domingo, 29 de noviembre de 2020

 

                    ALÉTHEIA

 


     En la noche del pasado martes un diario provincial reprodujo las siguientes afirmaciones de Mario Vialey, ministro de Ecología de Misiones: “Hoy el avión que estaba trabajando en la reserva Biósfera Yabotí tuvo un problema mecánico, que mañana ya va a estar solucionado, y así vamos a tener tres aviones hidrantes trabajando. Uno en Yabotí saliendo desde San Pedro, otra en la zona del Cuña Pirú, donde se descontroló, saliendo desde Oberá y la tercera quedará en Apóstoles para la zona sur”.

     ¿Eh?

     La provincia de Misiones tiene un Ministerio de Ecología, del que depende una Dirección de Bosques Nativos, de la que se desprende un área denominada “Plan de Manejo del Fuego”. Incluso hay una flamante Secretaría de Cambio Climático. Y posee una estupenda relación con un gobierno nacional “que apuesta al federalismo”. Impresiona la cantidad de recursos humanos de las que disponen el estado provincial, más el estado nacional, para-por ejemplo-combatir incendios forestales y sequías. El miércoles 25 iban a llegar a Misiones tres aviones hidrantes para ayudar a los magníficos bomberos y a los ciudadanos voluntarios que se dedicaban, con altruismo, a sofocar las llamas que recorrieron buena parte de la extensión de la provincia. Es que, por suerte, estamos en el siglo XXI, tiempos de tecnología y conectividad al palo.

     Pero no llegaron tres aviones hidrantes. Tampoco dos. Ni siquiera uno. Porque el que había tuvo problemas mecánicos (justo cuando se lo precisaba). Lo que llegó fue lo que siempre llega desde el periodo Cuaternario o Neozoico: la lluvia.

     El 10 de diciembre la renovación cumplirá diecisiete años en el poder. Y Carlos Rovira, veintiuno. Tiempo como para encarar alguna obrita que provea a los misioneros de agua potable cuando hay sequía o coordinar acciones eficaces para que apagar incendios no dependa exclusivamente del esfuerzo de los bomberos y sus siempre escasos recursos, tuvieron, ¿no?

     La ciudad de Oberá, por ejemplo, está arriba de una reserva mundial de agua dulce como el Acuífero Guaraní. Sin embargo, está a muy poco de tener que declarar, de nuevo como en las épocas de Rindfleisch, la “emergencia hídrica”.

     Hay que ser muy incapaz para lograr que el recurso que sobra, falte.

     Párrafo aparte para la caterva de subnormales que se la pasan haciendo fuego en épocas en que eso es extremadamente peligroso. Incluso hubo algunos que les tiraron piedras a los Bomberos Voluntarios de Oberá para que dejen de trabajar. ¿Okupas? ¿Envidiosos? ¿Ignorantes? ¿Piromaníacos?

     Entre la desidia de arriba y la maldad y la indolencia de abajo hay que decir que el pronóstico es reservado.

     La “alétheia” es un concepto proveniente de la Grecia Antigua que recuperó el alemán Martín Heidegger. Es la acción de correr el velo para que aparezca lo que estaba oculto. De ahí deriva la palabra “develar”.

     Pero no basta con que el fuego o la sequía corran los velos.

     Hay que querer ver.

jueves, 26 de noviembre de 2020

 

    EL ALFA Y LA OMEGA DEL FÚTBOL

 

     Diego Armando Maradona se fue a los sesenta años de edad. Porque a la parca no la puede gambetear nadie. Ni siquiera él.

     La primera vez que lo vi jugar fue en noviembre del 79, en Avellaneda. Mi tío Adolfo me llevó a ver un Racing 2 Argentinos Juniors 2  del Campeonato Nacional de ese año y el segundo gol de Argentinos lo metió él. Me gustó, pero me gustó más verlo un par de años después con la de Boca metiéndoles goles a Fillol y a River. El mundo de posguerra reconoce como los máximos futbolistas de cada momento a tres argentinos, a un brasileño y a un holandés: Alfredo Di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff, Diego Maradona y Lionel Messi. A los tres primeros no los vi jugar. Pero de los que sí puede ver, no hubo uno que hiciera con la pelota lo que hacía Maradona. Resulta que Alonso, Bochini, Zico, Rummenigge, Platini, Boniek, Gullit, Iniesta, Romário, Riquelme, Francescoli, Ronaldinho, Zidane, Cristiano Ronaldo y Messi fueron-son-unos fenómenos. Pero Maradona los sintetiza.

     Maradona representa tanto al viejo fútbol que arrancó en el siglo 19 como al moderno con VAR del siglo 21.

    Fuera de la cancha fue arquitecto de su propio destino. Sufrió la omnipotencia que sufren muchas figuras y no solo del deporte: no encontró a nadie que se atreviera a decirle “no”.

     “Yo sé que ahora vendrán caras extrañas…”, canta Gardel. La muerte de Maradona dará material para especulaciones, investigaciones, libros, análisis serios, y también suficiente combustible al puterío.

     Se va una parte sustantiva de la Argentina y de nuestras vidas. Vamos, que extrañamos al Diego que se va pero también al que nosotros alguna vez fuimos cuando él estaba.

     Recién agarré una pelota número cinco que tengo por ahí y la pateé. Mal, como siempre. Pero me llamó la atención que no picó. Pensé que, de vieja que es, estaría pinchada.

     No. Simplemente hoy está triste.



-Walter Anestiades

-Ilustración de Nicolás Eugenio Aguilar

domingo, 22 de noviembre de 2020

 

           APOGEO DE LA DECADENCIA

   

   


     ¿Dónde está el piso? Es una pregunta cuya respuesta va cambiando a medida descubrimos que se puede estar peor. Y en la Argentina eso se verifica  seguido.

     En este mes de noviembre ocho de cada diez jóvenes que aspiran a ingresar en la Policía de Misiones y siete de cada diez que pretenden hacerlo en el Servicio Penitenciario provincial desaprobaron el examen que se les tomó. Diseñado por el Instituto Universitario de Seguridad, el examen fue online y consistió en preguntas sobre Historia Social de la Argentina e Historia Regional de Misiones, nociones básicas del Derecho, reglas ortográficas, y se evaluó la forma en que chicos y chicas se expresaban de forma oral y escrita. Fueron unas treinta preguntas, algunas con múltiple choice para marcar la opción correcta y otras en las que había que argumentar la respuesta.

     A ver si se capta lo ocurrido: entre siete y ocho de cada diez jóvenes, todos con título secundario, no pudieron contestar correctamente un examen que fue tomado a libro abierto y con opciones como respuesta. No tuvieron que presentarse delante de un terceto de docentes para exponer. Lo hicieron en su casa, frente a la computadora, con la ventaja de tener los textos con las respuestas al lado. Con un material de estudio que, como expresa el propio instituto en su página web, “todos tuvieron a disposición en tiempo y forma”.  Y aún así no supieron buscar para contestar bien.

     Es alarmante detenerse a pensar que en ese universo de aspirantes habitan quiénes, con el tiempo, serán los encargados de tu seguridad. De hecho, el Instituto Universitario, les dará otra oportunidad para rendir. ¡Una más. Y no jodemos más!, grita la hinchada. 

      Los jóvenes que fueron “bochados” pasaron por el sistema educativo misionero en este siglo. Pregunta, ¿qué aprendieron?

      Por supuesto que esto se da en un contexto. En nuestro país al nivel de exigencia de la educación lo mandaron al sótano hace rato. Por ahí andan algunos queriendo instalar la idea de que el concepto de esfuerzo es un berretín de burgueses. ¿Van a hacer silencio o a dar alguna excusa berreta como hacen siempre? Porque la renovación y los kirchneristas, que se nutren de la misma decadencia y por eso hace años que se ponen de acuerdo en cinco minutos, tienen una caterva de alcahuetes bien impresentables que se dedican a tapar la verdad con bolsas de cemento. En la tele, en la radio, en las instituciones del estado, en los medios digitales, en las redes sociales. El poder grita. La verdad susurra.

      Es que tampoco hay mucha gente interesada en defender la educación denunciando públicamente  que sus carencias son las que son. Mal. Muy mal. Porque la Argentina abunda en ejemplos en los que se verifica que el desinterés es un aliado fenomenal para los que gobiernan.

      ¿El ministro de Educación Miguel Sedoff no tiene nada que decir sobre lo que acaba de pasar? ¿Habrá alguien que pueda y quiera explicar por qué tantos egresados de la escuela media no pasaron un examen en el que no era necesario ser la reencarnación de Albert Einstein para aprobar? ¿A los padres de estos muchachos les preocupará el asunto? Y a ellos mismos, que tienen entre 17 y 23 años, ¿les preocupará? ¿Se tomará el examen de vuelta, quizás bajen la exigencia para que crezca el porcentual de aprobados, harán propaganda con los nuevos datos y se terminó?

     Decía Ortega y Gasset que “no sabemos lo que nos pasa. Y eso es exactamente lo que nos pasa”.

     No Ortega. Por acá sabemos bien lo que nos pasa. El problema es que no importa.

     Se pasea contenta la decadencia.

     Disfrutando de su apogeo.

 


domingo, 15 de noviembre de 2020

        LA INDOLENCIA ESTÁ DE CUMPLE

 


     El próximo 10 de diciembre esa forma de gobernar que es el feudo renovador, apoyada por esa forma de vivir que es el indolente que los banca con su voto, cumplirá diecisiete años. Una fecha que encuentra a Misiones como siempre porque, a diferencia de lo que ocurre con la existencia de las personas, en las autocracias el tiempo sí se detiene.

     Mientras los indolentes escuchan la narración del nuevo cuento (la creación del área especial aduanera que logrará que “en la provincia los precios bajen un cincuenta por ciento”, según Rovira), el verano viene con la mochila recargada. Trae las penurias de siempre y más también.

     En la foto que ilustra este texto podes ver al arroyo Ramón. Con un caudal bien amarrete que es producto de la sequía, claro, pero también de la deforestación indiscriminada del monte nativo, que está siendo reemplazada por pinales que no son lo mismo. Y eso que Misiones tiene un Ministerio de Ecología, a cargo del exalcalde de Apóstoles Mario Vialey (¿otro funcionario que no funciona?, como diría alguien por ahí). El arroyo Ramón es uno de los proveedores de agua potable para Oberá y sus adyacencias.

     Hace seis años te contamos y te mostramos que en Oberá el agua que alimenta a las piletas del Parque Termal se desagotaban hacia el monte a través de una alcantarilla. Con el absurdo que deriva de tirar litros y litros de agua al tiempo que muchos obereños no tienen ni para pegarse una enjuagada que los refresque. Hoy por hoy el agua se arroja a un lago artificial dentro del predio. Pero en la práctica, como el agua no se potabiliza, se sigue desperdiciando. ¿Por qué? Nunca se invirtió en la infraestructura necesaria para que se pueda reutilizar.

     El verano traerá falta de agua, cortes de luz, cuarenta grados a la sombra, cada tanto tormentas que se llevan lo poco que muchos tienen, y una miseria económica que tiene que ver con el pasado pero también con el presente. Además de una pandemia que, a pesar de lo que unos cuántos quieren creer, no se fue. Y el dengue.

     Pero no es cierto que no se pueda hacer nada frente a estos problemas. “No culpes a la lluvia”, canta Luis Miguel. Se puede y se pudo. Pero Rovira y sus lacayos de la provincia y de los municipios hacen lo que quieren sin que nadie los controle. Así es un feudo. Avalados por la mayoría de un pueblo que tiene pereza mental y falta de voluntad para moverse y exigir la calidad de vida que deberían tener en vez de conformarse con la nada envidiable que tienen. Así son los indolentes.

     Además de los problemas tradicionales que no deberían haber llegado a ser tradicionales, vienen otros. Que con gobernantes recitando poesía mientras la sociedad vive su prosa, también podrían llegar para quedarse.

     “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”, postulaba Eduardo Galeano.

     Con una dirigencia opositora muy cómoda, calladita la boca y metida en el negocio de perder. Con una sociedad indolente que legitima la inacción de los funcionarios. Con gente que es espectadora de su propia vida, la indolencia se prepara para festejar otro cumpleaños.

     ¿Y cómo festejan los indolentes?

     No haciendo nada.

 


domingo, 8 de noviembre de 2020

 

          CUATRO BODAS Y UN FUNERAL

 

     El martes 15 de noviembre de 2020 cuatro de los cinco integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación fallaron en una causa en la que estaban en pugna los dos principios antagónicos que vienen disputándose el poder en la Argentina de la última década: el republicanismo y los intereses de Cristina Kirchner.

       El fallo de la corte manteniendo en sus cargos actuales, pero solo de modo provisorio, a los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, y luego sentenciando de modo similar para el caso del juez Germán Castelli, es un shock para cualquier ciudadano que comprende lo indispensable que resulta que el poder político tenga contrapesos. La Corte Suprema de Justicia de la Nación es la última instancia de defensa ante los abusos. Si allí tampoco  se le ponen límites al despotismo no hay más nada que hacer. Se acabó.

    El fallo, eclipsado por las elecciones en los Estados Unidos, la operación de Maradona y el retorno del fútbol nativo, no fue una decisión judicial más. Significó que ante una chance concreta de casarse con la ley para vivir una vida republicana, base de cualquier esperanza colectiva, cuatro integrantes de la Corte se casaron pero con la autocracia. Obligando al quinto a enterrar el control al actual poder político. ¿Te parece mucho? Entonces habrá que preguntar ¿cuántas veces hay que cagar a un pueblo para que se avive de qué lo están cagando?

     Como en aquella comedia inglesa de los años noventa, con Hugh Grant y Andie McDowell, los  jueces de la Corte se verán en cuatro bodas y en un funeral. Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkratz (el único que votó diferente) se encontrarán en cuatro bodas. La de la corrupción con la impunidad. La del poder autócrata con la Nación. La de los jueces con el desamparo. Y la de los fiscales con la tragedia de Nisman.

       Después, volverán a encontrase en un funeral: el del civismo.

     Para algunas personas, en muchas geografías, la cuestión del equilibrio de poderes es cada vez más difícil de asimilar. También en Misiones, donde hace años Carlos Rovira desmontó todo mecanismo institucional que lo pudiera controlar y eso, a tres de cada cuatro misioneros que votan, no les importa para nada.

     Esos jueces no fueron devueltos a sus cargos anteriores por el senado nacional por tecnicismos que no pueden ser ignorados. Ese es el guión que acompaña a la jugada política. El senado los sacó de sus cargos porque avanzaron en las denuncias de corrupción que involucran a la titular del cuerpo y a exfuncionarios de su gobierno. Y no es ninguna casualidad que entre los senadores que apoyaron eso estuviera Maurice Closs. Se trata del cofundador del espacio político que convirtió a Misiones en este feudo que es hoy.

     ¿Cómo explicarles los beneficios de la ciudadanía a vasallos redomados y a los clientes de las pequeñas patrias contratistas de los estados provinciales y comunales? Hay misioneros que salen a protestar por calles y avenidas contra los atropellos paridos desde los poderes nacionales. Muchos de ellos son dirigentes de diversa índole de espacios opositores a la renovación. Que tengan ese comportamiento ciudadano es estupendo. Pero, ¿no es increíble que sean los mismos que ante las injusticias provocadas desde “La Rosadita” o desde su municipalidad, no salen a chillar ni a la esquina de su casa?

      ¡Qué decadente! Un país, una provincia, un municipio, sometido a los caprichos y berrinches de una persona.

        “Hay que ser un héroe para enfrentarse a la moral de la época”, decía Michel Foucault.

      Si la Corte Suprema avala que la política esté por encima del derecho y transitamos un tiempo en el que se cree que eso está bien, entonces hay malas noticias para las personas que apuestan a que haya más y mejor democracia. Quedaste a la deriva, sin que nadie te defienda. Y para sobrevivir con dignidad ya no va a alcanzar con que seas un buen ciudadano.

      Vas a tener que ser un héroe.

 

 


    

    

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

 

        EN BUSCA DEL EFECTO PLACEBO

 


     “La esperanza es un buen desayuno. Pero una mala cena”, dijo el filósofo Francis Bacon y sintetizó, sin saberlo y cuatro siglos antes, el tipo de política que durante casi dos décadas viene practicando este partido provincial que es la renovación. Carlos Rovira y sus lacayos acostumbraron a despertar a los misioneros con un suculento “desayuno” (servido por el periodismo que bancan con la pauta). Pero los mandan a dormir casi “sin comer”.

     Un placebo puede ser no solo una pastilla o una terapia. También puede serlo la esperanza. El efecto placebo, generado por la sugestión de la propaganda oficial, que apabulla noche y día, puede inducir a que la sociedad misionera se sienta mejor, solo porque crean que ciertas medidas tomadas, aunque inertes,  los hacen estar mejor. Si los muchachos misioneristas reemplazaran su proyecto de poder por un proyecto de provincia, la vida de todos sería mejor sin necesidad de placebos. Pero eso no va a suceder.

     Hace un par de semanas que el aparato de propaganda le viene contando a la gente que un día el diputado provincial Carlos Rovira y el gobernador Oscar Herrera Ahuad  se juntaron a tomar unos mates, quizás cebados por el diputado provincial Hugo Passalacqua. Y que, en determinado momento, de la elevada estatura intelectual de los presentes surgió la idea: “tenemos que hacer una zona aduanera especial para Misiones”. “Aleluya”, gritaron todos. Ahora sí, después de diecisiete años de gobierno, la renovación por fin había encontrado la idea superadora que llevará a la justa distribución de la riqueza e, incluso, a “generar los dólares que necesita el país”. Impresionante.

      Después el presidente Alberto Fernández vino a Misiones y dio el inmediato “ok” para que el proyecto se ponga en marcha. Junto al ministro Ginés (el exitoso sanitarista que contribuyó a que seamos de los países que están bien arriba en las estadísticas de los más afectados por la pandemia), se embarcó para la Capital Federal y le pasó la pelota a Sergio Massa, el titular de la Cámara Baja. Así, en el tratamiento del Presupuesto 2021 se aprobó un artículo para la creación del régimen aduanero especial de frontera. Que ahora tratará el senado. Donde manda Cristina.

     De inmediato la mayoría de los mass-media se movieron a pura hipérbole. Palabras como “histórico” encabezaron los títulos para “informar” sobre el Polo Aduanero.

     Incluso hubo algún medio que expuso como figuras antagónicas a dos legisladores nacionales. Por un lado el radical Luis Pastori, a quién describieron como si fuera un “antimisionero” por que osó analizar críticamente el proyecto de la aduana libre. Debe ser que después de tres lustros de cubrir las sesiones del parlamento provincial, en dónde la actividad se limita a poner el culo en la banca una vez a la semana de mayo a octubre y a levantar la mano cuando el amo lo ordena, muchos  pensarán que la labor legislativa se trata de eso. Hay que explicarles que no. Por el otro lado presentaron al experonista Diego Sartori, devenido en la reencarnación de Andres Guacurarí, como el prototipo de diputado que necesita Misiones porque apoyó el proyecto con puntos y comas. De nuevo con eso de que si no se abraza cada pretensión del gobierno renovador se está “en contra de Misiones”.  Los renovadores son misioneros y el resto son anti,  dicen algunos. Esa canallada la aprendieron bien de los K, que insisten con que ellos son argentinos y el resto canadienses, belgas y vietnamitas.

     Mientras los misioneros se desayunan con la esperanza de la aduana libre que permitirá “la radicación de empresas que darán empleo a mucha gente”,  la realidad (enemiga del placebo) es que para cubrir la canasta básica alimentaria cada familia tipo de la provincia necesita ganar unos cincuenta mil pesos mensuales. ¿Cuántas familias ganan eso por acá? De la obvia respuesta deriva que muchos se acuesten con una mala cena y que, en este caso, no sea una metáfora literaria.

     Puede que el año que viene kirchneristas y renovadores vuelvan a unirse (es que se parecen tanto) y lo de la aduana sea el placebo que induzca el optimismo general para que los electores sigan metiendo  la boleta oficialista en la urna.

     También podría suceder, aunque es más improbable, que la masa crítica existente empiece a tomar una pastilla de ácido fólico todos los días para tener más sangre, y entonces empiece a salir de la comodidad de las redes sociales para militar la resistencia al feudo con la voz, la cara y el cuerpo.

     Ojalá este asunto del Polo Aduanero contribuya a combatir los alarmantes índices de pobreza y desocupación que Misiones también tiene. Pero, ¿qué tal si se espera a que sea la implementación y no la teoría la que nos haga aplaudir ciertas ideas?

      Por ahora los muchachos del poder buscan que la esperanza  mejore ese humor social que no puede ser mejorado por los miserables sueldos que se pagan en la economía misionera.

     “Quiero saber si todo se olvida, para volver a empezar”, canta Julio Iglesias en su versión de “Begin the beguine”, de Cole Porter.

     Quiero saber si la sociedad olvidará todos los cuentos contados.

     Para volver a empezar…