¿REPÚBLICA “BANANERA” ARGENTINA?
“El carácter
es el destino”, avisó el filósofo Heráclito hace 2.500 años. ¿La sociedad
argentina del siglo XXI va a tener que resignarse a que Cristina Kirchner esté
por encima de la ley porque, a cambio de mantener la “paz social” habrá que tolerar
su impunidad para que sus seguidores no se enojen y se pongan violentos? Ella
es la vicepresidente de la Nación. Porque hay una forma de república que
funciona así. Se llama “República Bananera”…
Que pifia se manda el que se engañe a sí
mismo creyendo que la vida económica podrá ser abundante a cambio de una vida
institucional miserable. Porque, precisamente, la experiencia kirchnerista
marca que con ellos no hubo ni hay ni prosperidad general, ni república. La
impunidad del poder es el origen más remoto de la desigualdad.
Circula por ahí, en boca de gente y de
dirigentes con una cara de cemento pre-moldeado que da asco, una expresión
amenazante: “Si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar”. ¿Qué quiere
decir exactamente eso? ¿Qué Cristina Kirchner es una semidiosa que está por
encima de todo el resto de los argentinos? ¿Que la ley máxima no es la
Constitución nacional sino su voluntad y entonces no hay que “molestarla” con
cuestiones terrenales como tener que dar explicaciones en la justicia? ¿Qué clase
de “quilombo” se armaría? ¿Una guerra civil para liquidar a los que no se
sometan? ¿Cómo se traduciría en hechos esa amenaza mafiosa ¿Cuarenta años de
democracia para llegar a esto?
La costumbre de concentrar el poder en
una persona a la que nadie controla para después quejarse del abuso de poder
que hace esa persona, es patética. Cristina Kirchner es el ejemplo más
aberrante de eso pero hay varios y en varios lados. ¡Una costumbre que satura!
Y no se aprende.
Veremos hasta donde se permite que
lleguen los patoteros de estado. Si la convivencia será todo lo democrática que
debe ser o será como la de aquél que vive atormentado cuidándose de que un otro
golpeador no se enoje y le pegue, para así mantener la “paz”. La “pax romana”
que los conquistadores le imponían a los conquistados. La indigna paz que el
opresor le impone al oprimido.
Todo es una cuestión de carácter.
Y el
carácter es el destino.
-Walter
Anestiades
-Ilustración: Nicolás Aguilar
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