El
imperialismo norteamericano no ha sido un invento marxista sino, por el
contrario, una realidad padecida por décadas en América Latina. Del mismo modo
que Europa Oriental soportó el imperialismo soviético. Entre los títeres que
EE.UU bancó para que Centroamérica no se volviera “roja” fue tristemente
célebre Anastasio Somoza García. El mismo que fue el autor intelectual del
asesinato del guerrillero Augusto Sandino. El apodado “Tacho”. El que visitó la
Argentina en la época del primer peronismo. Se cuenta que en cierta oportunidad
el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, al ser advertido acerca
de la calaña de líder que gobernaba Nicaragua, respondió: “Puede ser que Somoza
sea un hijo de puta. Pero es nuestro hijo de puta”.
En Misiones los popes de la renovación no
se ponen colorados por proteger a los suyos.
Por ahí anda Cristóbal Barboza. Un
personaje que agarró la camioneta oficial del municipio de Arroyo del Medio (que
maneja por cuarta vez) y la usó como si fuera de él. Los señores feudales se
mueven así. Creen que las pertenencias del estado son suyas. Lo cierto es que
se subió al vehículo oficial estando entre San Juan y Mendoza y terminó
chocando a un remisero que salió a ganarse la vida un domingo día del padre. El
remisero murió. Por el motivo que fuere y cualquiera será indefendible, los
tres concejales renovadores votaron no por la obvia destitución que
correspondía sino por una impresentable restitución. Y este martes Barboza
volverá a la intendencia. A diferencia de Alberto Anderson, que ya no podrá
volver a manejar su remís ni a festejar el día del padre. Todo acompañado por
la sobreactuación pública de ciertos funcionarios del gobierno que salieron a
cuestionar a Barboza y a los ediles que lo ayudaron. ¿En serio creen que
Barboza acumuló méritos para abandonar su puesto de intendente? Bien. Expúlsenlo
del partido. Intervengan el municipio. Lo pueden hacer con solo decidirse. ¿No
era la renovación que desparramó por ahí ese slogan de dos pesos con veinte que
reza “solo los hechos dan fe a las palabras”?
Rebosan los ejemplos de renovadores que han
sido protagonistas de hechos repudiables pero compatibles con el norte de un espacio
político que nació de dos “mejicaneadas”: la de Rovira al justicialismo y la de
Closs al radicalismo. Pedirles ahora comportamientos republicanos a quiénes
hicieron de Misiones un feudo más, ¿no será mucho?
Después de todo, siempre habrá un Roosevelt
que precise de un Somoza…
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