron o minimizaron todo tema que afectara sus intereses. Presentaron sus zonas oscuras como lugares luminosos. Convirtieron a la propaganda en información. Mi sobrinito de nueve años hubiera sido más incisivo que ellos al entrevistarlo. Lo cierto es que nunca más un intendente misionero le deberá tanto al periodismo como Rindfleisch a éstos.

-Las iglesias protestantes, que en América latina son llamadas “evangélicas”. A la formación de verdaderas “ovejas para el matadero” (Romanos  8:36) hay que agregar que en Oberá los mandamientos son nueve. Al séptimo lo sacaron. Los cristianos obereños piensan en “la otra vida”. Mientras Rindfleisch hace lo que se le antoja en ésta.

-La justicia. Rindfleisch es también un tipo de suerte. Parece que los jueces y fiscales de Oberá se radicaron en  Groenlandia. Y desde allá es difícil enterarse que pasa por acá.

-El Concejo Deliberante. Norma Prevosti y Víctor Nilsson, en la primera gestión, fueron los únicos que ejercieron su función de contralor. El periodismo local se puso su traje de ISIS y los decapitó en público. Luego el parlamento obereño, antes con cinco miembros y ahora con nueve, me hicieron evocar a un jarrón chino que tengo en mi casa. Lo uso de adorno.

-La Federación de Colectividades. Los organizadores de la Fiesta Nacional del Inmigrante han sido sumamente amables con el ex alcalde. Hugo Sand le dio a su empresa ARQUEV la explotación de la feria comercial. Acción por la que hasta en la próxima fiesta Rindfleisch y su (ex) señora seguirán cobrando dinero. Julio Barchuk se portó tan bien con él que lo terminó nombrando director de turismo. Un tema en el que el señor Barchuk demostró estar tan preparado como Pablo Pérez para bancarse un partido entero sin que lo amonesten. Enrique Forni es una buena persona, honesta, pero tiene menos personalidad que un paramecio. Hubo una excepción: Erardo Schdmit. Fue el único que tocó los intereses del arquitecto. ¿Qué le pasó? De nuevo la prensa local se puso su ropaje de estado islámico y lo arrojaron de una azotea.

-Carlos Rovira. En cierto momento Rovira lo eclipsó como pudo. Cuando en 2007, paliza electoral mediante, Rindfleisch le demostró que no precisaba de la renovación para ganar las elecciones en Oberá sino que era al revés, Rovira debió hacerle caso a Maquiavelo cuando escribió: “si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él”. Ahora “Chirolita”, con la venia de “Chasman”, lo tiene en el gobierno.

-Las organizaciones intermedias. Siempre fueron sus “socios del silencio”. Pusilánimes, consideran que ninguno podría decirle a Rindfleisch cuán sucia tiene la cola sin exponerse a un tacto rectal propio.

-Los “chupamedias”. Es una forma de ser típica de los feudos. Los misioneros no son renovadores. Son oficialistas. Y Oberá queda en Misiones.

-Carlos Fernández. El actual alcalde, cuando fue concejal, pasó más desapercibido que el “ogro” Fabbiani en River. Ahora como intendente no se le puede reprochar nada. El no tiene la culpa de que veinte mil giles votaran oficialistas para hacer oposición.

-Cierta prensa provincial. Generalmente, Oberá no le importa mucho a Posadas. Generalmente, Rindfleisch no le importó mucho a los diarios y portales de allí (escrito desde una refrescante excepción).

       La geometría enseña que las paralelas no se tocan.

       Y Oberá enseña que los intereses de Rindfleisch, tampoco.