sábado, 7 de mayo de 2022

 

                        LA TRIPLE “I” 

 

     En Oberá vuelve a debatirse la calidad del agua de red que provee la CELO. Amén de los imprescindibles informes técnicos, que deberían acabar con las dudas pero pierden credibilidad social dado el historial de imprudencias de los popes de la entidad, vale recordar lo que nos enseñaban en la escuela: el agua apta para el consumo humano es Incolora (no tiene color), Inodora (no tiene olor), e Insípida (no tiene gusto).

     No son pocas las personas que en las redes sociales denuncian que el agua que sale de las canillas de su casa es amarronada o que a simple vista no parece tener nada de potable. Primera pregunta: ¿esas personas son socias de la CELO? Segunda pregunta: ¿hicieron la denuncia dónde corresponde, ergo, a la sindicatura de la cooperativa y/o a la Defensoría del Pueblo? Porque el EPRAC (Ente Provincial Regulador de Agua y Cloacas) asegura que es apta para el consumo. Pero teniendo en cuenta que la última persona en denunciar que el agua no cumple con las normas del Código Alimentario Nacional no fue un perfil de Facebook sino la bioquímica que se encarga del asunto en la propia CELO-Mariel Koch-se impone una tercera pregunta: ¿quién miente? Porque el agua no es “más o menos” apta. O lo es. O no lo es.

     Es de esperar que este tema siga el lamentable recorrido de casi todos los temas públicos en la Argentina: que se diluya por el paso del tiempo, sea desplazado de la agenda por otros temas, y nunca sepamos si la irresponsable fue la bioquímica que habló, o los dirigentes de la CELO, y si las denuncias virtuales tienen visos de seriedad o no, y si realmente en Oberá y adyacencias hay gente que consume un tipo de agua que no debería consumir.

      “¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?”, preguntaba Albert Einstein.

       ¿Qué sabemos nosotros del agua que  usamos toda nuestra vida?

 

Walter Anestiades

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