martes, 21 de febrero de 2023

 

              HASTA LA VISTA, BABY

 


     “El deber es lo que esperamos que hagan los otros”, ironizaba Oscar Wilde. Pero sucede que Pablo Hassan (h) realmente parece esperar eso. El alcalde simbólico que puso el establishment posadeño dedica mucho tiempo a las publi-notas y no le sobran momentos para ocuparse de los graves problemas que sufre Oberá. Que los sufre por culpa de personas que sirven, todas, a su mismo amo.

     La orden emanada de Posadas fue clara: Hassan debe ser asociado con noticias “positivas” y debe ser despegado de sus obligaciones como intendente. El marketing debe contar lo que no puede contar la gestión.

     Así Hassan aparece entregando distinciones, iniciando ese tipo de obras que duran hasta el día del voto, recibiendo a atletas locales o visitando alguna empresa que parece carecer de problemas. Todo lindo, con caritas felices, sonriendo y mostrando una Oberá digna de ser parte de la “primera provincia start up” como reza la bizarra promo rovirista.

     Pero la realidad es otra y muy triste. Hassan debería ocuparse del preocupante incremento de la inseguridad que padece Oberá. Debería reunirse con Rovira, con el títere Herrera Ahuad, con el otro títere Passalacqua y con el ministro de Gobierno Marcelo Pérez para pensar en algo diferente y más eficaz que seguir pagando medios y periodistas para vender humo. Hassan debería ponerse un buen par de zapatillas y salir a “patear” la ciudad para comprobar en pies propios que el deplorable estado de las calles solo puede ser superado por el deplorable estado de las veredas. Hassan debería dejar de lado la sanata del parque industrial (¿el qué?) y pensar en algo tangible que retenga a los jóvenes obereños que ven que la única salida laboral es la terminal. Hassan debería meter la nariz en la CELO, intervenida de hecho por Posadas, y ver cómo y cuándo miles de obereños van a gozar de dos derechos básicos que la renovación en el gobierno nunca les dio: agua potable y luz. Y debería velar por los intereses de los usuarios de colectivos, más que por los intereses del “Grupo Z”.

     Pero nada de eso ocurre, Hassan solo sonríe para las fotos. Y es mal orador: sanatea sin convicción.

     El 7 de mayo es el día indicado para decirle a Hassan, con el voto, que siga en la abogacía o en cualquier otra actividad que desee. Pero que el cargo de intendente de Oberá, que nunca asumió, debe ocuparlo alguien capaz de hacer algo más que obedecer los whatsApps que recibe desde Posadas.

      Como en “Terminator”, el 7 de mayo hay que decirle a Pablo Hassan hijo, “Hasta la vista, Baby”…

 

Walter Anestiades

    

    

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