martes, 29 de noviembre de 2011

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO




El más misionero de los escritores chaqueños,Hugo Mitoire, relata que se le había hecho costumbre leerle cuentos a su hijo Franco hasta que un día el chico le pidió que no leyera más y comenzara a inventar las historias. Historias bien feas. Que lo asusten mucho. Franco tenía ocho años de edad y estaba así modificando sustancialmente la vida de su padre. Porque papá empezó a crear cuentos para julepear a Franco. Franco los contaba en la escuela para julepear a sus compañeros. De la oralidad pasaron al papel. Hasta que un día nació la saga de para Franco", que lleva ya seis volúmenes sin punto final y transformó a papá Mitoire, de médico cirujano, sin experiencia previa en el rubro, en literato.

Otro Franco, Jorge, tiene más suerte que el hijo de don Hugo. No necesita pedirle a nadie que le invente cosas que lo conmuevan. La realidad debería bastarle para conmoverlo. Desde hace unos años se transformó también, de médico cirujano, sin experiencia previa en el rubro , en ministro de gobierno. Y los cuentos de terror ya llevan seis volúmenes sin punto final.

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO, VOLUMEN UNO-En una ciudad donde todo era tan lindo que brillaba , vivía una nenita de once años que disfrutaba de salir a jugar porque el terrenito donde iba estaba cerca de su casa y de la casa de los señores que cuidaban la ciudad que brillaba. Pero...un día salió a jugar y no volvíó. La buscaron, la buscaron y la buscaron hasta que la encontraron. Estaba muerta, semidesnuda, con una media en su cuello, en el mismísimo baldío cerquita de la casa y de la seccional Tercera de Policía, en un fantástico barrio llamado Villa Svea. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún quién mató a Rocío Paola Zimmermann en Oberá.

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO,VOLUMEN DOS -Un día cualquiera, a pleno sol, un muchacho extremadamente delgado viajó de su pueblo-pasando el primero de mayo- a una ciudad cercana para ver a una médica. De pronto, se lo tragó la mismísima tierra colorada. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún que cosa le pasó y dónde está Mario Golemba.

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO, VOLUMEN TRES -En un pueblo donde se hacía la fiesta de la madera, un día cualquiera, en plena mañana, un señor se dirigía en su auto a hacer su habitual programa de radio. Un pueblo del que había sido alcalde. Lo interceptó un motoquero. Le pegó cuatro tiros. Lo calló. O lo mató que es lo mismo. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún quién asesinó a Héctor Carballo ,"Carballito".

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO, VOLUMEN CUATRO-Cuenta la leyenda que dos señores muy poderosos estaban realmente molestos con sus cuatro vecinos. Es que esos cuatro vecinos tenían un canal y mostraban todo lo que hacían los dos señores y sin preguntarle que podían o no podían mostrar. Entonces, aprovechando que era verano y los lugareños tenían mucho calor, mandaron a unos soldaditos a cerrarles el canal. Pero los cuatro muchachos del canal, desobedientes como eran, se las arreglaron para seguir saliendo en la tele contando lo que hacía el par de poderosos, que se hicieron todavía más poderosos. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún porqué un dia de enero se mandó nada menos que a Gendarmería Nacional a cerrar y secuestrar los equipos de transmisión por aire del canal 4 de Posadas.

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO, VOLUMEN CINCO-En una gran ciudad una noche bien estrellada, un señor, un señor periodista, fue a buscar a su hijo que estaba jugando al fútbol con sus amigos. Cuál espectros, dos sujetos con forma humana, aparecieron de la nada, lo sorprendieron y lo golpearon en el rostro como castigándolo por haberse portado mal. Porque parece que en los tiempos en los que sucedió ésta historia contar lo que andaba pasando era portarse mal. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún quiénes y porqué le pegaron a Alejandro Barrionuevo.

CUENTOS DE TERROR PARA JORGE FRANCO, VOLUMEN SEIS-En un lindo pueblito fronterizo existía un viejo maestro que, irónicamente, no aprendía una sabia lección. La lección era que había cosas que no se pueden decir porque pueden molestar a los dueños de algunos pueblos. Porque, increíblemente, algunos pueblos tienen dueños. Entonces, como las primeras dos veces que le enseñaron no bastaron, en la tercera probaron con fuego. El fuego enseña. Enseña que quemarse duele. El cuento no tiene punto final. Nadie sabe aún quiénes quemaron FM Sapucay, una emisora radial propiedad de Vitalino Acosta en Alba Posse.


Hugo Mitoire opina que el terror tiene que ver con el ambiente, con describir bien el lugar donde las cosas suceden.

Todo ésto sucedió en Misiones...