¿Qué es una "narcodemocracia"?
La política cumple una misión social y por definición es el origen del Poder, esto es, el arte de gobernar representando a la sociedad. Pero, ¿qué pasa cuándo en la búsqueda y el mantenimiento de ése Poder se aplica en los hechos la teoría de que “el fin justifica los medios”? Cuando se llega a este extremo de procedimiento, se asiste al fin de todos los valores ciudadanos y éticos, y al pervertir la política, por extensión, se pervierte el Poder.
Asi las cosas, en la búsqueda del Poder a como dé lugar
aparece la búsqueda del financiamiento de la política a cómo dé lugar. Y
los narcotraficantes, si algo tienen es clientela que los llene de
plata en un mundo poblado por personas enfermas que buscan algo externo,
lo que llamamos drogas, para adaptarse al ambiente, para evadirse o
relajarse, para disipar el aburrimiento , para parecer mayor como hacen
muchos pibes, para rebelarse ó para experimentar.—Piensan que las drogas
son una solución. Pero las drogas se convierten en el problema. Siempre
se dice que cuando una persona entra en el mundo de las drogas o le
cuesta mucho salir o no sale más. A la política le pasa lo mismo.
Así se produce la infiltración del narcotráfico en la política
de un país. Y, por cierto, nadie pone plata en una campaña electoral
para hacer beneficencia. Al llegar al Poder, hay que devolver “favores”.
Hace poco hubo elecciones en México, un país
que sirve de ejemplo típico de una narcodemocracia. También lo es
Colombia. En ésos países están muy conscientes de que la guerra contra
el consumo de drogas ha sido prácticamente un fracaso, igualmente que
controlar el flujo de dinero producto de ese multimillonario mercado es
poco menos que imposible, aunque la ley cada vez es más severa y las
sentencias son muy altas, esto no desanima a los traficantes ni tampoco a
los vendedores en las calles. Se arriesgan porque la guita que pueden
ganar es muchísima.
En México, por ejemplo, los datos del propio gobierno cuentan que
el narcotráfico mueve en el país más de 120 mil millones de dólares
anuales, provenientes de la venta de sustancias como anfetaminas,
marihuana, cocaína, y heroína, en un país que es productor y lugar de
conexión internacional para comercializar drogas psicotrópicas. Esta
guita equivale a más del doble de las exportaciones legales del país,
incluyendo el petróleo mexicano. Con las ganancias de mas de 30 mil
millones de dólares al año, los narcotraficantes invirtieron en todas
las áreas de la economía, tales como turismo, agricultura, ganadería,
deportes, la Banca, entidades financieras y hasta en la Bolsa de Valores
Mexicana. Muchos de estos valores también han penetrado en bancos
internacionales, incluso en los Estados Unidos por la frontera
México-Norteamericana Es el famoso lavado de dinero. Se sabe que en
tiempos del Presidente Salinas de Gortari, el narcotráfico compró
empresas estatales para lavar dinero con total desfachatez.
Una vez infiltrado el Poder el dinero de la droga lo avasalla
todo: trabajan en complicidad con autoridades corruptas que les brindan
información vital, inteligencia y logística. Siempre hay plata para
sobornar y tipos dispuestos a ser sobornados. La Justicia es una de sus
principales víctimas: comprar jueces es cosa de todos los días y matar jueces insobornables,
también. Llega un momento en el que el grado de corrupción y
descomposición de las estructuras del poder publico se tornan
irreversibles. La droga y la venta de droga se convierte en una cuestión
cultural. Ya no hay nada que hacer. Con un pueblo idiotizado y
miedoso, los que gobiernan pueden hacer lo que se les ocurra por el
tiempo que se les ocurra, del modo en que se les ocurra y con la más
absoluta impunidad.
México y Colombia son ejemplos perfectos de narco-democracias. Venezuela va en camino a serlo. En la Argentina
hay señales preocupantes: hace rato que dejó de ser sólo un país de
consumo. Se intenta despenalizar el consumo de marihuana apoyándose en
una retórica bien lustrada que consiste en presentarla como inocua y al
que la consume como nada más que una pobre víctima a la que hay que
ayudar. Al tiempo, desaparecen los controles en las zonas limítrofes, no hay radarización y las fronteras son un “viva la pepa”. El
combate al tabaquismo es el comodín que viene perfecto para hablar del
cigarrillo y no hablar nunca de la droga. Es sencillo de observar: está
lleno de campañas publicitarias para concientizar sobre los serios
trastornos que ocasiona fumar. ¿Dónde están las campañas que hagan lo
mismo con las drogas? Se ponen las cosas de un modo tal que el adicto es
un ser humano que merece respeto al tiempo que el que no consume es un
“careta” que tiene que pedir disculpas por no hacerlo. El adicto no fuma
sólo. Y ni siquiera se junta con el que no consume, con los que no son
“del palo”.
En 2007 el Frente para la Victoria recibió dineros para su campaña que debería explicar
de dónde provinieron. Nunca lo van a explicar porque nunca nadie les va
a pedir explicaciones. Debe haber mucha gente que, al escuchar sobre el
avance de las drogas en la Argentina, piense que se exagera la cosa y
que drogarse no es algo grave, que de última, es cosa de cada uno
mientras no jorobe al otro.
Así debe pensar mucha gente en la Argentina de hoy.
Así debió pensar mucha gente en el México de ayer…
1 comentario:
QUE GRAN ESCRITO HOMBRE GRACIAS QUE MANERA MAS CONCRETA Y SIMPLE DE COLOCAR LAS COSAS HACIENDO QUE NOS GOLPEE COMO ALGO COLOQUIAL ALGO HABITUAL POR QUE LO ES.
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