“ALBERTO”
MASSA
No se equivocó Oscar Wilde cuando escribió que “Una máscara nos dice más que una cara”. Como en 2019 Cristina Kirchner esconderá su cara tras la máscara de un candidato al que pueda vender como impropio. Para tener éxito necesitará de un electorado necio que se niegue a captar las señales más evidentes. Pues bien, nadie mejor que ella para saber que en la Argentina, de eso, sobra.
No pasó
demasiado tiempo desde que trece millones de compatriotas se tragaron el cuento
de un Alberto Fernández moderado, con mucho sentido común y con el carácter
necesario para no ser un títere de quién lo eligió para presidente. Está bien a
la vista que los resultados de tan masiva credulidad fueron lamentables.
Incluso para los fanáticos de la titiritera.
Pero con un
electorado que viene demostrando que la realidad no influye en el voto (como si
hubiera una nación en crisis pero en las provincias se viviera fenómeno), la
candidatura de Sergio Massa podría ayudar al kirchnerismo a retener una cuota
de poder nada despreciable para quiénes han perpetrado tantos desastres desde
el gobierno. Aún siendo el ministro de Economía de una Argentina con más del
ciento por ciento de inflación anual y con un dólar a quinientos mangos.
El núcleo de
la jugada gatopardista de la vicepresidente, que tiene mucho más de
desesperación que de astucia, es que la boleta “Massa presidente, Kicillof
gobernador, Barón del conurbano intendente” sea atractiva para el electorado de
la provincia de Buenos Aires, donde votan cuatro de cada diez argentinos.
En los días
por venir asistiremos a un revival de la estrategia comunicacional que tan
buenos resultados dio con Alberto Fernández. Se hablará y se escribirá acerca
de un Sergio Massa independiente de su jefa. Incluso de un Massa capaz de
enfrentarla y traicionarla. De un líder de algo llamado “massismo”. Y de un
cultor de un pensamiento moderado y preferible a lo que podría haber sido el
kirchnerismo rancio de “Wado” De Pedro o lo que sería la derecha “ajustadora”
de Javier Milei. Una creación capaz de disputar el voto volátil de cierta clase
media a Larreta o a Bullrich.
Con la careta
de Alberto provocándole reflujo gastroesofágico a tanta gente, ahora Cristina
Kirchner usará la de Massa. Y pondrá en marcha su plan de ser la madre de una
victoria o dejar huérfana a una derrota.
Vas a oír y
leer muchas macanas pergeñadas para potenciar a Sergio Massa. Las mismas
macanas que sirvieron para potenciar a Alberto Fernández.
Fue también
Oscar Wilde el que dijo que “La experiencia es el nombre que le damos a
nuestros errores”.
¡Atenti con
eso!
Los argentinos
tenemos demasiada experiencia.
Walter Anestiades