EL JUBILEO DE RINDFLEISCH
¿Son la
renovación, cualquiera de sus candidatos, y el frente “Cambiemos”, cualquiera
de sus candidatos, los garantes de una suerte de jubileo para Ewaldo
Rindfleisch?
El jubileo proviene de la tradición
judeocristiana. Y devino en una indulgencia concedida por el Papa en
determinadas ocasiones. La política obereña no se plantea mirar para atrás
aunque es en su reciente pasado donde se explican casi íntegramente los
problemas actuales. Ninguna mirada es ingenua. Y la ausencia de mirada,
tampoco.
Rindfleisch siempre tuvo mucha suerte. Y
no deja de tenerla. Fue el alcalde más votado de Oberá-increíble-, zafó de
cualquier investigación comunal, provincial y nacional, se benefició antes con
el matrimonio polìtico entre la renovación y el kirchnerismo, y se beneficia
ahora con el pacto de no agresión entre la renovación y Cambiemos. Su presunto incremento
patrimonial parece ser demasiado grande para que meta la nariz el periodismo
misionero y parece ser demasiado chico para que meta la nariz el periodismo
nacional. Y las denuncias que hizo Ramón Escobar están en manos de la jueza
Gauchat, lo que debe darle al exalcalde más sosiego que seis miligramos de
Bromazepam.
Ahora, ya en campaña electoral, las usinas
renovadoras “explican” que el gobierno de Misiones no tiene nada que ver con
los problemas de los misioneros (?). La culpa es de Macri y su gobierno de tres
años. De los quince de la renovación, en Oberá doce de Rindfleisch, mejor no
hablar. Como si hasta diciembre de 2015 la luz y el agua hubieran sobrado por
acá.
Carlos Fernández, Ariel Chaves y Rafael
Pereyra Pigerl usaron a Rindfleisch para hacer campaña. Cuando llegaron adónde
querían, lo olvidaron. Es que todos tienen al mismo jefe: Carlos Rovira.
Por el lado de Cambiemos no se les conoce ninguna
investigación ni colaboración en dar a luz los puntos más oscuros de las
gestiones de Rindfleisch. La diputada provincial Alba Nilsson presentó en su momento
un proyecto de comunicación que ni siquiera fue acompañado por todos sus
aliados de Cambiemos (¿). El diputado provincial y candidato a intendente Roberto
Rocholl se mantuvo siempre distante de
cualquier compromiso con el tema. Y el radicalismo obereño nunca quiso
confrontar cuando Rindfleisch era el amo y señor de Oberà (cosas de compinches
entre viejos correligionarios).
¿Quién va a asumir el compromiso público
de ir a fondo con una investigación seria sobre los doce años en los que se
pergeñaron todos los problemas que hoy padece la Oberá que pretenden gobernar?
¿Todos los candidatos van a olvidar lo
ocurrido como si nunca nada hubiera sucedido?
Distintos Concejos Deliberantes de
Misiones armaron comisiones para
investigar las acciones de alcaldes o ex alcaldes, más allá de los resultados
que dejaron esas comisiones. En Oberà el Deliberante consideró que los papeles
que muestran, como nunca en la historia del municipio, el desvió de fondos
públicos, no ameritaba ni armar una comisión investigadora. Lo mismo hizo el
intendente Fernández, quién se limitó a hacerles pagar a los contribuyentes los
sesenta y dos millones de pesos de la deuda heredada. También en la CELO, dónde
los socios vienen bancando una monumental deuda y sufriendo los cortes de agua
y luz que no se producen por una maldición diabólica sino por la desidia de
tres lustros de gobiernos renovadores.
Se portaron como garantes de la impunidad. ¿Los que no miraron lo que
republicanamente estaban obligados a ver, resulta que ahora van a ser los arquitectos
del destino de Oberà? Hum…
“Los que no pueden recordar el pasado
están condenados a repetirlo”, escribió el filósofo español George Santayana.
Es lo que hace Oberá.
Todos los días.