viernes, 22 de septiembre de 2017

INFORME: ¿CÓMO FUE QUE LA FIESTA NACIONAL DEL INMIGRANTE DEVINO EN UN NEGOCIO DE RINDFLEISCH? 



       ¿Sabías que el majestuoso Parque de las Naciones de Oberá se levanta en tierras donadas por un señor al que, lejos de agradecerle su actitud altruista, la dirigencia obereña lo maltrató hasta el hartazgo? El señor fue el ingeniero Víctor Alfaro, primer decano de la Facultad de Ingeniería. Juana, su hija, habló con FM Oxígeno y Misiones Cuatro y narró una historia plagada de injusticias, acciones y silencios cómplices. 

     Víctor Benito Alfaro nació en Rosario y se radicó en Oberá a fines de la década del cincuenta. Fueron años complicados para un peronista como él, en el contexto de una Argentina de mayorías proscriptas. Recibido de ingeniero y de agrimensor en su ciudad natal, Alfaro encaró una carrera profesional que le generó gran prestigio en poco tiempo. De hecho, en 1973 se transformó en el primer Decano de la Facultad de Ingeniería de Oberá. Siempre apasionado por la política,  consiguió ser electo como concejal obereño y como diputado provincial misionero. Pero todo se truncó en marzo de 1976, cuando el golpe de estado contra el gobierno de Isabel Perón mandó cualquier legitimidad ganada con trabajo y votos al arcón de los recuerdos.

     “Papá siempre trabajó. De hecho,  vino a esta zona para hacer un trabajo como agrimensor, en un concurso que hizo el estado nacional y él ganó. En 1963 él y mi tío Mario Alfaro, que también se radicó en Oberá, compraron un lote, una chacra de unas cuarenta hectáreas. Era una inversión. Exactamente el lote Agrícola Nº68 de la sección tercera, de la colonia Picada, de Bonpland a Yerbal Viejo. La municipalidad incluyó ese lote en la zona de urbanización. El 6 diciembre de 1977, ya con mi tío Mario viviendo en Buenos Aires, mi padre hizo caso de las leyes nacionales y provinciales que exigen que en toda nueva urbanización se destine el veinte por ciento a de la superficie a espacios verdes y edificios públicos, y donó ese veinte por ciento de esas tierras, unas ocho hectáreas, al municipio de Oberá. El interventor a cargo de la municipalidad era Eladio Villaverde. Mi papá quería mucho a Oberá y le encantó donar esas tierras. Pretendía que  se usaran en beneficio público, cosa que además exigía la ley”, narra Juana Alfaro, obereña, bioquímica e hija del ingeniero. Juana guarda papeles y recortes de diarios. Juana se acuerda bien de todo.

     “Al año siguiente, 1978-continúa Juana-, el municipio de Oberá le compra a mi padre dos hectáreas más. Con lo que ya tenemos al estado comunal con diez hectáreas a su disposición para el bien público. Ocho donadas y dos compradas. Pasa un tiempo, retorna la democracia y en 1989 el radical Sábato Romano, entonces intendente de la ciudad, le propone a mi papá permutar otras tres hectáreas de esos terrenos que eran de él y de mi tío por otros terrenos ubicados en otra zona de la ciudad y que habían sido donados por la familia Bárbaro (la misma de “Ticha” y “Marilyn”). Hicieron la operación. Y así se forma en 1989 lo que hoy es el Parque de la Naciones con trece hectáreas”. 

     “El gobierno de Sábato Romano pide un subsidio al estado provincial para comprar más tierras y agrandar el Parque, pero no le dieron el subsidio. Por entonces la Fiesta Provincial del Inmigrante, que aún no era “nacional” se hacía, desde su inauguración en 1980, en el complejo deportivo municipal  “Ian Barney”, sitúa Juana. “Al tiempo mi padre le vende terrenos al empresario Elías Andrujovich, que levanta allí las famosas cabañas hoteleras. Todo en la misma zona del Parque de las Naciones. Bueno, de pronto empezaron los problemas para papá”, anuncia.

     “Durante la gestión de Romano acusaron falsamente a mi padre de no pagar los impuestos de algunos de sus terrenos. Incluso  la jueza  Aída Rosa Araujo Vázquez de Moreira (la misma que en el año 2000 fue separada del cargo envuelta en un escándalo por venta de bebés) ordenó un allanamiento al domicilio particular de papá, usando la fuerza pública, para embargar bienes por ejecución fiscal. Es más, el abogado de la municipalidad, Juan Szymczak, fue a verlo a mi padre y encima lo cargaba y le faltó el respeto. Le decía, “eh, ustedes los peronistas, tanto hablan de la justicia social y no pagan los impuestos”. Estuvieron a punto de poner en remate el mismísimo Parque de las Naciones”, enfatiza Juana Alfaro. 

     “Encima que mi padre había donado un terreno para el bien público, lo acusaron de no pagar impuestos y le allanaron la casa. Todo bien prepotente. Cuando la cosa se aclaró y se supo que fue un error-por decirlo así-, en la familia le hinchábamos a papá para que le hiciera juicio a la municipalidad. Pero papá  no quería llegar a eso. A pesar de todo. A pesar de todo lo que iba a seguir pasando”, destaca Juana. 

     “Fallecido Sábato Romano lo sucede como intendente el también radical Miguel Oliveras (más tarde diputado provincial y funcionario de EMSA, ya en tiempos de la renovación). Oliveras iba a ser el mentor político de Ewaldo Rindfleisch. En noviembre de 1996 Oliveras pidió la expropiación de otros terrenos que pertenecían a mi padre y a mi tío. ¿Por qué? Decían que los precisaban para ampliar el Parque de las Naciones y adecuarlos a los nuevos proyectos que tenían para la zona. El Concejo Deliberante de Oberá dictó una ordenanza prohibiendo que mi padre y mi tío vendieran la manzana nº 68 del lote agrícola 60, los terrenos que quería Oliveras. Le estaban “prohibiendo” que venda su propiedad. Como si fuera poco el diputado provincial radical obereño Elso Rafael Dutra, presentó un proyecto para que el estado provincial expropie ese terreno. Pero eso, gracias al buen tino de la Cámara, no prosperó. Papá siempre decía “me persiguen porque soy peronista de verdad”. Con el tiempo Dutra fue a verlo a papá y le pidió disculpas. Poco después, en 1997, Ewaldo Rindfleisch, también radical y de la mano de Oliveras, asumía como presidente de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá, CELO”. 

     “Finalmente mi tío Mario vendió los terrenos que tanto querían expropiar. Eso fue en el 98 y 99. Los compró el estado con ATN (Aportes del Tesoro Nacional). Lo llamativo es que el estado puso 1.200.000 pesos. Y a mi tío le pagaron 120.000 pesos, la décima parte. ¿Y el resto? Para rematarla te cuento que a mi tío y a su abogado los declararon “personas no gratas” y les prohibieron la entrada a la Fiesta Nacional del Inmigrante. Que se hacía en el terreno que mi tío y mi papá donaron”, concluyó Juana. 

     En 1984 se aprobó un proyecto para la creación del Parque de las Naciones, que contemplaba la construcción de casas típicas en un predio de diez hectáreas donadas por la municipalidad. Las que había donada el ingeniero Alfaro. 

     En 1989, en la Fiesta Provincial del Inmigrante, aún en el complejo deportivo municipal, empezó a hacerse la feria comercial. Su primera denominación fue Feria de las Naciones del Noreste Argentino (Ferinnea). 

     En 1992, pasó de ser Fiesta Provincial a Fiesta Nacional del Inmigrante, con sede permanente en Oberá, por medio del Decreto Nº 421, que dictó el entonces Presidente de la Nación, Carlos Menem. 

     En 1997 la Fiesta Nacional del Inmigrante pasó a tener como sede el Parque de las Naciones. Allí las colectividades construyeron sus casas típicas y también la Casa Argentina. Y allí se hace la Fiesta hasta hoy. 

     En la misma década del noventa se constituyó la Federación de Colectividades, encargada de organizar la Fiesta y que además tiene la tarea de mantener y hacer crecer el Parque de las Naciones. 

     Con Rindfleisch ya entronizado en la vida pública obereña-titular de la CELO y luego concejal radical entre 1999 y 2003-,la municipalidad y Federación de Colectividades concesionaron la explotación de la feria comercial a la empresa ARQUEV S.H. En el contrato, se le garantizó a la empresa nada menos que el ochenta por ciento de las ganancias de la feria comercial. ¿A quién pertenecía la empresa? Al propio Rindfleisch y a su entonces esposa Mónica Montoya. En el año 2003 Carlos Rovira y Maurice Closs formaron la renovación. Rindfleisch, devenido renovador igual que Oliveras, fue electo intendente de la ciudad de Oberá. Y siguió llevándose el dinero de la feria comercial. El asunto fue denunciado judicialmente por la concejal peronista, Mónica Marín, patrocinada por el abogado Orlando Flosi (expediente Nº 1.102/2003) por la evidente incompatibilidad de que funcionarios públicos lucraran con la fiesta. Ni la justicia (donde la causa duerme una larga siesta), ni la prensa, ni las organizaciones intermedias de la ciudad abrieron la boca siquiera para bostezar. Julio Barchuk era el titular de la Federación de Colectividades. En 2003 Rindfleisch, ya intendente, nombró a Barchuk como Director de Turismo municipal. Como canta Julio Sosa en el tango “Mano a mano”: “los favores recibidos creo habértelos pagado…” 

     En 2007 Erardo Schdmit, otro titular de Federación, tomó el toro por las astas. Al concluir el contrato por diez años celebrado con la empresa en el 97, tomó la decisión política de revisar el tema. El aparato de propaganda de Rindfleisch lo masacró día y noche, por radio, gráfica y televisión. 

     En 2008 se vivió una situación bizarra: Mónica Montoya, entonces concejal del Frente para la Victoria, encolerizada, mandó a cerrar con candado el galpón del Parque de las Naciones donde se hace la feria comercial y debió actuar la Justicia llevando a un cerrajero para abrirlo. Casi se trunca la edición anual de la Fiesta. 

     ARQUEV le hizo juicio a Federación. ¿Encima? Encima. Reclamaban que Federación le pagara por los “arreglos” que decían haber hecho en el galpón donde se hace la feria comercial. Levantado en esos terrenos que en 1977 el ingeniero Alfaro donó para “uso de bien público”. 

     En agosto de 2015 hubo un fallo de primera instancia: el juez en lo Civil y Comercial Nº 2 de Oberá, Jorge Erasmo Villalba, falló a favor de Arquev. Según comunicaron desde Federación-cuyo abogado entonces era Héctor Rubén Sánchez y su titular era Enrique Forni-el fallo era “inapelable” y “no quedaba otra que pagar” (?). Al abogado de ARQUEV le pagaron con un subsidio del estado provincial, entregado en mano por el gobernador Hugo Passalacqua. ¿Cómo le pagaron a Rindfleisch y Mónica Montoya, que ya no son pareja pero sí socios? Federación firmó un convenio para pagar casi tres millones de pesos en tres cuotas. Dos al hoy funcionario provincial y a su ex y uno al abogado. Se pagó una primera cuota de medio millón de pesos. Y luego otra con el excedente de la mismísima Fiesta Nacional del Inmigrante 2016. Y ahora la última cuota, con el excedente de la Fiesta Nacional del Inmigrante 2017, concluída el último domingo 17 de septiembre. 

     El ingeniero Víctor Alfaro falleció en 2015, en Rosario, víctima de un accidente cerebro-vascular. Su hermano, el doctor Mario Alfaro, falleció casi al mismo tiempo. No hay placa que recuerde en ningún lado la acción generosa de ambos. 

     Un hombre llamado Víctor Alfaro llegó de Rosario a Oberá y se enamoró de esa tierra. Hizo cuanto pudo por ayudarla a crecer. Le pagaron con difamaciones, prepotencia y escarnio público. Lo botaron de la ciudad. Otro hombre, llamado Ewaldo Rindfleisch, nació en Oberá. Ayudado por otros tantos, todos muy “amantes” de su tierra, hizo cuanto negocio pudo y la dejó sin agua, sin luz y sin nada. Quiso ser intendente. Lo votaron tres veces. 

     La historia que leíste pasó y tiene plena vigencia. Pero quedará en el olvido. Una sociedad abúlica, manejada por pusilánimes y canallas, es bombardeada con el argumento de que sacar a la luz este tipo de “curros” es ser “antiobereño” o “antifiesta”. Nada nuevo. Lo hacían los nazis. 

     “Siempre hay que decir la verdad: Y especialmente, cuando no conviene”, escribió Miguel de Unamuno. De tantas verdades inconvenientes que hay por ahí, esta debe ser de las menos convenientes”. 

     Pero, por suerte, a Juana Alfaro eso no le importa. 

     Y a mí tampoco. 

     


jueves, 7 de septiembre de 2017

     ¿CÓMO SE PREPARA “CAMBIEMOS” PARA
                  PERDER EN OBERÁ?




     El 13 de agosto el Frente “Cambiemos” se anotó tres victorias en las PASO de Misiones: en Posadas, nada menos que la capital provincial, y de manera holgada. En Puerto Rico. Y en Oberá, la segunda ciudad misionera,  lugar de crianza del gobernador y cuna de renovadores con mucho poder. La renovación se prepara para intentar repetir lo de 2013, cuando cayó en las PASO de agosto y revirtió la tendencia en las generales de octubre. En “Cambiemos”, algunos parecen querer darles una mano con eso.

     Para empezar, hay que decir que la relación entre el PRO obereño y el radicalismo obereño nunca ha sido ni buena ni mala. Nunca ha sido. No tienen. No se dan bola. Cuestión que se incrementó después de la victoria de agosto, a favor de que en el PRO tienen la convicción (errada) de que la elección la ganaron ellos. No saben-y nadie les dijo-que en Oberá siempre los comicios los definen los radicales. O porque votan a favor de candidatos radicales. O porque votan en contra de candidatos radicales.

     ¿Y el radicalismo? Son especialistas en el fuego amigo. Quién ahora lo recibe es Mariana “Tiny” Jacquet, candidata a diputada nacional, referente de la juventud partidaria y devenida en el mejor cuadro político de la ciudad. “Tiny” y su grupo tienen un protagonismo ganado en base a que hacen política-y de la buena-todo el año. No “aparecen” cuando hay elecciones. Y eso disgusta no solo a renovadores. Molesta a la gente del PRO, que debe cinturear entre su rol de oposición y el tácito pacto de no agresión que Macri firmó con Passalacqua. Pero molesta mucho más a sectores del radicalismo hoy instalados en su comité comunal.

     Hay un elenco estable de pusilánimes, que se callaron la boquita en los doce años de saqueo de Rindfleisch, porque lo seguían viendo como un “correligionario”. Además en Oberá “se conocen todos”. Frase que debe traducirse como “estamos todos entongados”.

    El objetivo de ellos no es ganar sino perder. Integran el cuerpo de blandengues que tan funcional le ha sido a Rindfleisch y a la renovación. Moderados en público al criticar (como la canción “El estudiante”, de los Twist), son a la vez muy incisivos en las rondas de mate que organizan en el comité o en sus casas. Cierta vez uno de ellos, Alex Berg, nos dijo en la radio que cuando se pierden las elecciones el opositor debe irse a su casa porque quiere decir que el pueblo lo rechaza (?). Como es fácil deducir, la humanidad ha tenido mucha suerte en parir otra clase de dirigentes.

    Como sea “Tiny” Jacquet recibe fuego amigo porque los deja en evidencia. Pone a la luz la falta de testosterona de algunos que quisieran poder hacer lo mismo. Pero no pueden.

     La renovación cuenta con ellos. En Oberá, como en cualquier parte, debe darse la batalla cultural. Refutar al organizado aparato de propaganda renovador, mecanismo aceitado y que funciona fenómeno. Que los oyentes, televidentes y lectores de esos medios que viven de la santa pauta oficial reciban otro mensaje, distinto al que reciben cotidianamente. Que alguien les diga otra cosa. Estos personajes, siempre más atentos a no quedar mal que a ponerse el partido al hombro, son execrables pero marcan una tendencia.

     Entonces, por un lado, tenemos al PRO, convencidos de que Macri es un neo-Perón que tracciona votos con solo poner una foto suya en Facebook y con eso alcanza.  Por el otro, algunos radicales que no pueden soportar haber ganado.

     Enfrente, la renovación pondrá todo lo que tiene, que es mucho. Tiene como aliado a un voto volátil.  Y a “peronistas” que votan a Closs. Como enemigo, tienen  a un sector de la sociedad, mucho más grueso que antes, harto de sus trapisondas, su impunidad y de ese olor a kirchnerismo que no se les va con ningún perfume.

     Pocos tienen presente que en cada comicio hay un grupo de electores, más o menos grande dependiendo del contexto y la época, que premian o castigan con el voto haciendo caso omiso de las estrategias pergeñadas por los dirigentes. Por eso, siempre, el final es abierto. “La vida le había dado ya motivos bastantes para saber que ninguna derrota era la última”, escribe García Márquez en “El general en su laberinto”.

    
     El 22 de octubre, quizás, el pueblo obereño castigue a “Cambiemos”…, haciéndolos ganar de vuelta…



ARRANCA EN OBERÁ OTRA EDICIÓN DE LA "FIESTA NACIONAL DE ARQUEV"

    “Silencio en la noche. Ya todo está en calma. El músculo duerme. La ambición descansa”. Es la génesis del tango “Silencio” que en 1932 escribieron y musicalizaron Carlos Gardel, Alfredo Le Pera y Horacio Pettorossi.  Pero la ambición de Rindfleisch y Mónica Montoya no descansa.
  
     Este jueves 7 de septiembre comienza la edición número XXXVIII de la Fiesta Nacional del Inmigrante. La más importante de Oberá y de todo Misiones. Y una vez más, como en la versión anterior, lo recaudado irá a parar a la firma Arquev SRL, cuyos socios principales son el exalcalde local y hoy funcionario provincial Ewaldo Rindfleisch y su exesposa Mónica Montoya.

     Se trata del juicio que la firma le inició a Federación de Colectividades cuando a alguno se le ocurrió que no podían seguir lucrando con la Fiesta. Que era cierto. No podían. Pero, conscientes de con quiénes tratan, Rindfleisch y Montoya recurrieron a la “justicia”. Que les dio la razón (cosa previsible). Es por el alquiler del tinglado de 2.200 metros cuadrados del Parque de las Naciones, donde habitualmente se desarrolla la Expo Comercial. Espacio que fue donado hace años, en una acción altruista, por el fallecido ingeniero Víctor Alfaro. Exdecano de la Facultad de Ingeniería de Oberá. Que donó esos terrenos para bien de la Fiesta. No para bien del bolsillo de nadie. 

     Los dirigentes de Federación, pusilánimes como siempre pero también como nunca, pusieron cero empeño en pelear para que la fiesta de sus abuelos no siga siendo un negocio para Rindfleisch. Y le vienen pagando religiosamente. En tres cuotas. La última, ahora, con el excedente de esta edición de la Fiesta. Llevándole la platita de las cuotas más los intereses con una cajita de bombones. En total don Ewaldo y doña Mónica se habrán llevado de la “sagrada fiesta”-sin contar los años en que también ganaban dinero por el alquiler del galpón cuándo eran funcionarios comunales-, unos dos millones de pesos. Como se puede deducir, acá lo único “sagrado”, es el negocio.

     Hace apenas unos días, el parlamento misionero declaró al Parque de las Naciones de Oberá como patrimonio cultural y turístico provincial.  Demasiado tarde. 

     Este jueves se producirá el tradicional desfile desde el centro cívico de la ciudad hasta el Parque de las Naciones. Un espectáculo bellísimo, pleno de color y dueño de una estética propia. La Fiesta se extenderá hasta el domingo 17 de septiembre y tendrá la particularidad de que el actual alcalde obereño, Carlos Fernández, estará ausente por haber viajado a Francia al casamiento de su hija. 

     Entre los artistas destacados de esta edición, aparecen El Chaqueño Palavecino,  Mario Bofill, Los 4 Ases, Magrao, Mano Arriba, Kyosco, Destino San Javier y el trío Nito Artaza-Cecilia Milone-Miguel Angel Cherutti. El jueves 14 se elegirá a la nueva reina nacional, entre las catorce postulantes de cada una de las catorce colectividades.

     Es preciosa la Fiesta. Por eso, es para disfrutarla.

     Sin embargo, habrá que recordar que jamás nadie le debió tanto a nadie lo que la impunidad le debe al olvido. 

     Entre tanto silencio que hay alrededor de esta jugada, la ambición de Rindfleisch no descansa. 

     Todas estas injusticias, los negociados y sus cómplices, serán olvidados. Olvidados lentamente. 


     Como todas las cosas de la vida...


(Ilustración de Nicolás Eugenio Aguilar)