LA PAZ NO ES LA QUIETUD
“Comprendo que en la vida, se cuidan los
zapatos, andando de rodillas”
Así canta Julio
Sosa en la mejor versión del tango “¡Qué
me van a hablar de amor!”
Invierno de 2020. Plazas, calles y rutas de Misiones
se llenaron de docentes que marchan,
protestan, hacen asambleas y quieren
vivir mejor. Tienen derecho a vivir mejor. Andan de pie, Julito. Caminan gastando los zapatos porque el
futuro de los pibes no se negocia.
El pasado 3 de
enero Stella Maris Leverberg se fue
para siempre y aquellos que treparon por
tener las manos rojas de tanto aplaudir al poder, más que blancas de tiza por
enseñarle a los pibes, quedaron desprotegidos como nunca.
Leverberg, por
años a cargo del mayor gremio docente de la provincia y dos veces electa
diputada nacional, tenía carácter y una retórica sencilla pero eficaz. Eso le
permitía cargarse al hombro acuerdos
salariales miserables y, sin embargo, dejar a los disconformes como desubicados.
Pero ahora las desdichas de la
educación misionera se advierten desde los Montes Urales y ya no se las puede
tapar. De hecho, mucha gente protestando
contra el gobierno durante mucho tiempo, no es algo que en la Misiones del
siglo XXI se haya visto todos los días.
El salario básico del docente misionero acaba
de pasar, acuerdo sindical mediante, de siete “lucas” mensuales a nueve mil
doscientos. Un incremento roñoso que solo
puede dejar conforme a gente que deba favores. Al resto no le queda otra
que gastar los zapatos.
La “pax” romana (“paz” en latín) era la
que los conquistadores romanos imponían a los pueblos sometidos. Era la quietud del yugo.
Ya
veremos si los docentes en lucha consiguen lo buscado. Pero no se quedan mansos
y calladitos por la “concordia” impuesta.
Saben
que estar en paz y quedarse quieto son dos cosas diferentes.
Muy diferentes.
-Walter Anestiades
-Ilustración de Nicolás Eugenio Aguilar
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