jueves, 13 de enero de 2011

KIRCHNERISMO A LA MISIONERA

Se sabe. O algunos saben. Hace casi tres décadas que la Argentina retomó el camino de la Democracia y en todo ese tiempo ningún gobierno se obsesionó con los medios de comunicación como el del matrimonio Kirchner. "Nacionalizaron" la actitud que frente al periodismo tuvieron en Santa Cruz. Cuando la convirtieron en "su" Santa Cruz. Cuando clasificaron la labor del periodista en dos. La misma clasificación que usaron para los dirigentes políticos. La misma que usaron para el ciudadano común: alcahuetes o enemigos.

Se sabe. O algunos saben. La historia nacional y mundial nos enseña que no fueron los Kirchner los que empezaron con ésto de la intolerancia. Y los hubo peores, claro. Mucho peores. Ejemplos sobran por acá y por allá.. Sin embargo, lo que cuesta encontrar es gente que en el ejercicio del Poder haya podido reunir tanto consenso para legitimar los abusos del Poder. Periodistas, autodenominados intelectuales, dirigentes políticos, sindicales, docentes, ciudadanos comunes. Gente con trayectoria en la defensa de la libertad de expresión y de los derechos humanos siente, piensa, expresa y defiende con todo la idea de que agredir, censurar, hechar, castigar, ningunear y hacer todo lo que el poder del Poder permita a aquellos que ejercen el derecho de no ser kirchneristas, ahora, está bien. Gente que tiró su trayectoria por el inodoro. Casi todos los días oímos el ruido del agua que se lleva ese historial de lucha al albañal.

Ser y portarse como un déspota es tan antiguo como cualquier sistema de gobierno. O tan antiguo como cuando no había ninguno. Y siempre estuvo mal. Hasta que en la Argentina del siglo 21, exactamente desde 2003 para acá, descubrimos que ser y portarse como un déspota, para muchos, a veces está bien. Darle millones de pesos a algunos tipos para que le chupen las medias a los funcionarios, escondan los negociados, mientan descaradamente y propaguen esa sanata de "gobierno nacional y popular" al tiempo que hay chicos que se mueren de hambre porque no saben lo que es tomar un vaso de leche o comer un pedazo de carne de vaca (Misiones es un lamentable ejemplo de ésto), es algo que antes molestaba. Ahora está bien.

El gobierno del llamado Frente Renovador no inauguró la era del despotismo en Misiones. Pero lo llevó a la práctica como ninguno. Y con un apoyo-por acción o por inacción-que no tuvo nadie. ¿Acaso hay muchos misioneros que ignoran que Carlos Rovira se cree un faraón y como tal se comporta? ¿Alguien conoce una entrevista hecha al ¿ex? gobernador por un periodista y no por cortesanos? ¿Es "Canal 12 " , el canal del Estado o es el canal del Gobierno? ¿Son muchos los que ignoran que el Fiscal de Estado es pariente del dueño de un multimedios ultraoficialista? ¿Molestó y molesta demasiado que Rovira beneficie con la obra pública a su suegro o que el actual mandatario Maurice Closs lo haga con su propia familia? ¿Justicia? Que le pregunten a la familia Bárbaro de Oberá cómo funciona en Misiones.

Pasa el tiempo y la pregunta es: ¿qué sanción social hay para los déspotas en la Argentina?

La Argentina de los Kirchner. Un país en el que los que gobiernan pueden hacer cualquier mamarracho en público o en privado mientras haya bonanza económica o éso hagan creer. Hacen lo que quieren porque no hay sanción social. Mucho menos Judicial. En el idioma español éso se llama impunidad.

¿ En Misiones cerraron durante enero un canal de televisión dejando a treinta familias en la calle utilizando a efectivos de la Gendarmería Nacional y por la decisión "a lo Ayrton Senna" de un Juez Federal? ¿Sólo porque contaba lo que pasa en vez de vender propaganda oficialista como si fuera información? No sorprende el hecho. Lo que sorprende es que haya sorprendidos.

Algún día, quizás, el grueso de los argentinos comprenda que la calidad institucional está absolutamente ligada a la calidad de vida.

Albert Einstein definía la locura como el "hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos". Parafraseándolo, podría decirse que en Democracia, la locura es votar siempre a los mismos y esperar que las cosas cambien.

Por éso habrá más de ésto en sus distintas variantes.
Como la de enero de 2011 en Posadas.
Kirchnerismo a la misionera.

domingo, 2 de enero de 2011

PROTESTAR CON EL VOTO

Es muy común y también muy positivo que cada comienzo de un nuevo año nos aliente a soñar, a tener esperanzas de que las cosas mejoren, a seguir creyendo, a tener fe, a repensar que actitudes deberíamos tener o cambiar a favor de que todo éso que queremos que suceda se haga realidad gracias a algo de nuestro esfuerzo también y no sólo por magia o por designio divino. Vale para lo personal y para lo social.

Cada uno conoce sus deseos en cuestiones personales. Acá vamos a hablar de nuestro deseo para éste año 2011 en lo social, nuestro sueño en común, como argentinos que adoramos haber nacido en éstas latitudes.

El deseo para éste año es que los argentinos aprendamos a protestar con el voto.

Será un año electoral. Profusamente electoral. Elegiremos presidente y vice, diputados y senadores nacionales, gobernadores, diputados provinciales, intendentes y concejales.

Se ha convertido en una lamentable costumbre el protestar de varias maneras, menos con el voto: con piquetes (copryght argentino), cacerolazos (otro copryght nuestro), cortes de ruta, quemando gomas, saqueos, huelgas, quites de colaboración, marchas, concentraciones, silbatinas, puteadas, quejas a través de los medios de comunicación, escraches, evadir impuestos, violar las reglas, etc., etc., etc.

De varias maneras. Menos con el voto.

Por ignorancia o por pereza mental, un buen número de argentinos no utiliza debidamente esa arma por excelencia que en democracia es el voto. Aprender a botar con "B" larga a los que nos defraudaron al votarlos con "v" corta.

Pero no. Salvo contadísimas excepciones, los argentinos tenemos una muy mala calidad de vida y sin embargo le seguimos dando nuestro apoyo electoral a los causantes de ello. Por acción-por las macanas que se mandaron-o por omisión-inútiles que no saben resolver problemas-. Personajes que han llegado al Poder con un proyecto personal son legitimados con el sufragio popular aún a sabiendas de que en sus gobiernos, a los que mejor les fue, es a ellos mismos.

Permanentemente se sostiene que la economía argentina creció a tasas siderales desde hace siete años. Un ocho o nueve por ciento anual. Significa mucho dinero. Significa que el Estado jamás dispuso de tanto volúmen de dinero para llevar a cabo un proyecto de país. Paradojalmente, los pobres siguen tan pobres como siempre o peor, aún hay chicos que se mueren de hambre (v-e-r-g-o-n-z-o-s-o), los precios siguen subiendo por la escalera mientras los salarios lo hacen por el ascensor, trabajo no se consigue, los impuestos siguen siendo asfixiantes, la inseguridad se desbordó, si uno se enferma un fin de semana la mejor opción es rezar y las nociones básicas del funcionamiemto de una República (División de Poderes, por ejemplo) son cosa de la teoría.

De todo el dinero que hubo, ¿a vos cuánto te tocó?

"No hay opciones", dicen algunos. Sólo un perezoso mental puede sostener una idea de dos pesos con veinte como ésa. Siempre hay opciones. Es cuestión de informarse y de informarse bien.

"¿Roban pero hacen?", dicen otros. Qué decadencia llegar a "razonar" así, ¿no?

"Hicieron cosas", sostienen por ahí. Del gran banquete, recibiste migajas. Los pueblos exigentes progresan en serio y en todos los órdenes. No los conformistas.

Exigentes vs conformistas. En las sociedades cuya calidad de vida es alta (en Salud, Seguridad, Educación, Justicia y nivel salarial) se protesta con el voto. Quién gobierna mal, por el voto no vuelve más. Quién gobierna bien, un período más y al museo, a dar conferencias (alternacia en el poder, cosa elemental en Democracia). Ser ciudadano es algo bien distinto de ser un mero habitante de los lugares. En la Argentina de hoy, el indiferente le gana al ciudadano por goleada. Terrible: en algunos lugares, peor se vive, más votos para el que gobierna. Terrible.

Decía bien Albert Einstein que "la locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos". Parafraseándolo, se podría afirmar que en democracia, la locura es votar siempre a los mismos y esperar que las cosas cambien. Quienes gobiernan saben de antemano que no es necesario gestionar bien para ser reelecto en su cargo. Triste. Patético. Pero es así.

El 2011 es un año electoral. Ojalá haya menos quejas por los medios de comunicación, haya menos cortes de ruta, menos huelgas, menos marchas y concentraciones, menos escraches y cacerolazos. Ojalá haya más aprendizaje para no seguir votando a los mismos de los que nos quejamos.

Ojalá aprendamos a protestar, de una buena vez, con el voto...