domingo, 27 de noviembre de 2011

"INDIGNACIONES" FLATULENTAS

Parece que se ha puesto de moda en la Argentina protestar de cualquier manera, menos con el voto.
Cortar rutas, hacer piquetes, escribir cartas a los medios de comunicación, quejarse en la cola de las cajas de los bancos o de los supermercados, hacer paro, mandar mensajes de texto o llamar por teléfono a los programas de radio, escribir en post y en comentarios de artículos del periodismo on line, discutir en los bares, hacer reuniones en algún barrio, marchar por las calles pidiendo justicia, carajear al flaco que maneja el surtidor de nafta en las estaciones de servicio, insultar de arriba a abajo a un futbolista o técnico de nuestro equipo o del equipo rival, pedir que una cámara de televisión registre un hecho determinado y hasta comprar dólares. Pero con el voto, no.

En la mitología griega "Cronos" era el dios del tiempo real que nos lleva hacia la muerte. "Kairos" era el dios del tiempo interno de los hombres, el tiempo de los sueños y el tiempo espiritual. De Cronos deriva el tiempo secuencial (como indica la palabra "cronología") . Kairos es el tiempo justo, la capacidad de ser oportuno. Estar o actuar en el tiempo en que es preciso
estar y actuar es fundamental a favor de obtener lo que se quiere.

¿Es oportuno protestar por la mala calidad de vida en general o en particular una vez que ya se ha votado (con "V" corta y no con "b" larga) a la presidente que estaba, al gobernador que estaba, al intendente que estaba, a los diputados, senadores, concejales y constituyentes del oficialismo, ésto es, un oficialismo que por tener la responsabilidad de gobernar es el responsable, precisamente, de mejorar la calidad de vida de aquellos que protestan?

La respuesta es obvia y sitúa a quienes se quejan ahora en el lugar de los impresentables. Dan risa o tristeza, según cómo se los mire.

Hace muy poco, por ejemplo, hubo padres de alumnos de una escuela rural cortando la ruta 2 en la zona centro misionera, porque sus hijos asisten a sitios que carecen de agua potable, de baños y de todo lo indispensable que debe haber para que se pueda dar una clase en la que alguien enseñe y otros aprendan. En junio, antes de que el setenta por ciento de los electores del municipio en el que se encuentran éstas precarias escuelas reeligieran a las actuales autoridades, ¿adónde iban a clase esos chicos? ¿Al hotel Hilton de Buenos Aires? ¿Por qué no cortaron la ruta antes del 26 de junio, antes de que todos los responsables de que esos chicos vayan a escuelitas que no tienen casi nada sean reelegidos? Lo podrían haber hecho como mecanismo de presión a favor de que en campaña electoral es altamente probable que se atiendan casos y cosas que después de las elecciones nadie atiende. Si los protagonistas del corte votaron opciones distintas al oficialismo, hubieran cortado la ruta en junio para intentar, por lo menos, "sensibilizar" a ese grueso porcentual de ciudadanos a los que parece que la situación de los chicos les importa un reverendo comino. No. Protestan ahora. En noviembre. Cuando lo único que interesa en las esferas de Poder es quién se queda y quién se va en diciembre.

Sobran los ejemplos y en todo el país. Hace días una vecina del Yerbal Viejo de Oberá difundió una carta que describe a ese barrio como Hiroshima después de la bomba. Vagamente dirige su epístola a las "autoridades"-ésa palabra escribe- porque se le cae de la hoja el miedo que le da poner el nombre y apellido del responsable número uno de que su barrio no mejore: Ewaldo Rindfleisch, que ocupa el cargo de intendente de la ciudad en dónde ella vive. ¿Por qué no escribió e hizo pública esa carta en junio cuando 19 candidatos a intendente y 190 candidatos a concejales titulares y suplentes se paseaban por los barrios y por cuánto medio les diera espacio con las "soluciones" a todos los problemas de la ciudad? No. Protesta ahora. Cuando lo único que le importa al intendente re-reelecto es que le funcionen las nuevas alquimias de Poder que preparó para mantener su status quo.

El país observa con vergonzosa pasividad el enriquecimiento que desde la función pública llevan a cabo personas que están dónde están por múltiples razones, pero sin duda que también por la sobreabundancia electoral de inoportunos que tocan el timbre cuando ya no hay nadie.

Gente que se indigna con lo que pasa ahora. En ésta Argentina que en el 2011 que se acaba ratificó todo lo que había para en éstos días poblarse de protestas. ¿Saben los millones de argentinos que votan cuáles son las obligaciones de las personas que eligen para ocupar una función pública? ¿Saben que no hay cosa que le preocupe más a un poderoso que la posibilidad de que se le quite el poder que tiene y en democracia éso se hace con el voto? ¿Lo saben?

Protestas inoportunas.
Indignaciones flatulentas.

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