¿LA ARGENTINA ES UNA TRAMPA?
¿Te gusta el
cine? Este video dura 1 minuto 44
segundos. Es un fragmento de la película “Martín Hache”, estrenada en 1997 y
dirigida por Adolfo Aristaraín. En la escena un argentino radicado en España
(Federico Luppi) habla con su hijo (Juan Diego Botto) sobre si la Argentina
puede cambiar o si creer que puede cambiar es el primer paso para caer en una
trampa…
¿Lo viste? Martín, el padre, es bien categórico
al hablarle a Hache, el hijo, un flaco en busca de su destino. O, mejor aún, en
busca del lugar donde forjará su destino.
Repasando la historia vernácula queda
claro que la calidad institucional y la calidad de vida nunca convivieron. Ninguno
de nuestros antepasados vivió en una Argentina democrática, sin interrupciones,
con desarrollo económico y una equitativa distribución de la riqueza. Con todo
eso junto. Y nosotros tampoco.
¿Qué espacio político, qué plan económico
no fracasó o en el corto, o en el mediano o en el largo plazo en dos siglos de
historia?
Por supuesto, un político tiene que vender
futuro. Un futuro en el que siempre le va mejor a los electos que a los
electores.
Decía el filósofo Francis Bacon, “La
esperanza es un buen desayuno. Pero una mala cena”.
Cuesta creerle a Martín. No nos parece que
lo que le dice a Hache sea más cierto que efectista.
Pero, ¿y si lo fuera?
Si lo fuera, podríamos hacernos la
pregunta que hace el periodista Jorge Lanata ¿sos capaz de luchar por cambios
que no vas a ver?
Pero esa misma pregunta desmejorada. O
mejorada:
¿Sos capaz de luchar por cambios que no
van a suceder?
¿No será eso lo que, sin saberlo, siempre
hacemos?
Walter
Anestiades
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