jueves, 9 de julio de 2015

             “DESMIENTE, DESMIENTE, 
                 QUE ALGO QUEDARA”

      

      “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.”, aconsejó Joseph Goebbels, el tristemente célebre ministro de propaganda de la Alemania nacionalsocialista. Siendo obvia la eficacia del relato kirchnerista en el país y el renovador en Misiones, cómo tantos otros relatos en la historia mundial y moderna, nos preguntamos ¿por qué la dirigencia opositora-y cada ciudadano reacio a convertirse en vasallo- no dedica lo poco que resta para los comicios a poner en práctica, mancomunadamente y de una buena vez, una estrategia comunicacional destinada a la refutación? 
                   

     Jamás un gobierno surgido de los votos de los argentinos-y en la provincia de Misiones-ha tenido una estrategia comunicacional brillante como la del matrimonio Kirchner y el dúo Closs-Rovira (ah, perdón. Los renovadores me enseñaron que el cartel es al revés: Rovira-Closs. Ahí está). Un aparato de propaganda descomunal que incluye lo siguiente:

-el uso inescrupuloso, como nunca, de los medios estatales al servicio oficial. Con pone-micrófonos y gacetilleros vendiendo propaganda como si fuera información. Con mucho análisis sobre la emisión de los mensajes pero poco análisis sobre la recepción de esos mensajes.

-el aprovechamiento integral de la televisión, la radio, los portales de noticias en internet y las redes sociales para replicar en tiempo real cualquier información que disguste al Poder. “El ruido” alrededor de la noticia en cuestión  logra que ningún funcionario sea corrupto aunque la realidad lo grite así, no se digan “barbaridades” desde el Poder sino reflexiones de estadista, no haya necesidades insatisfechas de la población ni suceso alguno que amerite explicaciones oficiales. Simplemente  la verdad de los hechos queda atrapada entre “dos puntos de vista”. Como si el límite de la “decodificación aberrante” que nos enseñó Umberto Eco hubiera sido traspasado sin resistencia.

-¿notaste que en éstos tiempos pareciera que nadie puede ser funcionario de gobierno si no es un hábil orador? No importa si sabe gestionar. Debe ser ducho ante los micrófonos. Dialécticas vigorosas al servicio de las medias verdades o de las mentiras

-el Poder sabe que hay cientos de miles de personas que adhieren a lo que está ahí, simplemente porque está ahí. En muchos lugares del país-Misiones es un ejemplo perfecto-solo llega el canal de televisión estatal o la radio cuya antena tenga más alcance (generalmente receptora de sustancial pauta oficial) o alguna publicación a la que el común de la gente concibe como “gratuíta” solo porque en el momento de recibirla no debe poner la mano en el bolsillo y desconoce que el dinero del “estado”, es el de él también (o no le importa demasiado). ¿Por qué la dirigencia opositora no reclamó con la suficiente fuerza que la TV Pública sea pública? ¿Por qué se bancaron, con pocas excepciones, tanto destrato y tanta humillación?

-intelectuales orgánicos que son mucho más orgánicos que intelectuales. Con tartufos devenidos en historiadores. Que los que hay por doquier.

-utilización sistemática del miedo o bien a través de la represión semántica o de la incitación a la auto-censura. No se persigue directamente pero los mecanismos solapados de intimidación anestesiaron a más de uno. De entendimiento no apto para fanáticos e indiferentes. El oficialismo nunca recula, jamás acepta críticas y mucho menos ejerce la autocrítica. Pergeña algo, ensaya una retórica que lo justifique, amplifica el mensaje vía aparato de propaganda y se impone de facto. Entonces “lo que no se debería hacer”, se hace y, de última,  la teoría de Julio Grondona adquiere ribetes goebbelianos, por lo cínica: “todo pasa”.

-si conviene a los intereses del Poder, ya nada es un disparate. Si los líderes son hoy fanáticos de River pero mañana cuadra que se tornen fanáticos de Boca, la tropa defiende las dos posturas con la misma pasión. Es la ventaja de ser oficialista: sus adeptos no les van a reclamar ni coherencia, ni honestidad intelectual y mucho menos de la otra honestidad.

-sistematización del discurso anti-noventa berreta. No importa que muchos tengan en claro cuán menemistas fueron los Kirchner  o cuán puertista fue Rovira. Hay mucha gente que aún vive en un termo y no  lo sabe o lo sabía pero ya se  olvidó.

-el recurso eficiente de una las leyes de la propaganda: la reiteración del mensaje.

-hasta la oprobiosa utilización política de la cadena nacional de radio y televisión. ¿Habrá sanción social para eso? ¿Restará votos? En 2011 Cristina era la de siempre y Closs también. Ella sacó el 54% y el misionero el 72%.

-la cobardía presentada como virtud: los funcionarios públicos no se arriesgan a ser entrevistados por periodistas incisivos. La Presidente desparramó la idea de que ella habla desde el atril y no da conferencias de prensa porque “se comunica directamente con su pueblo, sin intermediaciones de los medios hegemónicos que desvirtúan sus palabras”. Verso. Tiene miedo de las preguntas de un Lanata, de un Leuco, de un Castro, de un Majul, de un Longobardi. Tiene miedo. Como Closs a Misionescuatro. Como Rindfleisch a FM Oxígeno. Lo que tienen es miedo.

     Lo sucedido entre 2003 y 2015 no hubiera sido posible de no existir  ésta adición, cuya propiedad conmutativa es evidente:

-Burguesía asustada por el 2001+tradición caudillesca opuesta al republicanismo+pérdida de valores+cooptación de dirigentes+cooptación de mass-media y periodistas-+el estado como gran o único generador de empleo, productivo o improductivo+dirigencia opositora en su mayoría timorata+una sociedad conformista+decadencia educativa+aprovechamiento de la relevancia actual del peronismo en el imaginario colectivo+falta absoluta de educación cívica+degeneración del uso del Poder+miedo+autocensura= kirchnerismo y renovación ganando elecciones.


     Falta muy poco para las P.A.S.O del 9 de agosto y no tanto para los comicios generales del 24 de octubre. Queda poco tiempo, pero queda. Para que la oposición-y todo aquél ciudadano que aún mantenga un poco de dignidad y de amor por su tierra-desarrolle una estrategia comunicacional mancomunada basada en la refutación de cada media verdad y de cada mentira. Que se salga al cruce de cada Tartufo y de cada artistoide pendiente del subsidio oficial. Que la rebeldía le presente batalla a la sumisión desde la retórica. Ya que la “realidad” se construye desde la palabra, pues a hacer que otras palabras, esas que se pasaron diez años sin ser dichas o ganaron apenas las maneras de un susurro, ahora “griten”.

      La educación cívica pondrá al próximo presidente de la nación y a cada gobernador y a cada intendente de cada uno de los veinticuatro distritos de la Argentina. O porque haya la suficiente. O porque no haya la suficiente.

     A vos que decís que no te gusta lo que pasa. Ocupés el lugar que ocupés.

      Desmentí, desmentí, desmentí. Que algo quedará…