¡VIVA
LA LIBERTAD Y ROVIRA, CARAJO!
En mayo 425 mil misioneros
ratificaron con su voto el sistema de poder concentrado que Carlos Rovira
pergeñó hace dos décadas. Súbitamente, en agosto, 281 mil misioneros votaron a
Javier Milei como candidato a presidente sumándose al ansia de libertad que
dicen tener otros argentinos. Apenas cien días separaron una decisión de la
otra. ¿Por qué será que piden libertad para su país los que en su provincia
bancan un feudo?
Según los datos
del Censo Nacional 2022 Misiones es una de las cuatro provincias en donde sus
habitantes tienen el menor acceso a los servicios públicos básicos. Se pagan
salarios pauperizados y jubilaciones realmente miserables. Rovira y los
capangas comunales hacen lo que quieren sin que nadie los controle. La justicia
local no es otra cosa que un menú a la carta para que el poder elija. Y el
miedo es el organizador de la vida social. Todo eso es responsabilidad del
espacio político que gobierna desde hace veinte años con nombres que se
repiten. Son daños provocados por una verdadera “casta política”. Sin embargo,
el gobernador y el vice, 25 de los 40 diputados locales y 76 de los 78 alcaldes
que fueron electos en mayo son de ese espacio político. ¿Libertad? ¿Bronca
contra la casta? ¿Dónde?
En Oberá 18
mil electores decidieron que Hugo Passalacqua sea gobernador por segunda vez,
Carlos Rovira diputado provincial por quinta vez y que Pablo Hassan mantenga la
hegemonía renovadora que empezó con Ewaldo Rindfleisch en 2003. Catorce semanas
después 17 mil obereños-el mismo número- fueron entusiasmados a votar a Milei,
el que repite aquello inspirado en Einstein de que no se puede cambiar con los
mismos de siempre.
¿En qué
quedamos? ¿Libertad y nuevo o casta y miedo?
Puede que
Jean-Paul Sartre haya tenido razón: “Mitad víctimas, mitad cómplices. Como todo
el mundo”
Walter Anestiades