domingo, 31 de mayo de 2020

                                 VOTAR PARA OLVIDAR 



     En la mitología griega tomar agua del río Lete provocaba un olvido total. Incluso algunos griegos de entonces creían que a toda alma se la hacía beber de ese río para que, al reencarnar, olvidara sus vidas pasadas.

     En estos días se cumple un año de la reelección del médico Carlos Fernández como alcalde de la ciudad de Oberá. El líder elegido por su pueblo para que los lleve en caravana a las aguas del río Lete. Para beber. Y entonces no tener que hacer nada más que olvidar.

     El grueso de la sociedad obereña no quiere tomar conciencia. Quiere olvidar. Creen que conviene hacerlo cuándo recordar puede poner en riesgo la comodidad de observar como quién ha sido testigo de sucesos graves que afectaron vidas. Pero no fueron testigos. En Oberá hay mucho olvido conveniente.

     Los doce años de Rindfleisch en la intendencia. La deuda que dejó. Lo que hizo en la cooperativa CELO. Las ventajas obtenidas de la Fiesta Nacional del Inmigrante. Las promesas vacías. Los bolsillos llenos.

     Hay que olvidar el crimen de “Marilyn” Bárbaro. Que Golemba desapareció. Al doctor Vogt, abandonado hasta la muerte. Que hay un Parque de las Naciones porque existió un ingeniero llamado Alfaro. Que a una nena de nombre Rocío la violaron y la mataron  muy cerquita de una seccional de Policía. Que a Dalmau le ladraron los mismos perros a los que Rindfleisch calló con un hueso. Y hay que olvidar que la ciudad está llena de periodistas que nunca hicieron periodismo. Hay tanto que quizás haya sido necesario tomar no uno sino dos vasos de aguas leteas.

     Carlos Fernández, su influyente señora, su hijo secretario de estado y sus amigos funcionarios (muchachos con mucho Facebook y poca calle), son el gobierno municipal al que una mayoría eligió para hacer como que nunca pasó nada.

     “Vamos para adelante”, es el slogan triunfal de Fernández. Que es más que un slogan. Todos pagaron la deuda heredada y nadie hizo preguntas. Ya hemos escrito que en Oberá, antes que la urgencia de respuestas, urgen las preguntas.

     Los renovadores quieren olvidar que Rindfleisch es de ellos. Los kirchneristas también. Justo cuando la exdiputada Alba Nilsson y la aún diputada Silvia Araceli Rojas hicieron preguntas sobre esos años en el parlamento provincial, los radicales y los del PRO olvidaron su sed de transparencia. Todos tienen bien presentes a Macri y a Cristina. A Rindfleisch lo olvidaron como a uno de esos compañeros de la primaria de quién nunca fuimos ni amigos ni enemigos.

     Oficialistas y opositores. Dirigentes sociales. Periodistas. Jueces y fiscales. Militantes del ayer, del hoy y del mañana. Todos marcharon al río Lete. Tomaron y nadaron en sus aguas.

     “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”, escribió Neruda. Algunos beben para olvidar. Otros aman de nuevo. Cada quién sabe si puede matar los recuerdos.

    En Oberá saben qué hacer para matar los suyos.

    Votan…


Walter Anestiades 

martes, 26 de mayo de 2020

                                    PSICOPATEADAS

     La palabra “psicopatear” es un argentinismo creado a favor de la difusión de ciertos saberes de la psicología, incorporados al lenguaje popular. La acción consiste en manipular al otro y hacerle sentir culpas que no tiene, y eso también podría ser un argentinismo. De hecho, los gobiernos argentinos acostumbran a manipular. ¿Qué gobiernos? Por ejemplo, éste.

     Bastante lidiamos con la paupérrima calidad de vida que tenemos desde hace años para también tener que soportar que nos digan desde el poder que nos dividimos en dos. De un lado, los que apoyan todo lo que dice y hace el gobierno y por eso están a favor de la vida. Y del otro lado, los que se atreven a expresar sus problemas laborales en medio de la pandemia y por eso están a favor de la muerte. Hay que ser todo un canalla para postular semejante barbaridad. Para andar patoteando a la buena gente. Con la mala política.

     El poder se ejerce más que se posee”, sintetizó Michel Foucault. Por cierto, a diferencia de otros funcionarios que nunca terminaron de asumir su cargo, políticos como Cristina Kirchner o Carlos Rovira conocen del ejercicio efectivo del poder. Son más enérgicos que los cargos que ocupan. Por eso una puso al presidente y el otro se la pasa cambiando gobernadores.

     La decisión del gobierno nacional de decretar una cuarentena obligatoria a partir del pasado 20 de marzo fue oportuna y por eso irreprochable. Incluso se agiganta frente a la irresponsabilidad de líderes como Donald Trump, Jair Bolsonaro, López Obrador o Boris Johnson, quiénes soslayaron el asunto y sus países ahora pagan con miles de muertos. Y esa cuarentena fue correctamente acompañada por gobiernos provinciales como el de Misiones o comunales como el de Oberá.

     Pero…

     “Qué me importa lo que dure la cuarentena: Va a durar lo que tenga que durar para que los argentinos estén sanos y no se mueran”, dijo anoche el presidente Alberto Fernández

     Pero eso no admite, de ningún modo, que el republicano reconocimiento mute al dócil agradecimiento. Crecer significa aprender a cuidarnos solos y a asumir responsabilidades. A diferencia de los niños, los adultos no precisamos un papá que nos cuide y nos dirija la vida. Tampoco es admisible que nos metan miedo. Y menos que se subestimen las angustias económicas de la clase media porque son de la clase media que no los vota.

     Los optimistas del ingreso fijo, ergo los que en determinada fecha del mes tienen su platita depositada por el estado lista para retirar del cajero automático, van a tener que dejar la insensibilidad de lado y comprender que hay miles de argentinos que viven de lo que ellos mismos generan y hace mucho que no están generando nada. La publicidad de la ayuda del estado le viene ganando la carrera a la llegada de la ayuda del estado. De modo tal que se precisa, urgente, que alguno de estos genios de la cosa pública nos enseñe cómo hace una persona para pagar un alquiler, pagar sueldos en blanco, pagar a sus proveedores, pagar los impuestos, el agua y la luz  que siguen llegando, y comer él y su familia. Todo, sin poder trabajar.

      Y, vale recordarlo, trabajar es una de las formas más dignas de defender la vida.

     Se sabe que un boludo, cuando entra en pánico, es más boludo todavía. No deberían aprovecharse de eso. Un estadista no hace eso. La buena gente no hace eso. Ya bastante nocivo es el modo en que cierta gente trata a los enfermos de coronavirus que son detectados, y el cómo se discrimina a los médicos, a los enfermeros, a los camioneros y a tantas personas que tienen que salir para que los demás se puedan quedar, para que el gobierno ande estimulando ataques de pánico colectivos.

     La diagonal entre el cuidado de la salud y el cuidado de la actividad económica es difícil de trazar. Pero la van a tener que trazar.

     A quedarse en casa. A usar barbijo. A cumplir con los protocolos de bioseguridad e higiene. Y también a seguir siendo ciudadanos críticos. A exigir justicia para todos, incluso para la vicepresidente. A estar atentos a la sucesión de decisiones tomadas que buscan impunidades intolerables. A repudiar la extorsión de amenazar a las empresas con tomar parte de ellas a cambio de ayuda. Y a trabajar para ganar dinero, respetando los debidos protocolos de salud, sin tener que bancarse que no lo permitan funcionarios que hablan desde la comodidad de su sueldo garantizado.

     El historiador romano Tito Livio advertía que “el miedo siempre hace ver las cosas peor de lo que son”. Ahora, frente a semejante peligro, no necesitamos más miedo del que ya se tiene sino de toda nuestra lucidez. Hay quién pretende que la libertad individual es poca cosa cuando se vive una pandemia. Casualmente, son los mismos que siempre pretenden que la libertad individual es poca cosa.

     El COVID-19 tiene un alto poder de contagio. Hasta ahora alcanzó a más de cinco millones de personas en el planeta, incluyendo once mil argentinos. Se llevó la vida de miles y miles de seres humanos en el mundo, contando casi quinientos argentinos. No hay dudas. El coronavirus es muy peligroso.

     Y que el gobierno nos psicopatee, también.

lunes, 18 de mayo de 2020

        LA PARCA NO LA PUEDE 
            TENER TAN FÁCIL 

    Angus Young, fundador y guitarrista de la mítica banda de heavy metal “ACDC”, dijo cierta vez: “Manejo como toco la guitarra. Por eso no tengo auto”.
Seguramente en Oberá no hay quién toque la viola como él. Pero hay muchos que manejan como él cree que lo haría.

¿Qué se conduce mal en toda la Argentina? ¿En cualquier lugar de Misiones? Pues nada de eso exime de responsabilidades a las autoridades y a los automovilistas y motociclistas de Oberá. Y naturalizar esto, mandarlo a que forme parte de los tantos asuntos que permanecen desinflados por la exasperante abulia de la sociedad, lo que a su vez genera la desidia de los funcionarios que se ven libres de exigencias, es inaceptable. Absolutamente inaceptable.

Cualquiera que se pare en una esquina de Oberá, especialmente las céntricas, puede observar que se anda a velocidades que no corresponden, que no se respetan los semáforos, que casi nadie pone el guiño al doblar, que los peatones cruzan por donde se les da la gana, que no se respeta la prioridad de paso en las esquinas, que hay exceso de detenimientos en doble fila con baliza puesta, y que los motociclistas desafían a las leyes de la física, con resultados lamentables. Y si se va a la autovía de acceso a la ciudad, cuesta mucho distinguirla de un domingo cualquiera en el autódromo, cuando hay fecha del Sùper TC 2000 o del Turismo Nacional. Para completarla, el estado de muchas calles en los barrios, y el mal estado de las veredas céntricas, confirman que los funcionarios a la ciudad la caminan poco.
En el momento más agudo de la cuarentena durante la pandemia de coronavirus, había dos o tres autos y un par de motos en toda Oberá. Y despistaron o chocaron igual.

Hace apenas horas un vehículo, tras chocar a otro auto, terminó subiéndose a la céntrica Plaza San Martín y embistió a una chica que estaba haciendo la fila para entrar al Correo Argentino. Y otro auto que estaba estacionado, sin conductor, empezó a marchar y se subió a la vereda de la avenida Libertad para estamparse contra el vidrio de una boutique. ¿Entendés de qué hablamos? Vehículos que te pueden atropellar no ya al cruzar la calle sino en una plaza, en una vereda, o que arrancan sin conductor, como si se estuviera en un capítulo de “El auto fantástico”, o en alguna de la zaga de “Rápidos y furiosos”.

Son apenas un par de casos de los tantos que hay desde hace demasiado tiempo. Y no hay atisbos de que importe lo suficiente. Manejar mal no puede ser lo normal.
Algunos confiesan en privado que conducir como lo hacen les genera adrenalina. ¿Quieren emociones fuertes? ¿Por qué no se van a dar una vuelta por Laferrere, Morón, o algún otro lugar del conurbano bonaerense solitos y de madrugada?

Las autoridades solo se preocupan por “denguear” la situación. Como un Alarcón del área se limitan a parlar de cambios estadísticos optimistas que, más que en la realidad, suceden en sus cabezas. El año pasado el titular de Inspección General de la comuna, Guillermo Correa, declaró en un medio que “Estamos orgullosos de cómo se maneja en Oberá”. Si se organiza un concurso municipal  buscando la “bolufrase” de la década, la cita de Correa sería competitiva.
La suma de una sociedad mayoritariamente irresponsable e hija del rigor, más el desinterés de una mayoritaria dirigencia que se adapta a la indolencia porque es igual o peor, genera cabezas reventadas en los pavimentos, piernas con fracturas expuestas, costillas rotas, animales aplastados, reparaciones mecánicas costosas, gastos evitables en un sistema de salud colapsado, y seres humanos muertos.

El alcalde de Oberá, Carlos Fernández, es médico de profesión. Debería mostrar una sensibilidad frente al tema que, de tenerla, no se le nota. Los funcionarios municipales y provinciales te van a contar sobre los controles que hacen y las tareas de concientización y de prevención que llevan a cabo. ¿Sabés qué? No alcanzan. Y con mandar a los inspectores a recaudar cobrando multas, que a eso los mandan, tampoco alcanza.
Habrá que seguir machacando porque no puede ser que morir en Oberá sea tan fácilLa Parca no precisa ayuda. Sabe hacer su trabajo.

H.G.Wells, aquél de “La guerra de los mundos” y de “La máquina del tiempo”, definía el ser adulto como el “saber asumir una responsabilidad”.   

En Oberá hay mucho irresponsable.
Que se cree que maneja. 

viernes, 15 de mayo de 2020

                                       ÀCIDO FÓLICO

   
     El ácido fólico es una vitamina necesaria para la formación de hemoglobina y, por ende, de los glóbulos rojos. Perteneciente al complejo de vitaminas B, es efectiva en el tratamiento de ciertas anemias como la megaloblástica (cuándo hay carencia de vitamina B 12). Se sabe. La falta de vitaminas hace que uno esté débil.

     Como la oposición política en Misiones.

     Bastante tenemos con asistir al lamentable fenómeno de que buena parte de la sociedad consume las noticias no para tomar conciencia-y en consecuencia hacer algo con esa nueva conciencia-sino para entretenerse. De lo que deriva que sucedan cosas graves pero que no haya una reacción acorde a esa gravedad, a favor de que la capacidad de asombro fue reemplazada por el acostumbramiento y la indolencia. Para que, encima, no haya una dirigencia que canalice el malhumor de la porción social que aún se asombra y que aún se indigna frente a palabras y hechos que lo ameritan.

     Esa suerte de biblia del pensamiento liberal que es Guy Sorman, dijo alguna vez que "muchos opositores no hacen una oposición". Por cierto, en la provincia existen personas disconformes con este statu quo renovador. Pero lo que no hay son líderes con la personalidad y la capacidad de comunicar como para representar esa disconformidad. Hubo un padre Piña. Y no hubo más.

     La astucia de Carlos Rovira-y la “caja” que siempre manejó- ha ido logrando, con el paso de los años, que muchos pasaran de la indignación a la admiración (por decirlo elegantemente).

     El peronismo provincial, al que el kirchnerismo nacional sacó de la cancha y mandó a la tribuna, ha venido siendo la golfa de los renovadores. Ahora hay un intento kirchnerista por posicionarse como opción. Pero si lo que nos molesta de Rovira es su despotismo, pues pretender que sean los kirchneristas los que devolverán a Misiones a la vida republicana, suena a cargada. Y el peronismo no kirchnerista tiene que lidiar con la propaganda sucia, que es permanente. Pero además con los propios “compañeros” que, despreocupados de  averiguar de qué se trata la doctrina justicialista y si eso tiene algo que ver con lo actuado por los gobiernos que defienden, viven en estado de venta, alquiler o permuta. Acomodo mata doctrina.

     El radicalismo empeora. En diciembre pasado claudicó dándole a Rovira el chupetín de ser reelecto al frente del parlamento provincial por unanimidad. En Oberá, en marzo, hubo comicios internos. Resultó ganador Roberto “Nene” Vega. Una persona que ya había estado al frente del comité comunal en tiempos de Rindfleisch. En aquellos días (¡y qué días!) la forma en que dirigió el partido pareció un homenaje al poema en el que Gustavo Adolfo Bécquer describe como se adora a Dios: mudo, absorto y de rodillas. 

     El PRO, que viene de fracasar en el gobierno nacional, se mantuvo calladito cuando Macri y Rovira se llevaban fenómeno. Ahora nada cambió. Hace días, el par de concejales del partido en Oberá apoyó con su voto la lamentable iniciativa del alcalde Fernández de multar a los comerciantes que sean descubiertos vendiendo cien gramos de mortadela o un alfajor “Jorgito” después del horario permitido. Suficiente oficialismo hay ya en Oberá, donde Fernández juega solo, para que la única oposición institucional  haga seguidismo.

     Los liberales misioneros son poquitos y no tienen tiempo de meter la nariz en las miserias que ocurren en sus pagos. Están muy ocupados subiendo a las redes sociales las declaraciones de Javier Milei en “Podemos Hablar” o las de José Luis Espert en algún almuerzo con Mirtha Legrand.

     Para la izquierda no hay grandes esperanzas. Misiones es una provincia políticamente daltónica.

     Envalentonados por la desaparición de Stella Maris Leverberg, muchos docentes se habían sumando a una sustantiva lucha que la expansión del coronavirus frenó. Veremos cómo siguen cuando todo siga. Del PAyS, bueno, si de eso vas a esperar oposición a Rovira es porque realmente vivís en un termo y sellaron la tapa. Y a los periodistas de verdad, los que informan lo que el gobierno no quiere que se sepa, se les podría tomar lista cada mañana. Acción que demandaría unos cuatro o cinco minutos.

     Hay ciudadanos, en todos los espacios y también apartidarios, que denuncia lo que hay que denunciar y que mantiene una coherencia que superó los avatares que debieron vivir. Ya les hemos puesto nombres propios en cuánto medio pudimos. Pero no alcanza. Están demasiado solos. Y los vasallos son más.

     Con este panorama político, los ciudadanos misioneros que quieren otra cosa no tienen ni el número suficiente para cambiar nada ni tampoco representantes suficientes que lo intenten. Hay mucha comodidad en la dirigencia. Falta quién pueda guiar a la gente en sus broncas, en sus pedidos y en sus necesidades.

     Una oposición débil. Sin ideas que compensen en parte la desigual competencia contra la "caja". Con una timidez que estudia para recibirse de cobardía y saca buenas notas. Con muchos militantes de redes sociales, donde las críticas no afectan al poder. Sin una estrategia comunicacional justo en el país del “bla, bla, bla”.  

      La oposición misionera debería empezar a tomar comprimidos de ácido fólico. De un gramo, de cinco o de diez. Con jugo de naranja para una mejor asimilación.

     Mark Twain decía que “los dos días más importantes de tu vida son el día en que naciste y el día en que descubrís para qué”.

     Todos los que en Misiones no son parte del gobierno, saben cuándo nacieron.

     Deberían averiguar para qué.




domingo, 3 de mayo de 2020

                     EL PRESIDENTE TIENE 
         LA PENÚLTIMA PALABRA 

     Cualquiera que viva en la Argentina sabe que en nuestro país el poder judicial se mueve o se queda quietito según el clima político de cada época. La influencia política a veces es más directa y a veces es menos directa. Y siempre hay quién se “apreta” solo a favor de quedar bien con quién la época mande. Si se vive en Misiones y se tiene información fidedigna, eso exime de mayores explicaciones. Y si se vive en Oberá, casos como el impune crimen de “Marilyn” Bárbaro eximen hasta de una mínima explicaciónEn la Argentina la división de poderes ha sido, desde siempre, más una aspiración que una realidad.

     Tampoco se puede ignorar que nuestro sistema carcelario está lejísimo de cumplir con el mandato constitucional. Años de hacer todas las cosas mal, dejaron problemas latentes. Presos que pasan demasiado tiempo sin condena. Presos que pasan poco tiempo aún con condena. Hacinamiento. Mafias. Complicidad o amateurismo en las fuerzas del orden. Impunidad. Y un etcétera de circunstancias que hacen de la mentada rehabilitación una entelequia.


Con problemas que permanecen latentes basta una coyuntura, por ejemplo, la de esta pandemia, para tener que volver sobre asuntos que estaban olvidados, pero no resueltos.

Aprovechando que la expansión del coronavirus es nuestra preocupación número uno algunos siguen haciendo de las suyas porque gustan de sacar partido de los peores momentos. Así que mejor le ponemos nombres propios a algunos de esos momentos:

     -el 6 de abril el Tribunal Oral Federal 4 le otorgó la prisión domiciliaria a Amado Boudou, para que no se contagie de coronavirus. Apenas diez días antes el mismo tribunal había rechazado el pedido de excarcelación que hizo la defensa del ex vicepresidente. El Servicio Penitenciario Federal no lo había incluido entre los presos considerados de riesgo de contagio. ¿Qué cambió en tan poco tiempo para que la misma gente tome la decisión opuesta? Como sea, la liberación de Boudou alentó un par de motines en cárceles de la Capital Federal y del conurbano bonaerense. Las imágenes de esos motines y la data que saltó al examinar la cuestión levantó la temperatura de la poblaciónY no fue por el coronavirus.

-El 19 de abril el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, pidió la prisión domiciliaria de Ricardo Jaime, el ex secretario de Transporte condenado por robar pruebas en un allanamiento, por cobrarle coimas a las empresas que debía controlar y por la llamada “Tragedia de Once” que se llevó la vida de 52 personas.

-El 25 de abril Roberto Cipriano García aseguró que “Vamos a trabajar por la liberación de la mayor cantidad de presos”. García es el actual secretario de la Comisión Provincial por la Memoria, un organismo público de la provincia de Buenos Aires.

-Hace una semanita el propio presidente Alberto Fernández avaló públicamente la liberación de presos. Luego, cuando las cacerolas volvieron a sonar, negó que pretenda una liberación masiva. Ya sabemos que defender algo y luego defender lo contrario es una buena síntesis de la carrera política de nuestro Presidente.
Según fuentes oficiales, sumados el Sistema Penitenciario Federal y el Bonaerense, se les otorgó prisión domiciliaria a 1.120 presosPersonas que incumplen la ley, ¿cumplirán con la cuarentena?
Pero no hay que irse muy lejos. Pese a que la Cámara Federal de Casación emitió una acordada en la que recomendó a los tribunales que adopten medidas alternativas a la cárcel para quienes estén presos por delitos no violentos, cuando abril se iba los jueces del Tribunal Penal de Eldorado le dieron prisión domiciliaria al empresario Dalmasso, condenado por violar a dos de sus hijos adoptivos.

A ver, repasemos un poquito un par de pretendidos argumentos que utilizan esos que adhieren a la alarmante costumbre de defender cualquier cosa que haga el gobierno que les paga (algunos bobos hasta ponen cartelitos en Facebook hablando de la división de poderes. Son patéticos):

-Dicen que libera la justicia, no el gobierno. El Secretario de Derechos Humanos de la Nación o el titular de la Comisión Provincial de la Memoria Bonaerense, ¿qué son? ¿A quién responden? El aval del Presidente y los pedidos de funcionarios públicos, ¿son un conjunto de palabras inocuas? ¿En serio? ¿Y si contamos uno de Jaimito?

-Otros pretenden que las excarcelaciones son para delincuentes menores. A ver, para seguir en Misiones, ¿Qué clase de delito es violar a una persona, una persona menor de edad, y que es el propio hijo del violador? ¿Eso es un delito menor?

Nuestro progresismo “trucho” pretende que la preocupación por la seguridad es un berretín de burgueses. Y que, en el intrínsecamente corrupto sistema capitalista, todo preso es víctima de la sociedad. “Todo preso es político”, canta el “Indio” Solari.
Semejante cuestión debe ser tomada en serio. Demasiado esfuerzo hace la sociedad que está encerrada en su casa, que no puede trabajar y generar ingresos para pagar las cuentas que le siguen llegando, como para sumarle la preocupación por la salida irresponsable de ladrones, asesinos, violadores, pedófilos, femicidas y toda clase de psicópatas.

Una política sanitaria que cuide bien de la salud, a la que todo preso también tiene derecho, es algo muy distinto de avalar liberaciones al voleo para que algunos se mantengan contentos.

“Soy un buen error. Cométeme”, escribió la poeta Alejandra Pizarnik.

Lo que se está haciendo es un tremendo error. No sigan. Señor Presidente, deje de echarle la culpa a los medios que ese método ya tiene mucha naftalina. Mejor, hable con ella.

Porque en estas tierras de concentración de poder, y de falta de controles republicanos, será Alberto Fernández quién decida.
Él tiene la penúltima palabra.