miércoles, 25 de julio de 2012

ROBARSE EL ESTADO

"L'état, c'est moi"  ("El Estado soy yo")
(Frase atribuída a Luis XIV, rey de Francia entre 1643 y 1715)

   (Luis XIV, rey de Francia)

    La conquista del Poder ha sido el norte de la vida de millones de personas, de civilizaciones enteras, de pueblos y de ciudades, de reinos y de imperios. Llegar a tener Poder. Ampliarlo todo lo que se pueda. Mantenerlo todo el tiempo posible. Los sueños de eternidad. Hacer lo que se quiera, como se quiera y cuándo se quiera por encima de cualquier otro tipo de Poder es un deseo que tiene la edad del Hombre. Y rebelarse para defenderse de éso es una actitud que también tiene la edad del Hombre.
     El  ¿quién? , el ¿cómo?, el ¿cuándo? y el ¿dónde? es lo que varía. Desde las formas de Poder político han pasado por éste mundo las monarquías teocráticas (los reyes considerados dioses), democracia directa (pero aristocrática como en la antigua Atenas), algún esbozo de gobierno republicano (entre los períodos de  Monarquía y del Imperio en Roma), el dominio de los señores feudales en la Edad Media, las democracias representativas tras la aparición del "ciudadano" en la Revolución Francesa, atravesando tiranías, dictaduras y democracias más o menos formales y más o menos legítimas  en las que cada derecho del hombre actual no fue dado sino que debió ser conquistado.
     Definir al Poder es antigua materia de debate en la Sociología. Pero en líneas generales, desde Maquiavelo (1469-1527)  a Michel Foucault (1926-1984), se lo ve como un conjunto de formas de imponer y obligar (no necesariamente por coacción) pero también de permitir las acciones de las personas. El Poder es la mayor o menor capacidad de producir cambios en las vidas de otras personas, con todo el abanico de posibilidades que tal definición propone.
     El absolutismo fue (es) una forma de Estado en la que el poder político del gobernante no está sujeto, a límite alguno. Así lo fue en la teoría y en la práctica en la época del "Antiguo Régimen"  (las monarquías europeas anteriores a la Revolución francesa del siglo XVIII. Así lo es en éstos tiempos, convirtiendo a los límites propios del sistema republicano y democrático en letra muerta.
     La ignorancia cívica de las sociedades (ignorancia planificada) ha posibilitado y posibilita que en pleno siglo XXI haya Presidentes, Gobernadores e Intendentes que surgen de un sistema pero gobiernan con otro. La baja calidad institucional de los lugares en los que quién gobierna hace lo que se le antoja con total impunidad no suele acompañar la baja calidad de vida de los pueblos. Suele ser la causa principal de la baja calidad de vida de los pueblos. Que miles o millones de personas desconozcan ésto es el eslabón más grande una gran cadena de tácticas cuya estrategia es clara: llegar como sea al Poder, ampliarlo hasta hacerlo ilimitado, y no despedirse nunca de él.
     La concentración de Poder en una sola persona es un común denominador de ésta Argentina en la que pareciera que lo único que le mueve el pelo a unos cuántos millones de sus habitantes, es el viento.
    La Argentina está llena de Estados  bajo cuyas formas democráticas se abrigan recalcitrantes costumbres absolutistas. Recorrer el interior de la Argentina , hacer trabajos de campo, es tutearse con provincias feudales a cada paso.Se parte de un Estado nacional en el que una sola persona-la presidente Cristina Kirchner-hace lo que se le antoja. Desde usar y abusar de la cadena nacional con fines propagandísticos y partidarios hasta presionar con información fiscal que debería ser secreta a quién osó criticarla, pasando por la obsecuencia gramatical (se dice "presidenta" no porque así lo indiquen las reglas idiomáticas sino porque a ella "le gusta" que se diga así). Estados provinciales que reproducen y hasta "perfeccionan" ese esquema. La Misiones de Rovira y Closs (en ese orden) es uno de ésos ejemplos. Closs contrata, desde el Estado que él administra, a empresas de su familia. Rovira colocó como titular del máximo organismo judicial de la provincia a una señora que fue su maestra pasando por encima de currículums mucho mejores para el cargo. Según la Constitución misionera, un tercio de los cargos legislativos le corresponden a la oposición. Se pasaron la ley por las Cataratas.Los municipios-mientras más pequeño mejor-no tienen intendentes: tienen dueños. La realidad satura de ejemplos.
     La ciencia política  desarrolló el concepto de "rentier state" (Estado rentista). estados en donde casi todos sus habitantes dependen del  Estado. Kuwait es un ejemplo clásico: viven del petróleo, una renta natural con un precio que se fija internacionalmente y es muy alto. Algo similar a la Argentina de la soja.
Bajo la retórica oficial de presentar al Estado como un eficiente organizador, árbitro y garante de una mayor distribución de la riqueza -y por éso la obsesión porque  los medios de comunicación social "relaten" las cosas como el Gobierno quiere-se esconde que nuestro "Estado" no es el "Estado" noruego, sueco, alemán, inglés, canadiense o australiano, sometido a controles de hecho, respetuoso de las leyes e insertos en la cultura de la alternancia política en los cargos. El Estado argentino, el Estado misionero, el Estado obereño, están a cargo de personas a las que no controla nadie.  Son Estados que no diferencian entre Estado, Gobierno y Partido. Es todo lo mismo.  Son Estados en los que, en la práctica, Cristina Kirchner, Maurice Closs o Ewaldo Rindfleisch  pueden decir lo que le atribuyen a Luis XIV: "L'état, c'est moi"  ("El Estado soy yo").
     En provincias como Misiones, en ciudades como Oberá, y a éso apunta la Argentina , buena parte del empleo es público, el desempleado vive de un plan social que le da el Estado, buena parte de los empresarios-grandes, medianos o chicos-viven de contratos con el Estado, los medios de comunicación no sobreviven sin pauta oficial. Ponen y sacan Jueces arbitrariamente con los propios mecanismos institucionales. Los legislativos son escribanías de los Ejecutivos. Quién gobierna maneja la "caja" y reparte como se le dá la gana. Con una estructura así, pueden hacer muchas macanas, pero por convicción o conveniencia, miedo e ignorancia incluídos, no pagan costos políticos y el voto cautivo que les viene de personas que viven del Estado-que allí es Gobierno y Partido-es cuantitativamente importante. En ése contexto. ¿cómo armar una oposición que tenga reales chances electorales?
    El resultado es el que se ve en ésos lugares: una elite gobernante millonaria y miles de personas que reciben miguitas de la gran torta. Muchos de ellos creyendo que, por comer migajas, participan de la fiesta.
     Luis XIV de Francia, Felipe V de España,  Pedro I de Rusia, Jacobo II de Inglaterra o Federico Guillermo I de Prusia podrían escibir un ensayo sobre una nueva-y vieja-teorñia política:
     Para poder robar desde el Estado
     primero hay que robarse el Estado.

    

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