lunes, 14 de agosto de 2023

 

   ESOS RAROS PEINADOS NUEVOS

 

     “Y si vas a la derecha Y cambiás hacia la izquierda, ¡adelante!”, canta Charly García en “Raros peinados nuevos”, un tema del 84. En las PASO del 13 de agosto millones de argentinos hicieron al revés. Pero no es que se fueron hacia la derecha. Los empujaron…

     Sergio Massa es el candidato del gobierno y el ministro de Economía. De un gobierno que es una calamidad pública. Y de una economía que no para de jorobar la existencia. La lógica bronca contra eso se expresó en las urnas con quién hasta hoy nunca gobernó. Juntos por el Cambio ya lo hizo y mal. Y la izquierda nunca  representará al grueso de los argentinos que quieren ser propietarios y no proletarios. Punto.

     Hacia octubre se vislumbra un escenario de puja por el poder de tres tercios, como anticipó hace poco Cristina Kirchner (la responsable número uno de la malaria general).

-Javier Milei hizo una elección tan estupenda que su llegada a la presidencia solo dependerá de él y de sus seguidores. Deberá demostrar, no ante las usinas de propaganda progresista, sino ante los argentinos que aman la república, que no es ni Trump ni Bolsonaro ni ninguno de los impresentables del populismo de derecha que andan por ahí  y que sus fanáticos, pichones del “macartismo argento”, son capaces de aprender y evolucionar porque deben aprender y evolucionar mucho. La política es más interesante que pasarse el día en las redes detectando “zurdos de mierda”.

-Patricia Bullrich tuvo una victoria pírrica en la interna con Larreta. Juntos por el Cambio hizo una elección tan mala, perdió tantos votos, que terminó apenas un punto arriba de los candidatos de un gobierno que es considerado el peor desde el retorno de la democracia. Juntos por el Cambio sigue lidiando con dos inconvenientes: uno, no supo ser gobierno. Y, dos, no sabe ser oposición. Tiene gente muy valiosa en sus filas. Deberían dejarlas ser.

-El peronismo hizo la peor elección de su vida. No llegó ni al treinta por ciento de los votos. Por supuesto, la historia moderna nos enseña que no se puede subestimar al peronismo y especialmente el día que se vota. Incluso ahora podría retener nada menos que la provincia de Buenos Aires, donde votan cuatro de cada diez argentinos, si es que Milei y Grindetti no se avivan que juntos a Kicillof lo pueden acostar. Tampoco resulta envidiable tener que defender y votar a Massa “para que no gane la derecha”. De todos modos el peronismo lidia con un gravísimo problema que debería asumir de una buena vez: que hace mucho tiempo dejó de ser peronismo.

     Milei, Patricia y Massa. Ninguno de los tres la tiene ganada. Ninguno de los tres la tiene perdida.

     El escritor Chesterton postulaba que “Lo malo de cuando la gente no cree en nada es que, después, termina creyendo en cualquier cosa”.

     Ojalá Dios no permita que, de tan empujados a no creer en nada, terminemos creyendo en cualquier cosa…

 

Walter Anestiades 

 

 

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