¿QUÉ ALMORZAMOS HOY?
En la película “La hoguera de las
vanidades” el personaje que interpreta Tom Hanks se siente abrumado porque los
medios-y entonces el público-no paran de hablar de él. “¿Por qué soy
importante?”, le pregunta al periodista que encarna Bruce Willis, que le
responde: “Vos no sos importante. Sos el almuerzo de hoy. Mañana almorzarán
otra cosa”.
El film es una realización hollywoodense
de 1990 basado en el célebre texto del
periodista Tom Wolfe. El autor sitúa la acción en la Florencia del Renacimiento
pero la versión cinematográfica la
traslada a la Nueva York de los años ochenta. La amante de Sherman McCoy (el
personaje de Hanks) embiste con el auto de Sherman a un muchacho negro,
oportunidad perfecta para que el periodista Peter Fallow (Bruce Willis) intente
reinventar su carrera al informar que un blanco adinerado le pasó con el auto
por encima a un humilde muchacho negro. Oportunidad brillante,además, para que
todos busquen su interés propio. ¿Y la verdad de lo que sucedió la noche en la
que el auto de Sherman, manejado por la chica blanca y rubia que encarna
Melanie Griffith, atropelló y mató al chico de color? Es algo que no le importa
a casi nadie. El público se entretiene con el tema como se ha entretenido y entretendrá
con otros temas.
Exactamente eso nos pasa ahora con la moda
“moralizante” de la sociedad argentina. Que, como toda moda, es pasajera.
Ya sabemos que forma parte de nuestra
idiosincrasia moderna votar y tolerar déspotas y corruptos mientras la economía
va bien o eso parece. Luego, cuando de modo lógico tanta permisividad para
saquear las cuentas del estado perjudica a esa economía que parecía ir
fenómeno, la sociedad se “indigna” con los mismos atorrantes y atorrantas a los
que eligió y reeligió sin ningún tipo de control.
Ahora “almorzamos” investigaciones sobre
la corruptela de los poderosos. Que nadie caiga en la tentación naif de
sospechar que al grueso de nuestra sociedad-que legitimó a tanto delincuente
con su voto-le agarró un ataque de dignidad. Es sólo lo que graficó Marcel
Proust: “Uno se vuelve moral cuando es desdichado”. Ahora la guita no alcanza.
Ahora la corrupción molesta. Ahora, que para algunas cosas ya es un poco tarde.
En Brasil (acá nomás en nuestro propio subcontinente)
la Justicia investiga al Poder hoy, mientras ocupa el Poder. No necesitó que el
Poder cambie de manos como sí lo precisó la justicia argentina. Asusta pensar
que varios de los expedientes por lavado de dinero de ex funcionarios públicos
empezaron a avanzar cuando Macri ganó el balotaje. ¿Y si ganaba Scioli?
En Oberá hay quiénes piden justicia por el
asesinato de “Marilyn” Bárbaro, femicidio del que en estos días se cumplen doce
años, cuando ni siquiera se usaba esa palabra. Muchos de ellos son los mismos
que votaron a la renovación para otro período de gobierno como si en esta
Misiones feudal una cosa no tuviera nada que ver con la otra. Hay gente que
sabe y otra que no sabe que la impunidad de algunos las garantizan ellos mismos
el día que votan.
¿Cómo es esto de pedir una mejor justicia
y a la vez avalar a los que la manejan por celular?
Las denuncias sobre los casos más resonantes
de perversión en el ejercicio de la función pública llevan años. A veces hasta
una década. ¿En 2011 se ignoraba lo que pasaba o se sabía y no importaba? Hay
elementos para sospechar que se trata de lo segundo.
Cuidado con que el combate a tanta
podredumbre sea un entretenimiento que se ve, mira o lee mientras se come un
plato de fideos al tuco y se bebe un vaso de vino tinto. Aún más cuidado con
que sea una forma de hacer catarsis porque ya no alcanza para el asadito ni
para el vino de marca sin siquiera tener conciencia de que esos que cuentan la
plata en el video también están contando la que usabas para comprar el asadito
y el tinto de marca.
En la Argentina, antes que un “mani
pulite” (manos limpias), habría que trabajar mucho para alcanzar primero la “societá pulito” (sociedad limpia).
Porque cuando ayer se almorzó un quilombo
guionado entre los participantes del “Bailando”, hoy se almuerza el lavado de
dinero proveniente de la obra pública y mañana se almorzará la renuncia de
Pablo Guede a la dirección táctica de San Lorenzo de Almagro, no se está ante
ningún cambio social.
Sólo se está, cómo nos dijo Proust, ante
gente que se volvió moral en el mismo instante en el que se volvió desdichada.
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