Vale la pena detenerse en ésto último: "el intendente Rindfliesch lo promulga". Los "tito-boys" (los muchachos periodistas que le dan al alcalde el imprescindible blindaje mediático) suelen decir por radio tras cada aumento del boleto ante algún sms rebelde: "ahora que lo votó el Concejo ya no hay nada que hacer". Mentira. Hay algo que aún se puede hacer. El intendente, en vez de promulgar el aumento otorgado por el legislativo, puede usar su poder de veto. Ninguna norma votada en el Deliberante queda sancionada de hecho si el ejecutivo no la aprueba. Página dos de cualquier manual de Educación Cívica de secundaria.
Se dirá que es naif suponer que Rindfleisch vetará algo que beneficie a Capital del Monte. Se dirá que es naif suponer que los concejales-y desde 2003 ya vamos por la tercera conformación del cuerpo-no aprobarían un pedido de aumento de la empresa. Uno diría que lo naif es haber votado, por tercera vez consecutiva, a la misma gente y ahora esperar que hagan cosas distintas. Así definía el gran Albert Einstein a la locura.
En éstos tiempos se discute mucho sobre el precio de la yerba. Habrá que hablar también de su calidad. revisar el contenido.Investigar si los obereños no consumen una marca en especial que venga con alguna benzodiazepina. Alguna explicación debe haber para tanta pasividad social ante el tema. Tras cada aumento sancionado la acción de los usuarios se reduce siempre a lo mismo: levantar las piernitas para subir a la unidad y meter la manito en el bolsillo para garpar el boleto con aumento.
Aburre ésta pelicula. De tanto repetirla ya salen de memoria el guionista, los actores, el decorado, la banda de sonido, los extras, el director y las críticas.
Pedid. Pedid amigos del Poder. Pedid que en Oberá, se os dará.
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