Si tuvieras
la oportunidad , mujer, de robarte un par de preciosos vestidos sin que nadie
nunca vaya a saber que fuiste vos ¿lo harías?
Si tuvieras la oportunidad, varón, de apropiarte de un estupendo y
cotizado par de zapatillas sin que, también, nunca se sepa que te las quedaste
vos, ¿lo harías?
¿Qué es lo que te hace ser un tipo o una
tipa honesta? ¿La presencia de policías
y/o un sistema judicial que a vos sí te metería en la cárcel? ¿O una formación moral que a fuerza de tener
conciencia no precisa de “oportunidades” de quedarte con lo que no es tuyo?
No lo pienses como algo hipotético o como
una fórmula retórica. Pensalo como una chance real.
Ayer nomás, en la mediterránea provincia
de Córdoba, muchos burgueses como vos “aprovecharon la oportunidad” y se quedaron
con cosas que no eran de ellos. En medio de saqueos-organizados o no-parece que
se robaron tantos o más plasmas que litros de leche y pan.
¿Un policía armado es lo único que separa
a una persona honesta de una ladrona?
¿Tenía razón Michel Foucault cuando
sostenía que las cárceles no estaban destinadas sólo a los “malos” que
delinquen sino más bien a los “buenos” que también delinquirían si no fuera
porque tomaron conciencia del castigo que hacerlo les podría traer?
¿Desde cuándo robar está bien o, por lo
menos, ya no merece el repudio social que recibía antes, cuando todos éramos
más chicos?
Si una sociedad está habitada en un buen
número por sujetos que participan de una mirada simpática o autojustificatoria
de la acción de robar en lo privado, ¿por qué habrían de escandalizarse a la hora de elegir autoridades ante otros
sujetos que, dedicados a la política, sencillamente “aprovechan su oportunidad”?
Dada la expandida pereza mental es más
fácil argumentar que los corruptos que nos gobiernan tienen poco o nada que ver
con nosotros, esa sociedad, ese pueblo maravilloso que somos. Pobres víctimas
de personajes ambiciosos y sin escrúpulos. Esos “políticos”. ¿No?
“Operari sequitur ese”. “El obrar sigue
al ser” nos enseñó hace mucho Santo
Tomás de Aquino, aquél que fusionó el racionalismo aristotélico con la doctrina
cristiana, mostrando que eran compatibles.
Uno se revela, se da a conocer en lo que
hace.
Gente que no es ladrona solo porque no
tiene la oportunidad.
Gente que después vota.
Gente que actúa acorde a como es.
Porque el obrar siempre sigue al ser…
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