Lionel Andrés
Messi, argénteo futbolista nacido en
Rosario hace 26 años y medio, se la pasa torturando a los rivales con su pie
izquierdo desde hace campeonatos, goles y títulos. Ha convertido también decenas
de tantos con la derecha, cosa singular que lo hace a él aún más singular. Pero
como en los años sesenta-entonces por otros motivos-la izquierda es la de
temer. En los días que corren buena parte del destino inmediato de la más
compacta banda político-mafiosa-sindical-económica y mediática que la Argentina
conoció en Democracia, el kirchnerismo,
puede depender de ese pie zurdo.
Hace años te contamos por radio, gráfica y
tele que líderes como Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, Maurice Closs o
Ewaldo Rindfleisch poseían dos características que los iba a beneficiar mucho
en el corto y mediano plazo pero que los iba a perjudicar indefectiblemente en
el largo. Perjudicar a ellos y fundamentalmente a nosotros. La primera
característica es que son astutos como
pocos para hacer política. Fueron capaces de aprovechar al máximo cada minuto
para acumular Poder y retenerlo. Para meter la nariz en proyectos audaces que
los llevarían a lo más alto. Y llegaron a lo más alto, ahí dónde no cualquiera
llega: Néstor se dio el lujo de ser el único que le pasó la banda presidencial
a su propia esposa. Ella se dió el de ser la primer mujer electa Presidente de
la Nación y además el de ser reelecta. Rovira y Closs mejicanearon a sus
partidos hace una década y armaron una fábula que en Misiones entusiasmó a casi
todos hasta construir una hegemonía que la provincia no había conocido. Se
pasaron cuatro períodos “tomala a vos, dámela a mí” y ya veremos en 2015. Rindfleisch empezó
demonizando a Dalmau, su antecesor, para continuar forjando un poder omnímodo
sin antecedentes en Oberá. Hizo
desastres en la comuna pero a la manera de un hombre de amianto, no se quemó.
Cada uno de éstos dirigentes supo
aprovechar las condiciones de su tiempo en base a la construcción de “relatos”
de la realidad que nada tenían que ver con la realidad. Una indiferencia social
mayoritaria, una pereza mental extendida
entre los votantes, periodistas sin escrúpulos, una oposición demasiado dispersa
y arrinconada por el aparato de propaganda oficial, gente tan saturada del
pasado que ni se esmeró en acordarse bien de todos los que estuvieron en el pasado y, por encima de todo,
una “caja” como no se conocía desde la Argentina de posguerra, hicieron sistema
en sincronía. Y les salió fenómeno.
Pero te
contamos acerca de una característica y te hablamos de dos. ¿Cuál es la otra?
Son inútiles para gestionar. No saben
enfrentar los problemas sociales y tomar
decisiones que vayan solucionando las cosas. Es que no tienen proyectos de
país, provincia o ciudad, sólo proyectos personales de Poder. Y no saben gobernar sin dinero. Sin
“caja”. El “relato” es eficaz cuándo hay plata para consumir. Sino,
no.
De repente la coyuntura de diciembre de
2013 y enero de 2014 hizo demasiado obvio que la “caja” se está vaciando
después de años de despilfarro así que
ahora ya no alcanza con los “relatos” y hay que gestionar. Hay que enfrentar los conflictos,
tener ideas, generar políticas de
desarrollo, resolver inconvenientes, administrar la escasez y aportar
soluciones a cuestiones delicadas y difíciles en áreas como Economía, Salud,
Seguridad, Educación y Justicia. El problema es que éstos muchachos que gobiernan no pueden hacerlo. No saben
hacerlo.
Falta energía eléctrica porque no
invirtieron. Falta agua potable por lo mismo. Justicia independiente te la
debo. Uno de cada dos argentinos no tiene cloacas (según el propio censo
oficial de población 2010). Los salarios suben sudorosos por la escalera y los
precios van fresquitos por el ascensor. Laburo no hay y condiciones para
invertir y generarlo, menos. Cualquier psicótico acaba con tu historia en la
esquina de tu casa mientras te entretienen con “foros de seguridad”. Se debate
la despenalización del consumo de droga mucho más que lo que se debate la
calidad de la educación. Transformada en un plan de facilidades la escuela dejó de aparecer en las vidas de
los chicos para complejizar y ayudarlos a enfrentar esas complejidades. Como sea, en éste verano de 2014 se desmorona
toda la farsa que la gran cortina de humo- hecha de dinero para gastar, planes
sociales, mentiras bien contadas y una moral de mierda mayoritaria-logró pasar
por realidad y obtener consenso en una
sociedad que sólo se interesa por el
corto plazo. Pero a la realidad no se la
puede gambetear siempre y te guste o no hoy es aquél mañana que ayer no te importó.
“En cuánto el zonzo analiza su zoncera,
deja de ser zonzo”, escribió Arturo Jauretche. Por eso la apuesta siempre es a
que te evadas y que no reflexionés. Y el fútbol, en un país como el nuestro, es
muy funcional a eso.
Todo el saqueo al Estado y millones de
vidas miserables pueden seguir eclipsadas como temas de debate por el ánimo
jubiloso que pueden lograr unos cuántos goles
de la celeste y blanca en Brasil (ver 1978…). En marzo o abril entrarán los
dólares de la cosecha de soja como para intentar contener la subida de la
moneda verde. Después todo será el Mundial. Son las dos únicas ideas que
aparecen en el horizonte cristinista para pilotear la crisis.
El 12 de junio, en tierras brasileñas,
empezará un Mundial de fútbol que será bastante más que deporte para todos
nosotros. Llegar a la final, ser campeones o quedar eliminados enseguida
marcará de distintas maneras la agenda y el humor de una sociedad que necesita
valorar las ideas que salen de una buena cabeza.
Pero que, por el momento, sigue más
entusiasmada con los goles que salen de un buen pie…