¿CÓMO SE PREPARA “CAMBIEMOS” PARA
El 13 de agosto el Frente “Cambiemos” se
anotó tres victorias en las PASO de Misiones: en Posadas, nada menos que la
capital provincial, y de manera holgada. En Puerto Rico. Y en Oberá, la segunda
ciudad misionera, lugar de crianza del
gobernador y cuna de renovadores con mucho poder. La renovación se prepara para
intentar repetir lo de 2013, cuando cayó en las PASO de agosto y revirtió la
tendencia en las generales de octubre. En “Cambiemos”, algunos parecen querer
darles una mano con eso.
Para empezar, hay que decir que la
relación entre el PRO obereño y el radicalismo obereño nunca ha sido ni buena
ni mala. Nunca ha sido. No tienen. No se dan bola. Cuestión que se incrementó
después de la victoria de agosto, a favor de que en el PRO tienen la convicción
(errada) de que la elección la ganaron ellos. No saben-y nadie les dijo-que en
Oberá siempre los comicios los definen los radicales. O porque votan a favor de
candidatos radicales. O porque votan en contra de candidatos radicales.
¿Y el radicalismo? Son especialistas en el
fuego amigo. Quién ahora lo recibe es Mariana “Tiny” Jacquet, candidata a
diputada nacional, referente de la juventud partidaria y devenida en el mejor
cuadro político de la ciudad. “Tiny” y su grupo tienen un protagonismo ganado
en base a que hacen política-y de la buena-todo el año. No “aparecen” cuando
hay elecciones. Y eso disgusta no solo a renovadores. Molesta a la gente del
PRO, que debe cinturear entre su rol de oposición y el tácito pacto de no
agresión que Macri firmó con Passalacqua. Pero molesta mucho más a sectores del
radicalismo hoy instalados en su comité comunal.
Hay un elenco estable de pusilánimes, que
se callaron la boquita en los doce años de saqueo de Rindfleisch, porque lo
seguían viendo como un “correligionario”. Además en Oberá “se conocen todos”.
Frase que debe traducirse como “estamos todos entongados”.
El objetivo de ellos no es ganar sino
perder. Integran el cuerpo de blandengues que tan funcional le ha sido a
Rindfleisch y a la renovación. Moderados en público al criticar (como la
canción “El estudiante”, de los Twist), son a la vez muy incisivos en las
rondas de mate que organizan en el comité o en sus casas. Cierta vez uno de
ellos, Alex Berg, nos dijo en la radio que cuando se pierden las elecciones el
opositor debe irse a su casa porque quiere decir que el pueblo lo rechaza (?).
Como es fácil deducir, la humanidad ha tenido mucha suerte en parir otra clase
de dirigentes.
Como sea “Tiny” Jacquet recibe fuego amigo
porque los deja en evidencia. Pone a la luz la falta de testosterona de algunos
que quisieran poder hacer lo mismo. Pero no pueden.
La renovación cuenta con ellos. En Oberá,
como en cualquier parte, debe darse la batalla cultural. Refutar al organizado
aparato de propaganda renovador, mecanismo aceitado y que funciona fenómeno.
Que los oyentes, televidentes y lectores de esos medios que viven de la santa
pauta oficial reciban otro mensaje, distinto al que reciben cotidianamente. Que
alguien les diga otra cosa. Estos personajes, siempre más atentos a no quedar
mal que a ponerse el partido al hombro, son execrables pero marcan una
tendencia.
Entonces, por un lado, tenemos al PRO,
convencidos de que Macri es un neo-Perón que tracciona votos con solo poner una
foto suya en Facebook y con eso alcanza. Por el otro, algunos radicales que no pueden
soportar haber ganado.
Enfrente, la renovación pondrá todo lo que
tiene, que es mucho. Tiene como aliado a un voto volátil. Y a “peronistas” que votan a Closs. Como enemigo,
tienen a un sector de la sociedad, mucho
más grueso que antes, harto de sus trapisondas, su impunidad y de ese olor a
kirchnerismo que no se les va con ningún perfume.
Pocos tienen presente que en cada comicio
hay un grupo de electores, más o menos grande dependiendo del contexto y la
época, que premian o castigan con el voto haciendo caso omiso de las
estrategias pergeñadas por los dirigentes. Por eso, siempre, el final es
abierto. “La vida le había dado ya motivos bastantes para saber que ninguna
derrota era la última”, escribe García Márquez en “El general en su laberinto”.
El 22 de octubre, quizás, el pueblo
obereño castigue a “Cambiemos”…, haciéndolos ganar de vuelta…
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