miércoles, 17 de septiembre de 2014

            LA OBERA SURREALISTA





     Cada Keops quiere su pirámide. Ewaldo Rindfleisch no es un faraón sino un intendente democráticamente electo tres veces por la sociedad obereña. Pero ya tiene su pirámide. Un remodelado “Centro Cívico” que demandó alrededor de veinte millones de pesos, una obra auditada por la consultora “Magoya S.A.”, que es la que verifica todo lo público en Oberá.

     La ciudad está en “emergencia hídrica”  desde hace un lustro (declarada por el parlamento local) al tiempo que desperdicia cotidianamente miles de litros del agua que se utiliza en las piletas termales y no se reutiliza por falta de inversión allí donde era prioridad. Mientras un señor turista se remoja las patas en las aguas termales y después se va,  otro señor se sienta a esperar que el camión municipal le lleva agua potable y se tiene que quedar porque no la va a conseguir de otro modo (23 barrios dependen del agua de ese camión). Oberá es la ciudad de las iglesias cristianas pero eso no impide que el hecho de que a miles de prójimos les falte algo tan vital como el agua sea una cuestión que al grueso de los fieles que tienen tanque para almacenar la que ellos sí tienen, les importe un rábano.

     Entrar con un automóvil a algunos barrios de la ciudad es más difícil que embocarle un cross a Floyd Mayweather. Calles de tierra que levantan polvo de un rojo carmesí cuando hay sequía y que embarran de color ladrillo para toda la eternidad cuando llueve, conviven y contrastan con un centro fastuoso dotado de aguas danzantes (sí, en serio)  y mega-iluminado,  en paralelo a un alumbrado público tan opaco que es una bendición para cualquier delincuente.

     Se está construyendo un nuevo hospital público de manera adyacente al que existe. ¿Por qué invertir en otro cuando el que está no tiene lo necesario ni en recursos humanos ni en materiales ni en equipamiento?

     La falta de reacción social ante el absurdo como política de estado se verifica en la expresión “qué lindo”, vertida al observar el nuevo centro por personas que califican de una para masoquistas. Le erran al enfoque porque no se trata de una cuestión estética sino ética. ¿Y sabe qué, señora?  Además es feo.

      La empresa que presta monopólicamente el servicio de transporte urbano hace siempre lo que quiere y de la misma manera. Funciona más o menos así señora, yo le cuento: se larga el rumor de que pedirá aumento del boleto. Algún Concejal es entrevistado por algún pone-micrófonos  y dice que desconoce el asunto. Días después el rumor se transforma en un pedido concreto que es recepcionado por el Deliberante. En trámite express y para descontracturar sus tríceps el quinteto de ediles levanta el brazo, la manito y lo que haga falta aprobando el aumento del boleto. Cosa que luego es criticada y provoca la indignación de la gente pero de la gente  que tiene auto porque los usuarios de colectivos no dicen ni pio, suben a la unidad, pagan, si les redondean para arriba por falta de monedas no hay problema y cuando les preguntan por la calidad del servicio dicen que es fenómeno.

     Salvador Dali sostenía que no le gustaba ir a México porque le parecía un país más surrealista que sus pinturas.

     Quizás eso sea la actual Oberá.
     Un gran cuadro de Dalí…


    

     

martes, 9 de septiembre de 2014

                          USAR A U.S.A.


    Decir una “verdad a medias” es una búsqueda perversa de la persuasión.  En Lógica se aprende que la falacia de una verdad a medias es un eficaz instrumento discursivo para vender el paquete de kilo completo: adentro van 100 gramos de lo cierto y 900 gramos de mentiras.

     Años de imperialismo estadounidense con efectos tangibles de su ejercicio han dado letra suficiente para utilizar una retórica pseudo-patriótica que siempre pagó bien a la hora de reclutar voluntades y mucho más ahora, en una época de pereza mental tan extendida. El imperialismo yanqui, que ha existido y existe, ha provocado desastres en buena parte del planeta. La política exterior de U.S.A (United States of America),  estratégicamente impulsada por el Departamento de Estado, no admite diferencias entre administraciones Republicanas o Demócratas. Cosa que el progresismo “trucho” de América Latina no puede dimensionar y aún cree que las bombas arrojadas por orden del señor  Clinton volaron por los aires  a menos seres humanos  que las que hizo tirar el señor Bush.

      En ésta “media verdad”-la de  postergaciones sociales cuya responsabilidad recae en buena parte en el “Tío Sam”-se han parado varios latinoamericanos corruptos, déspotas  y asesinos para ganarse la simpatía y la idolatría de millones de desorientados que así les toleran su corrupción, su despotismo y sus crímenes. Como la política no admite el vacío la masa no camina sin un líder. Un fenómeno de chauvinismo que bien definió Samuel Johnson (escritor inglés del siglo XVIII) al decir que en ocasiones “el patriotismo es el último refugio de los canallas”.

       No vamos a radicalizar el texto acordándonos de cómo en su momento la burguesía permitió los ascensos de Hitler o Mussolini con tal de no dejar entrar al “demonio rojo” comunista en sus países. Nos quedamos por acá cerca. Digamos Venezuela. Digamos Ecuador. Digamos Argentina.

     “Patria o buitres” es un slogan que intenta emular el verosímil manifiesto de “Braden o Perón”. La diferencia entre ambos radica en que hoy el yanqui Braden no es nada ante el argentino Boudou y Cristina es la antítesis de Perón. Por cierto, tengamos una aventura del pensamiento e imaginemos al líder justicialista recorriendo la Argentina de hoy con chicos desnutridos que en el país de las vacas no saben lo que es tomar una copa de leche y algún gil a sueldo intentando explicarle: “Mire nuestras políticas de estado, General. Esto es peronismo”.

     Venezuela vive de venderle petróleo al “imperio” como gustaba decir “Padre nuestro Chávez”. Cuando Rafael Correa deje su cargo Ecuador no solo será un país bananero en lo económico sino además en lo cultural. Aquí en nuestra Argentina, porque es “nuestra” y no sólo tuya kirchnerista, los que no pueden explicar cómo se hicieron megamillonarios desde la función pública se atreven a darnos consejitos y máximas sobre el amor a la patria.

     Según algún estudio cuya cientificidad desconozco los argentinos somos uno de los pueblos que más profesa un sentimiento antinorteamericano. Sentimiento que ,sin embargo, no impide comprar y comprar dólares empezando por los que  nos gobiernan y los “4 de copas” que los defienden.

     Las “medias verdades”, retóricas, falacias, sanatas y mentiras forman parte del discurso político pero parece que por estas latitudes persuaden más de la cuenta (véase elecciones 2011).

     No es cierto que no hay mal que no dure cien años. Todo vuelve y aún en época de CD, DVD y MP3 los impresentables con votos le pasaron la franela al disco de vinilo para que los perezosos mentales se entretengan con  la vieja milonga que, puesta bien alto, tapa el ruido de tantas macanas hechas.

    Una vieja milonga: “Usar a U.S.A.”