sábado, 27 de abril de 2019

     TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS 

     De un modo que provoca reflujo gastroesofágico muchos electores parecen haber olvidado que los renovadores Carlos Fernández, Daniel Behler y Carlos Antonio Lindstrom han sido, son y serán, por acción o por omisión, los garantes de la impunidad del también renovador Ewaldo Rindfleisch, el intendente que saqueó a Oberá. 

     Otros, aún no comprenden cómo funciona la ley de lemas. Ignoran que votando a cualquiera de ellos el exalcalde podrá seguir descansando en alguna playa de Brasil riéndose del pueblo que primero lo entronizó, luego le permitió lo que a nadie y que ahora elige a dirigentes que son indulgentes con él. Algunos se olvidaron de lo que pasó. Otros parecen no saberlo. Y no sé que es peor. 

     “Unus pro omnibus, omnes pro uno” es una frase en latín que significa “uno para todos, todos para uno”. Alejandro Dumas la eternizó en “Los tres mosqueteros”, la clásica novela de capa y espada de 1844 en la que el joven D’Artagnan aspira a ser un mosquetero como lo eran Athos, Porthos y Aramís. 

     -Carlos “Aramìs” Fernández es el actual alcalde y va por un período más. Siempre miró para otro lado mientras “DArtagnan” Rindfleisch hacía de las suyas. Primero como concejal entre 2007 y 2011. Y ahora como su sucesor desde 2015, cuándo se convirtió en cómplice por omisión y le hizo pagar a los contribuyentes los 62 millones de pesos que don “Tito” dejó de deuda. ¿Deuda de qué? Algunos funcionarios municipales dicen que para investigar eso está la justicia. ¿En serio? Tengo uno de Jaimito.

      -Daniel “Athos” Behler fue la mano derecha del exalcalde durante doce años y tres gestiones. Primero fue funcionario municipal y luego concejal. Y fue también su delfín en 2015 (derrotado por Fernández). Ahora se postula de nuevo a la intendencia por el «titismo» residual. La única respuesta que debería dar Behler no es sobre ninguna propuesta de gobierno, sino ¿dónde está la guita? 

     -Tony “Porthos” Lindstrom convirtió su nombre en el paradigma del periodismo sirviente del poder. Ahora vuelve a postularse a alcalde tras su frustrada experiencia de hace cuatro años. Cuando Rindflesich gobernaba, en vez de hacer su trabajo (investigar, hacerles reportajes incisivos a los funcionarios y denunciando lo que se estaba perpetrando), Lindstrom se convirtió en el capitán de un club de periodistas aduladores que lo blindaron. 

     Demasiado silencio hay con todo esto. Mucho dirigente, incluso opositor, anda haciéndose el otario sin mencionar nada aún ahora en plena campaña electoral (?). El saqueo de Oberá existió, fue obsceno, y para buscar justicia no se precisa ser opositor a la renovación. Alcanza con tener dignidad. 

     Uno para todos. Todos para uno. Rindfleisch para Fernández, Behler y Lindstrom. Fernández, Behler y Lindstrom, para Rindfleisch. Oberá se quedó sin luz, sin agua, sin cloacas, endeudada y atrasada, por Rindfleisch y por los suyos, antes de diciembre 2015 y antes de Macri. Guste o no, fue así. Y ninguna justicia le va a pedir explicaciones mientras Rovira y sus tartufos sigan manejando Oberá y Misiones. 

     “Sacad provecho de todo, y vivid felizmente y por mucho tiempo”, dice también Dumas en “Los tres mosqueteros”. 

     Es lo que seguirá haciendo Rindfleisch. Gracias a Fernández. O a Behler. O a Lindstrom. 

     Y a cada gil que los vote… 

martes, 23 de abril de 2019

NUESTRA AGONÍA DE GETSEMANÍ 
     Cuando Jesús terminó de celebrar la que sería su última cena, él y sus discípulos fueron al Monte de los Olivos y entraron al huerto de Getsemaní. No sabemos por qué eligió ir ahí, pero si sabemos que allí Dios fue más hombre que nunca. Tuvo miedo. Sabía que había llegado su hora. “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”, relata el Evangelio de Lucas 22:44. Algunos hombres de fe siempre han pretendido eludir hasta qué punto llegó la humanidad (la hombría) de Jesús. Como si también hubieran tenido de él la visión de Judas (esa que se narra en la ópera rock “Jesucristo Superstar”). Pero a mayor humanidad más mérito en el camino recorrido para conseguir eso que la religión cristiana nos enseña que fue el sentido de la crucifixión: la redención definitiva de los hombres. “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz.”, le pidió a Dios. El cáliz no fue apartado. 

     Hace demasiados años que los argentinos le estamos pidiendo a algún padre divino o terrenal, que aparte al cáliz. Y nadie lo aparta. 

     En lo económico vimos la misma película durante los últimos cuarenta años. Que no te engrupan cambiando los actores, variando la música o retocando el guión. Es la misma. 

     Recuerdo cuando murió Perón y la tristeza inmensa que había en mi casa. Era muy chico y no entendía bien pero cuando crecí entendí mejor. Con todo lo que se le puede criticar, el viejo general repartió la torta del modo más justo que conocimos. Nunca antes y nunca después se hizo algo parecido. Esa forma de vivir, con pleno empleo, baja pobreza, seguridad y buena educación, y una economía que resistió los  golpes de estado, los exilios y la guerrilla, llegó hasta el “Rodrigazo” en 1975. Desde entonces todo fue decadencia. La dictadura, además de sus crímenes de lesa humanidad y la aventura de Malvinas, cambió la ecuación económica y eso de que fuera un mejor negocio especular que producir  se mantuvo incólume hasta hoy. 

     Alfonsín en el gobierno refutó esa idea-que tanto se usa para justificar el aval a delincuentes-de que todos los políticos se enriquecen con la política. Pero su plan Austral culminó en un fracaso que derivó en hiperinflación. Y en Menem. Que, junto a Cavallo, vendieron la ilusión-que nos encantó creer-de que el peso valía lo que el dólar. ¿Resultado? Las joyas de la abuela vendidas, un 24% de desocupados y una corruptela estructural que desplazó a la coyuntural. La Alianza fue una calamidad y tocamos fondo en el 2001, con De la Rúa, de nuevo Cavallo y Patricia Bullrich descontando el 13% de los haberes de los jubilados. En Misiones eso lo hizo el gobernador Carlos Rovira (aunque muchos se hacen los otarios con ese dato). 

     Duhalde pesificó y, de la noche a la mañana, devaluó tanto que los salarios no pudieran subir ni al primer piso por la escalera, al tiempo que los precios llegaron al piso veinte en ascensor. Luego el mismo Duhalde nos encajó a los Bonny and Clyde de la política vernácula: Néstor y Cristina Kirchner. Perón repartió la torta. Néstor y Cristina se comieron la torta y repartieron las miguitas. Y hace tres años, para sacarnos de encima a Cristina, a Aníbal y a un elenco de impresentables pocas veces reunido, lo votamos a Macri. Que con un 32% de pobreza, un 54% de inflación anual, un 9% de desempleo y unos 100 mil millones de dólares de deuda más, nos exime de calificativos en lo económico. Lo mal que habrá administrado Macri para que muchos argentinos piensen que Cristina Kirchner puede volver a ser una “opción”. Y lo nefasta que habrá sido Cristina Kirchner que, aún con esos indicadores económicos y sociales, muchos argentinos piensen que es mejor seguir con Macri.  La vieja historia de “Guatemala o Guatepeor” en un país en el que casi todo huele a putrefacto. 

     En Misiones hace quince años que Rovira tiene a la mayoría agarrada de los cojones. Es el amo. Y el resto que aún no cooptó resiste como puede. ¿Patético? Si. ¿Triste? También. 

     En Oberá, el intendente actual les hizo pagar a los contribuyentes la monumental deuda pública que dejó el anterior, y encima protegiéndolo en vez de denunciarlo. Irracionalmente, está lleno de giles que creen que eso es algo para agradecer con el voto el 2 de junio.

      “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía·, dice el Rey David en el Salmo 42. 

     En el medio, resistiendo como se pueda, se nos va la vida. 

     Nuestro país puede seguir en manos de este gobierno que es un fiasco y que hasta aquí, solo supo de hacer ajustes y de contraer deuda. O puede volver a caer en manos de una secta de corruptos y mafiosos que buscan impunidad y venganza. Y los que pretender ser tercera opción, no pueden juntar ni diez dirigentes idóneos y presentables para una foto. 

     En Misiones el voto cautivo de quiénes manejan la “caja” tiene un piso muy alto como para albergar grandes esperanzas de cambio. 

     Y en Oberá ya se sabe que hace mucho que la verdad susurra mientras la mentira grita. 

     “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz.” 

      ???

sábado, 13 de abril de 2019

               ÉRAMOS TAN REBELDES...

     Deodoro Roca, el más destacado líder del movimiento juvenil que reformó nuestra universidad hace un siglo, de seguir entre nosotros podría preguntarse para qué demonios redactó el “Manifiesto Liminar”.

        En la noche del jueves pasado el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, inauguró un albergue que permitirá que unos setenta estudiantes puedan instalarse en Oberá y cursar, bien cerca de sus sedes, alguna de las múltiples ofertas académicas que brindan la Facultad de Arte y Diseño y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones (UNAM). Una obra sumamente importante que fue financiada con recursos de la universidad pública misionera y del estado provincial. 

     Ahora bien, además de las habituales pancartas de bienvenida, el gobernador, muy ligado desde su actividad política y docente al mundo universitario obereño, recibió una placa de “agradecimiento”. “Gracias Hugo” decían las pancartas que lo esperaban. “Gracias Hugo” decía la placa que le dieron. Junto a él aparecieron en las imágenes del evento Ivonne Aquino-ministra de educación provincial-Alicia Bohren-rectora de la UNAM-, Carlos Fernández-alcalde obereño que en junio va por su reelección-, distintas autoridades y los alumnos del centro de estudiantes. 

     ¿Gracias Hugo? ¿Por qué? ¿El dinero para construir el albergue lo puso él de su bolsillo? 

     No nos dejan otra que volver sobre el mismo tema. La ignorancia cívica que no permite disociar estado, de gobierno y de partido. No son lo mismo. Los dineros públicos no surgen de las cuentas corrientes de presidentes, gobernadores, diputados, senadores, alcaldes, concejales o rectores. En todo caso ha sido al revés: a veces los dineros públicos han ido a parar a las cuentas corrientes de algunos funcionarios. Ya bastante “agradecimiento” tienen Rovira y sus boys en cada comicio. Ya bastante le “agradecen” algo todos los días a través de los insoportables mass-media que venden propaganda como información. O en cada evento público, donde se llena de personas que se arrojan a los pies del gobernador para que no se ensucie los mocasines con el barro colorado. ¿Así que a los funcionarios públicos hay que agradecerles lo que hacen?

      Ya sabemos que la renovación en el gobierno, como en todo esquema feudal, mantiene una relación clientelar con sus dirigentes, militantes y votantes. Pero más triste es observar que también los jóvenes que se pueden pensar incontaminados por ese esquema perverso, también se sumen al club de los aplaudidores. Y siendo, además, jóvenes universitarios, un sector de innegable génesis rebelde en nuestra Argentina.

      El año pasado se cumplió un siglo de la reforma universitaria. Un movimiento que se inició con una rebelión estudiantil en Córdoba y que logró democratizar la universidad, dotarla de un carácter científico y que fue ejemplo en el resto de Latinoamérica. Escribió Deodoro Roca en el “Manifiesto Liminar”, el documento que fue el eje del movimiento: “La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando”. Y dice el manifiesto en sus primeras líneas: “Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más”. 

     Los pibes universitarios de 1918 asociaban la falta de libertad con la vergüenza. Los de 2019 creen que hay buenos amos. 

     ¿Qué paso con la rebeldía de la juventud universitaria  que celebra a quiénes debería oponerse? 

     Deodoro Roca, desde dónde leas esto. Lo aquí narrado es solo otro de los tantos actos de sumisión al poder que ocurren. Es mentira que no hay mal que dure cien años. Cuando los obsecuentes, peleles y alquilables dirigentes de esta generación ya no estén, parece que vendrán otros iguales. En Misiones los chupamedias tienen recambio. 

     No quería dejar de teclear sin antes agradecerle al señor gobernador por permitirnos escribir este texto sin censurarnos y dejar que se publique sin mandar a cerrar Misiones Cuatro. Gracias Hugo. 

     Ahora voy por un café y a recordar quiénes fuimos. 

     Porque éramos tan rebeldes… 

lunes, 8 de abril de 2019

           EL CURIOSO CASO DE
      CARLOS FERNÁNDEZ 
     En “El curioso caso de Benjamin Button” (la obra de Scott Fitzgerald, el mismo de “El gran Gatsby, que en cine protagonizó Brad Pitt hace más de una década), se cuenta una vida que recorre el camino inverso de la naturaleza. Esto es, Benjamin nace anciano y con el paso del tiempo se hace cada vez más joven. Algo similar ocurre con la vida política de Carlos Fernández. El actual alcalde renovador de Oberá entró a la política para hacer más de la vieja política. Pero buena parte del electorado obereño lo ve como alguien que la rejuvenece. Como si el presente camelo rovirista del “refresh” en el partido fuera cierto.

      Carlos Fernández es un estupendo médico pediatra y cirujano. Un tipo honesto y con una genuina sencillez que permite que te lo encuentres, siendo el intendente, comprando en la verdulería de la esquina de tu casa. Pero esas condiciones humanas no se trasladaron al avatar político. El doc es un sostenedor del status quo-lejos de cualquier rebeldía-y es otro de los que optó por la más fácil: llegó primero a la concejalía y luego a la intendencia a través de la renovación. El espacio que erigió su éxito político sobre el fracaso de la provincia. 

     Algunos dirigentes del PRO local, off the record, dicen que “a Fernández no hay con qué darle”. Es verdad que la dirigencia del PRO suele responder a esa forma de ser que ahora se denomina “pecho frío” y que deberían tomar ácido fólico y algún complejo de vitamina B 12. Pero en esto algo de razón tienen. 

     Igual que en su momento en el país con Daniel Scioli, o ahora en Misiones con Hugo Passalacqua, Fernández es ese tipo de persona que hace carrera sin definirse mucho y acumulando capital político haciendo silencio. Se sabe que en la renovación, por debajo de Rovira, la competencia es a ver quién se calla mejor. Tampoco se puede soslayar el dato de que Fernández es médico. En un lugar como Oberá, en donde los citadinos conviven con gente que aún mantiene cierta mentalidad pueblerina, la de médico es la profesión más prestigiosa. 

     Fernández fue concejal de Oberá en el período 2007-2011. Podríamos pararnos en cualquier esquina y preguntarle a la gente si recuerda algo de su paso por el concejo. Es más. Podríamos preguntarles si recuerdan que pasó por el concejo. 

     ¿Y su gestión como intendente? Empezó bastante mal, haciéndole pagar a los contribuyentes la casi esotérica deuda de 62 millones de pesos que dejó su antecesor, el también renovador Ewaldo Rindfleisch. Recuerdo haberle preguntado en radio cómo iba a hacer para investigar a Rindfleisch, cuya pésima gestión usó para hacer campaña, si tenía al mismo jefe político. Obviamente no supo qué responder y ahora sus propagandistas venden eso como un logro. Alguien que equilibró las cuentas. Que un funcionario use los dineros públicos como se le cante, que su sucesor no investigue nada, incluso lo blinde, y que el contribuyente deba hacerse cargo de reponer lo que le sacaron no es algo que suene a una medalla para colgarse, ¿no? 

     Merced al empleo de lámparas led, para ahorrar porque la renovación no invirtió en generación y distribución de energía, algunas calles y el centro de Oberá están hoy mucho mejor iluminadas. Incluso el centro de la ciudad, estéticamente, está bien cuidado. ¿Y los barrios? Ahí, como si fuera una continuidad de las tres gestiones de Rindfleisch, la de Fernández hizo poco y nada. Sin embargo, suele ser en los barrios donde la renovación tiene el voto cautivo más fuerte. Han sido eficaces en modelar una mentalidad conformista. Gente cuyo futuro es hoy y que eso de vivir una vida mejor, es algo que ni siquiera se lo pueden imaginar. 

     En estos días Fernández volvió a narrar el viejo cuento del Parque Industrial. Sanata a la que ya habría que ponerle naftalina y que, incluso, usó Daniel Behler hace cuatro años asegurando que había “20 o 25 empresas interesadas en instalarse”. Si andás por Oberá y encontrás un parque industrial con empresas instaladas no te olvidés de avisarnos. No hay que ser ninguna lumbrera para entender que sin luz ni agua y ni una mínima ventaja impositiva, instalar un parque industrial en Oberá tiene menos chances que Curazao en el actual mundial de futsal. Sin embargo, personas inteligentes se prestan a darle al proyecto una pátina de seriedad y verosimilitud de la que naturalmente carece. Aún sabiendo que el cuento termina el 3 de junio. 

     La gestión de Fernández lleva 1.213 días y no se le ha conocido un solo caso de corrupción. No es poco, viniendo de Rindfleisch. Pero sí es poco, por estar protegiendo a Rindfleisch. Veremos que caudal de votos recibe el 2 de junio y cuántos votantes pueden cooptar los impresentables de Daniel Behler y “Tony” Lindstrom para sumarle con sus sublemas. Enfrente tendrá a dos candidatos muy bien posicionados entre el electorado honesto y republicano. Los dos Robertos: Rocholl y Silverstone. 

     A diferencia de su bien ganado prestigio como médico, el Carlos Fernández político y funcionario tiene mejor imagen de la que merece.

      Al ver su gran potencial sin desarrollar, Napoleón dijo de China, “Dejen que China duerma, porque cuando despierte…

     ” En junio veremos si Oberá despierta de una buena vez. 
       O si sigue durmiendo…