A
LOS BRUTOS NO LES GUSTAN
LOS MODERADOS
Víctor Hugo decía que “No
hay nada más poderoso que una idea a la que le llegó su tiempo”. En la política
el desprecio por la moderación no es más que un símil de lo que ocurre en otros
aspectos de la vida social. Donde la carrera por captar la atención de personas
desacostumbradas a reflexionar deriva en una chatura de los consumos culturales
pocas veces vista. Entonces la búsqueda de matices, que resta votos, es tildada
de “tibieza” y el que los busca de “pecho frío”. ¿Por quién? Precisamente, por
los brutos.
Es un fenómeno
global pero ya que nacimos y vivimos acá, mejor miramos lo que pasa acá. El
grueso de la sociedad argentina sigue estando lejos de entender que la calidad
institucional que trae el control de los poderes, la alternancia en el poder y
unas políticas de estado que perduran, es lo que permite el desarrollo. No. Al
votar se sigue concentrando poder, se vota al mismo durante demasiado tiempo y
cada uno que arriba al poder la va de refundador. Venimos de unos cuántos años
perdidos porque una mayoría creyó que Cristina Kirchner iba a ser la iluminada
salvadora del país. No lo fue. Ahora abundan los que creen que Javier Milei
será el salvador del país. Ojalá sea un buen presidente. Pero un buen presidente.
Ningún salvador.
Pero es
difícil que entiendan eso personas que perdieron o nunca tuvieron el hábito de
la lectura y entonces creen que una idea es irrefutable porque no conocen otras.
Personas acostumbradas a la macana esa de inventarse un perfil en las redes
sociales y opinar sin filtro convencidos de que su opinión importa más que los
hechos. Personas a las que les han hecho creer que el sentido de la vida es
entretenerse y entonces qué importa la verdad si la mentira, bien maquillada
para que parezca verosímil, es más entretenida.
Da pena ver a
quiénes hacen radio poner cámaras que los filmen y simular que eso es radio
porque las audiencias se tornaron incapaces de jugar con la imaginación. Que
eso es la radio.
Da pena saber
que hay padres que dejaron pasar demasiado tiempo para preocuparse porque sus
hijos no pueden entender lo que leen.
Da pena que se
haga política acomodando el discurso a lo que se quiere escuchar. Aunque se
quieran escuchar barbaridades.
Da pena que en
las provincias feudales como Misiones la oposición no sea moderada sino
cooptada. Que es otra cosa.
Y da más pena
darse cuenta de lo difícil que será, con toda esta decadencia, construir una
opción política sensata cuando lo que trae votos es la insensatez.
En la Antigua
Grecia el Templo del dios Apolo tenía inscripto: “Nada en exceso”. La
moderación era una virtud.
Pero eso ya
fue. Ya no sirve.
Porque a los
brutos, no les gustan los moderados.
-Walter Anestiades
-Imagen: Templo de Apolo en Delfos (David Monniaux)
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