FINGIENDO CORDURA
En su obra
“El otoño del patriarca”, publicada en 1975, Gabriel García Márquez escribe
sobre la soledad del Poder de un anciano dictador de un país imaginario del Caribe.
“El dictador era un hombre cuyo poder había sido tan grande que alguna vez
preguntó qué horas son y le habían contestado las que usted ordene mi general…”
El
cumpleaños número 97 encuentra a Oberá tan subordinada a los intereses del
estado rovirista que la opera desde Posadas, que falta muy poco para que en la
ciudad sea la hora que Carlos Rovira ordene.
La tercera ley de Newton establece que por
cada acción hay una reacción igual y opuesta. ¡Mentira! En Oberá no hay
reacción ni igual ni opuesta a ninguna acción del poder feudal. Y esto hay que subrayarlo
porque la primera causa del progreso o del atraso de una ciudad es la conducta
de sus habitantes. En dos décadas sus electores no hicieron otra cosa que
concentrar poder en personajes a los que nadie controla. Y así les va.
Oberá necesita urgente que haya una nueva
línea de 132 kilovoltios porque la actual no puede satisfacer el incremento de
la demanda. La ciudad acaba de pasar un proceso electoral para ungir al
defensor del pueblo y casi nadie tocó el tema. Los periodistas que tiene trato
cotidiano con el alcalde Pablo Hassan no le preguntan por eso e incluso
publicitan el cuento de un parque solar que cualquiera, con un poquito de
información, sabe que no será solución. Sin energía no hay desarrollo.
Hay demasiados desconectados del agua de
red. En una tierra recorrida por el acuífero Guaraní, una reserva mundial de
agua dulce. Cuán inútil y corrupto hay que ser para lograr que el recurso que
sobra, falte.
Faltan
cloacas. El estado de las calles y de las veredas hace pensar en los bombardeos
de alguna guerra. Y Posadas no para de extender sus negocios (el estacionamiento
medido y el transporte público son dos ejemplos claros)
Pero la reacción frente a eso nunca alcanza.
O por nula. O por modesta. O por temporal (la queja por los cortes de luz y de
agua no excede el marco de las redes sociales y duran lo que los cortes duran).
El terceto de concejales del PRO visibiliza y pone en agenda estos asuntos
pero, ganados por los egos, sin una estrategia comunicacional en conjunto y con
el resto de la oposición carente de ácido fólico, logran likes, visualizaciones,
y hasta cierto reconocimiento, pero no votos.
El grueso del periodismo local, que se
divide entre los que trabajan para el estado y los que quisieran hacerlo, se
limita a realizar publicidad oficial poniendo micrófonos sin cuestionar ni
repreguntar. Aporte periodístico, cero.
Quietitos. Temerosos. Con quejas
virtuales. Sin chances electorales. Con los padres serviles a Rovira y los hijos adorando a Milei sin
olvidar que viven de un papá servil a Rovira, el espacio de los
libertarios-feudales, que son los que quieren que la Argentina cambie pero que
Misiones se quede igual, son la nueva mayoría.
A la jerarquía católica, a la que
perteneció el padre Piña, del padre Piña no le quedó nada. Y los pastores
protestantes están enfocados en el concepto de Max Weber de que acumular dinero
es una forma de glorificar a Dios. ¿Quejarse por las injusticias orquestadas
desde el poder local? “Al César lo que es del César…”
Así va la ciudad de Oberá camino a su
primer siglo de vida. Con un conformismo exasperante que permite la locura de su
saqueo una y otra vez. Pero simulando progreso y felicidad.
Como fingiendo cordura…
Walter
Anestiades
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