viernes, 30 de agosto de 2019


      …Y PENSAR QUE A OBERÁ LA FUNDIÓ UN KIRCHNERISTA



     Se ha tornado habitual que la mayoría de los obereños (y de los misioneros), al votar, se peguen un tiro en el pie. Por incapacidad para reflexionar, o por la nefasta combinación de intereses, acomodos, miedo, obsecuencia  y sumisión, ese grueso electoral ha venido paralizando el progreso de la tierra colorada a la que tanto dicen querer, dándole todo el poder y sin controles a unos señores muy pícaros que han recibido casi todo a cambio de casi nada.

     Uno de ellos es el arquitecto Ewaldo Rindfleisch. El intendente más votado en la historia de Oberá. Tres veces consecutivas. La primera como candidato del Frente Renovador de la Concordia en 2003. La segunda como candidato del Frente para la Victoria en 2007. Y la tercera, nuevamente  como candidato del Frente Renovador de la Concordia en 2011. Las tres veces, en la boleta de Néstor Kirchner presidente (2003), y Cristina Kirchner presidente (2007 y 2011).


     ¿Dónde está Rindfleisch hoy?  A salvo de tener que dar explicaciones judiciales, mediáticas o políticas, gracias a que la gran mayoría volvió a respaldar con el voto a todos sus protectores y encubridores políticos. Al gobernador Hugo Passalacqua para que sea diputado provincial desde diciembre. Al vicegobernador Oscar Herrera Ahuad para que sea gobernador. Al diputado provincial Carlos Rovira, el amo de todos, para que siga siendo legislador provincial. Y al alcalde de Oberá Carlos Fernández, para que siga siendo alcalde.

     En radio, en gráfica, en televisión, y hasta en un libro, hemos detallado como doce años de Rindfleisch en la intendencia, y unos cuantos más manejando la CELO directamente o a través de sus lacayos, el municipio quedó con millones de deuda nunca investigada ni aclarada pero sí pagada por el pueblo. Al igual que la deuda de la CELO, a pesar de que algunos de sus directivos nos quieran contar el cuentito de que las cosas en la cooperativa se pusieron feas desde que Macri llegó a la presidencia en 2015, como si absolutamente todos sufriéramos de mal de Alzheimer y olvidáramos algunos rostros conocidos  y los años vividos. La desidia fue tanta que podríamos publicar fascículos coleccionables semanales sobre cómo fue que llegó a endeudarse tanto el municipio y la cooperativa. Cómo la ciudad se quedó sin energía eléctrica y sin agua potable. Cómo el propio contribuyente estafado debió pagar-y sigue pagando- esas deudas. Y cómo la luz se sigue cortando, a pesar de la millonada que se abona mensualmente por unos generadores que no funcionaron cuando debieron sin que nadie atine a explicar nada. Como el dinero de la Fiesta Nacional del Inmigrante fue a parar a los bolsillos de Rindfleisch y su mujer sin que los supuestos defensores de la “sagrada” fiesta digan esta boca es mía. Y podríamos seguir detallando calamidades un rato largo. Hay dos causas penales en la justicia, a favor de las denuncias hechas por el ciudadano obereño Ramón Escobar. Lo último que se supo de esas causas es que, gracias al calorcito de los escritorios donde están guardadas, frío no pasan.  

      Oberá fue depredada y se atrasó. Eso no lo hizo ni el macrismo, ni el radicalismo, ni el peronismo, ni el socialismo, ni el liberalismo. Lo hizo un grupo político, empresarial, mediático y económico encabezado por Ewaldo Rindfleisch. Y en donde eran, todos, renovadores y kirchneristas. Es un hecho objetivo e irrefutable que deja mudo a cualquier renovador y a cualquier kirchnerista.

     Dicen los que dicen saber que el domingo 11 de agosto la mayor parte del electorado local se pegará otro tiro en el pie votando a los kirchneristas y/o renovadores que los dejaron con tantos problemas y con tanta impunidad.

     La abulia de esta sociedad que se aguanta cualquier cosa ya es cosa de psicólogos sociales. Y su masoquismo expresado en las urnas es cosa de psiquiatras. Desde el lunes 3 de junio, por todo Misiones aparecieron quejas contra las acciones y las inacciones de los funcionarios que los mismos que se quejaban habían reelecto hacía menos de veinticuatro horas. El pasado lunes 29 de julio Oberá estuvo cinco horas sin luz porque, por enésima vez, la línea de 132 kV salió de servicio. ¿Y la nueva que Passalacqua licitó en 2015? Nunca se puso ni un poste. ¿Y la docena de generadores delivery por los que los socios de la CELO le pagan una millonada mensual a la empresa rosarina Secco para que aporten algo de energía cuando se corta la luz?  No funcionaron. Sin que nadie, ni el presidente de la CELO, ni el gobernador, ni el intendente, presentes en la “puesta en marcha” de esos generadores en marzo pasado, atinen a explicar los motivos. No hay soluciones y hasta fracasan los paliativos. Y la sociedad, muchos de ellos socios de la CELO, ni siquiera demandan explicaciones a sus autoridades. ¿Da lo mismo que las cosas funcionen o que no funcionen? ¿La misma CELO que, por un lado, negocia cuánto pagarle de su deuda a EMSA, por el otro malgasta recursos en generadores que no andan? Como en tiempos del kirchnerista Rindfleisch, ¿otra vez pasan cosas que no deberían pasar, nadie se hace cargo, la prensa lo blinda, la sociedad no reacciona y, lo que es peor, los premia con el voto?

     Es difícil no recordar nuevamente aquella frase del escritor George Bernard Shaw cuando dijo que “Si un gobierno le roba a Pedro para pagarle a Pablo, siempre contará con el apoyo de Pablo”. Es obvio que por acá los Pedros, los dignos, los que somos ciudadanos en vez de patéticos vasallos, somos menos. 

      Vamos a esperar al domingo 11. A ver cuántos menos.

    

domingo, 25 de agosto de 2019

                   EL PERONISMO BERRETA



     Desde la entronización de Juan Domingo Perón en el poder, hace más de siete décadas, politólogos, escritores e historiadores vernáculos y foráneos han intentado explicar y clasificar al movimiento que fundó. Que de derecha, que de izquierda, que de centro, que fascista, que socialista, que revolucionario, que conservador, etc., etc., etc. Por lo actuado en los gobiernos que usaron su nombre, su partido, sus citas, su pueblo y su recuerdo, puede decirse que tras la muerte del líder aquél lunes 1º de julio de 1974, desde entonces predomina otro tipo de peronismo: el berreta.

      Hoy por hoy cualquier gil hace la “v” de la victoria, se saca una selfie, la sube a las redes sociales, y la va de peronista. Cualquiera usa palabras como “cipayo”, “oligarca” o “vendepatria” sin haber pasado de leer las solapas de los libros de Jauretche. Se llenó de gente que, como decía Borges “se hacen los peronistas para pasarla bien”.  Se trata de llegar al gobierno y tener un puestito por acá, otro puestito por allá. Pauta oficial por ahí. Asesoría por aquí. Titularización docente sin más méritos que aplaudir a la jefa. Contratos que se ligan. Y familiares en el estado. Total, ya sabemos que la plata del estado la pone Dios.

     Recuerdo cuando llegué a Misiones en 2005 y me radiqué en Oberá. Empecé a hablar de Perón en la radio y puse al aire la marcha por don Hugo Del Carril. El dueño de la emisora me preguntó si estaba loco, a favor de que el intendente Rindfleisch había montado una campaña bien “gorila” en donde a su antecesor, “Rolo” Dalmau, no se lo podía ni nombrar en la calle. No me importó nada y me enfrenté al establishment local. ¿Qué decían por aquellos días tantos peronistas obereños que ahora sí se pueden expresar? No lo sé. Era difícil escucharlos cuando hablaban desde abajo de la cama.

     A ver. Repasemos un poco.

     En Misiones, por ejemplo, Néstor Kirchner, con el cuento de la transversalidad, sacó al justicialismo de la cancha y lo mandó a la tribuna. Hoy es un sello de goma y segundón de la renovación con Rafael Pereyra Pigerl de titular. Abundan los que dicen ser peronistas pero fueron cooptados por Carlos Rovira. ¿Peronistas de Rovira, Passalacqua y Closs? ¿Se puede ser más contradictorio?

    Ni hablar de los patéticos antipuertistas a los que conocimos trabajando políticamente con Ramón Puerta. O los aún más patéticos antimacristas, a los que conocimos trabajando políticamente con Mauricio Macri.

     Perón fue Perón y así quedó registrado en el imaginario popular por llevar adelante una política de justicia social sin parangón en nuestra historia. ¿Qué tendrá que ver eso con las hambreantes gestiones de Cristina Kirchner? No se sabe. Y la caterva de fanáticos que la defienden lo saben menos. No tenemos el “peronómetro”, pero sí el “boludómetro” y a algunos les marca muy mal. Porque para creerse que en el Frente de Todos no pueden dormir de noche pensando en lo mal que te va la vida a vos, hay que pasarse de ingenuo.

     Carcomidos por una realidad que no quieren ver, algunos postulan que el Frente de Todos es mucho más que el kirchnerismo. Y que será Alberto y no Cristina quién maneje la cosa. A ver, pregunta con múltiple choice. ¿Cómo llegó Alberto Fernández a ser candidato a presidente? A-Lo puso la Divina Providencia. B-Ganó una interna. C-Lo nombró Cristina Kirchner. Un alto porcentaje de los candidatos a diputados nacionales que integran las listas del Frente de Todos son de “La Cámpora”. Por ejemplo en Misiones, con María Cristina Brítez. ¿A quién reconocerán como jefa estos muchachos? ¿Al tío Alberto o a Cristina?

      Dicen que Alberto es moderado y Cristina es dogmática, pero que él sabrá llevarla.  Mejor no hacerle mucho caso a lo que diga Alberto. Fue él quién la trató públicamente de “psicópata” (persona con un trastorno antisocial de la personalidad, que se manifiesta de forma agresiva, pervertida, o a través de comportamiento amoral sin empatía ni remordimientos).

     Vos que decís que sos peronista y votás al kirchnerismo. ¿Ya te “metiste la marchita en el culo” como te mandó Aníbal Fernández?

     Vos que sos misionero y agricultor. ¿Te considerás un “gringo pata sucia” como te calificó Guillermo Moreno?

      Suele traerse a colación aquél reportaje al Perón exiliado en Madrid, cuándo le preguntaron cómo se componía políticamente la sociedad argentina y respondió: “Bueno, hay un veinticinco por ciento de radicales, un veinte por ciento de conservadores, un quince por ciento de socialistas, un diez por ciento de comunistas….”, y el periodista lo interrumpió para repreguntarle:”¿Y los peronistas”. “Ah no. Peronistas son todos”, remató el general.

     ¿En qué se basan para postular que un nuevo gobierno kirchnerista traería la prosperidad deseada? Cristina Kirchner dejó el gobierno con un treinta por ciento de pobres (además escondidos con la desaparición del INDEC). ¿Dónde estuvo la justicia social? ¿Eso fue peronismo?

         La gestión económica de Macri ha sido irrefutablemente desastrosa, que va! Pero, insistimos, con sus antecedentes económicos y sociales ¿realmente te creés que el kirchnerismo lo va a hacer mejor? ¿No podía el peronismo armar una opción republicano, con dirigentes respetables-que los tiene-a los que se pueda votar?  ¿Por qué no apoyar, por ejemplo, a la dupla Lavagna-Urtubey?  No, la pifiaron feo. Solo quieren ganar, algo que les sirve a ellos, pero no sé si te va a servir a vos. Porque con los pobres dejados por Menem, Duhalde y los “K”, con Alberto Fernández haciendo de muppet de Cristina Kirchner y “La Cámpora”, con Pichetto de candidato a vice de Macri, con los señores feudales que hambrean a sus provincias y municipios, con pueblos atrasados y funcionarios prósperos, con sindicalistas millonarios y trabajadores por debajo de la línea de pobreza, con chicos que no saben lo que es tomar un vaso de leche en el país de las vacas (con tantos tambos cerrados durante el kirchnerismo), con tanta carencia de ácido fólico, con tantos “peronistas de Rovira” y con tanto miserable defendiendo su carguito poniendo los deditos en “v” en su Facebook para que los vea el que los acomodó, sospechamos que Perón, en este 2019, respondería otra cosa.

     Que peronista, ya no queda ninguno.

          ¿PUEDE UN GOBIERNO KIRCHNERISTA
             SER HONESTO Y REPUBLICANO? 

     

     ¿Quién no ha oído sobre la fábula de la rana y el escorpión? Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo: “Necesito cruzar el río. ¿Podrías llevarme en tu espalda?”. ”No. Si te llevo en mi espalda, me vas a picar y me vas a matar”, le respondió la rana. “No seas tonta. Si te pico, yo también me ahogaría”, la refutó, consiguiendo persuadirla. Se montó sobre la espalda de la rana y empezaron a cruzar el río. Cuando llegaron a la mitad, la picó. Al sentir el picotazo y darse cuenta que iba a morir, la rana le preguntó: “¿Por qué me picaste? ¿No te das cuenta que vos también vas a morir?”. Y el escorpión le confesó: “No lo pude evitar. Es mi naturaleza”.

     En las PASO del domingo 11, dónde no se definía nada pero parece que se definió todo, Cristina Kirchner consiguió el 47% de los votos y quince puntos de ventaja sobre Macri. ¿El Presidente puede revertir esos números en octubre? Imposible no es, pero hay un hecho político y aritmético insoslayable. El peronismo sumado a una de sus defecciones, como es el kirchnerismo, estando unidos y no divididos, es mayoría en casi todo el territorio. Esa unión fue clave en la victoria en las primarias. Y en particular en la provincia de Buenos Aires, donde los votos de Sergio Massa jugaron tanto ahora, a favor de la candidatura de Alberto Fernández y de Kicillof en la provincia de Buenos Aires-donde votan cuatro de cada diez argentinos-, como jugaron en contra de las candidaturas de Scioli y Aníbal Fernández  en 2015.

     Si en octubre Cristina Kirchner consigue que se mantenga el caudal de votos a su fantoche, habrá que esperar de ellos en un nuevo gobierno aquello que viene garantizado no por creencias y especulaciones, sino por los hechos de sus anteriores gobiernos. “Operari sequitur ese” (“el obrar sigue al ser”, en latín), escribió Santo Tomas de Aquino. Cristina Kirchner es lo que es y su esencia precede a sus obras.        

      La Argentina no está preparada para nada. El gobierno del presidente Macri se ha mostrado incompetente para lidiar con la herencia que le dejó el kirchnerismo en 2015: un 31,4% de pobreza, un 10,5% de desocupación y una inflación acumulada del 476,5% (datos de consultoras privadas y del IPC Congreso, dada la canallesca intervención del INDEC. No medían la pobreza para “no estigmatizar a los pobres”, dijo Axel Kicillof, parece que futuro gobernador bonaerense). El actual gobierno ha empeorado esos números y su política económica fundió a mucha gente. De modo tal que urge la llegada de dirigentes decentes-condición fundamental-, respetuosa de los principios republicanos, y que la corte con los ajustes y la sobrecarga impositiva. Nueve millones de trabajadores del sector privado bancan con sus impuestos a quince millones que viven del estado nacional, provincial o comunal. ¿Quién, cómo y cuándo va a ordenar ese esquema inviable de una buena vez?

     Juan Domingo Perón se fue de este mundo dejando un país cuyos habitantes tenían desde hacía dos décadas una calidad de vida hasta entonces desconocida, con un desempleo que alcanzó su mínimo histórico el año de su muerte-1974-con un 2,7%. Implementó una justicia social que resistió los embates de su propio exilio, los golpes de estado y la guerrilla. Después de él, Menem, Duhalde y los Kirchner dejaron pobreza, desocupación y corrupción. Ni ellos, que la iban de peronistas, ni los gobiernos no peronistas, le mejoraron la vida a nadie. Sólo se logró el pan para hoy y el hambre para mañana, pateando los problemas para adelante. En su momento Perón repartió la torta como jamás lo hizo nadie. El kirchnerismo hizo otra cosa: se comió la torta y repartió las miguitas. Que un peronista no asuma esta diferencia central y crea que Perón y Cristina Kirchner han hecho más o menos lo mismo, es porque que no entendió nada.

      Esta Argentina empobrecida necesita de un gobierno integrado por gente creíble por su honestidad y por su amplitud. No necesita a exfuncionarios éticamente putrefactos en busca de la impunidad perdida.

     En un hipotético nuevo gobierno “K”, ¿harán una “CONADEP del periodismo” como planteó Dady Brieva? ¿“Eliminarán” el poder judicial, como propuso Mempo Giardinelli? Los que gustan vivir de lo ajeno ¿“podrán seguir robando, pero con códigos”?, como les aconsejó Guillermo Moreno? ¿Continuarán con la política de hacer arrodillar a los gobernadores? ¿Dejarán de calificar de “facho” a cada argentino que reclame seguridad? ¿Habrá planes sociales eternos para gente que no contrapresta a favor de convertirla en clientes electorales? ¿Esa gente jamás será incorporada al mundo laboral? ¿Quedarán libres de culpa y cargo los “presos políticos” como Amado Boudou, Julio De Vido, José López, Lázaro Báez y Oscar Thomas? ¿Legalizarán el aborto? ¿Alberto Fernández “cuidará” a todos los que no lo votaron o solo a la científica Sandra Pitta?  ¿Volverán a imponer el cepo cambiario?  ¿La clase media será la “burguesía enemiga”? ¿La gente del campo seguirá en boca de los giles como los oligarcas del sistema? ¿Con qué plan van a atraer inversiones, que es lo único que genera crecimiento y empleo productivo?  ¿La geopolítica pasará por Venezuela e Irán? La caterva de militantes que en las redes sociales piden “fusilar por traición a la patria” a los funcionarios y adherentes de este gobierno, ¿son cuatro de copas que deliran o expresan desde el llano lo que también piensan sus referentes? ¿Seguirán portándose como verdaderos patoteros de estado? Alberto explica poco y nada y Cristina se sometió a un mutismo temporal muy conveniente para la campaña. La estrategia es que la sociedad tenga presente lo malo que es el gobierno de Macri y se olvide que ellos fueron peores.

     El obrar sigue al ser, nos enseñó Santo Tomás de Aquino.

      ¿Podrá el kirchnerismo, esta vez, no picar a la rana?