domingo, 17 de diciembre de 2023

 

EL RETORNO DEL “HOMBRE MEDIOCRE”

 

    En el omega de su primer mandato como gobernador, a fines de 2019, Carlos Rovira había avisado que “Los misioneros se quedaron con ganas de más Passalacqua”. Nadie como el señor feudal para conocer a sus vasallos. Por decisión de la mayoría de los electores en mayo, Hugo Passalacqua asumió en diciembre su segundo mandato y entonces Misiones se dispone a seguir haciendo lo que viene haciendo desde hace más de dos décadas: perder el tiempo

    Passalacqua volvió a ser beneficiado por la dedocracia rovirista porque es el pelele ideal para enfrentar la incertidumbre que viene, en la que convendrá “ir viendo” lo que pasa sin alinearse ni enfrentarse abiertamente con nadie. Y a Passalacqua le cabe aquella definición de sí mismo del director de cine Federico Fellini cuando afirmó: “Soy un artesano que no tiene nada que decir, pero sabe cómo decirlo”. Passalacqua nunca dice nada. Pero sabe como decirlo. Y en estos tiempos de la Argentina de Javier Milei eso es lo que Carlos Rovira necesita más que nunca.  

     Por supuesto que Rovira está bien anoticiado de que teniendo Misiones la población más joven del país y que, como la del resto del país, la van de libertarios, detrás “del Hugo” hay que ir poblando al gobierno de gente que todavía no peine canas. Aunque sean unos inútiles (eso nunca importó). Pero que no peinen canas, que estén activos en las redes sociales, que sean varones que usen pantalones chupines o minas que intenten parecer “chicas cosmo” (pero que nadie parezca un “cheto” o una “cheta”), todos con impostada “buena onda” y cuyo mejor e inseparable amigo sea el teléfono celular.

      ¿Y la gestión? No. De eso, con Passalacqua al frente, no se puede esperar nada. Solo el tradicional marketing renovador en una provincia en la que medios y periodistas alcahuetes del poder sobran y lo contrario falta.

     En “El hombre mediocre” José Ingenieros nos cuenta un modo de ser entre cuyos rasgos está el servilismo. Ahora Rovira intenta una fusión entre ese servilismo propio del feudo y las ansias de libertad que expresan los seguidores del presidente Milei. Busca un oxímoron que viene encontrando: que los  “libertarios-feudales” sean la nueva mayoría.

    Se vienen otros cuatro años de mucho marketing y cada vez de peor calidad, de falta de agua y de luz por falta de inversiones locales que ahora más que nunca se le podrán achacar al gobierno nacional, de una prensa que podrá hablar de todas las injusticias perpetradas desde Buenos Aires mientras siguen viviendo de ocultar las perpetradas desde Posadas, de una oposición que amagará serlo hasta volver a capitular, y de un atraso crónico que no pasará de provocar “reacciones” en Facebook porque la mayoría de los misioneros se aclimataron al feudo. ¡Una pena!

     En “El Hombre Mediocre” José Ingenieros describe un modo de ser que encaja fenómeno en Passalacqua y sus votantes. Encarnan la chatura perfecta.

     El primer gobierno de Passalacqua se trató de gente que no supo gobernar, ocupando cargos que no supieron merecer, gracias al voto de gente que no supo exigir.

     Pero en mayo pasado 424.633 misioneros eligieron seguir siendo un feudo y entonces Misiones seguirá en la misma…

     Perdiendo el tiempo.

 

 

Walter Anestiades

 

   

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