martes, 28 de agosto de 2012

LOMOS DE BURROS



 

  "La democracia es el peor de todos los sistemas políticos. Con excepción de todos los demás"
       (Winston Churchill, estadista inglés. 1874-1965)


     No. No voy a hablarte de los lomos de burro con los que te topás a cada rato por las calles. Quedate tranquilo que en ésta provincia los autos viven mejor que muchas personas.
     Te voy a hablar de otra cosa. De algo que no debería suceder pero sucede. Eso de que periodistas con una muy pobre formación intelectual estén al frente de los micrófonos.

Bastante ya hay que vérselas con la indiferencia generalizada y la pandemia de pereza mental que azota a la Argentina para que, además, se naturalice que no haya mayor diferencia entre el nivel de las argumentaciones de un profesional de los medios de comunicación y las del verdulero de la esquina de mi casa.
    No es un tema menor. Es mayor. Y lo es porque informar también es educar. Si la ignorancia cívica de algunos periodistas no fuera directamente proporcional a la de sus audiencias algunos temas, graves para la necesaria calidad institucional, ni siquiera estarían en la agenda.Las secuelas de ésto son tan delicadas como que algunos señores (y señoras) se lleven puesto un país, una provincia, un municipio. No hablo de los gusanos que viven de la pauta oficial. Hablo de los que parecen padecer de bibliofobia (miedo a los libros).

     En tiempos en que los que gobiernan no encuentran ni un sólo lomo de burro para mandarse a toda velocidad por cualquier calle, se precisa que los periodistas tengamos ciertas cosas claras. Dos o tres al menos. No es mucho pedir.

     El relato oficial juega con la ignorancia cívica. La estimula. La moldea a su gusto para que el ignorante haga un posgrado en brutalidad. De modo tal que es habitual que una persona se diga democrática y al tiempo esté a favor de reelecciones que llevan a algunos (y algunas) a estar diez, doce, quince o más años en el Poder. La democracia con la que nos llenamos la boca todos los días tiene sus reglas y no están de adorno. Democracia y personas imprescindibles, iluminadas o mesiánicas no tienen nada que ver entre sí. Y el que no lo quiera entender entonces que proponga cambiar de sistema.
   La alternancia en el Poder, la transparencia de los actos públicos, la división de poderes y los consecuentes  controles (el sistema de "checks and balances" del que hablaba Montesquieu) no son una boludez que hay que aprender para aprobar Formación Cívica en el colegio. Son las reglas sine quanon del sistema. Salirse de éso no es opinar. Es equivocarse. Pero algunos esconden sus carencias y su nulo coraje intelectual refugiándose en  que "cada uno tiene derecho a opinar". Nuevo versito que tuvieron que aprender a la fuerza porque hasta hace poco no lo ponían en práctica. Que de la boca de un funcionario o a través de un "inocente" mensaje de texto se abogue por una "Cristina eterna" no es una opinión. Es salirse del sistema democrático.

     El programa televisivo de Jorge Lanata incomodó a muchos. Muchos que gobiernan. Muchos que viven del gobierno. Y también a muchos periodistas. Porque muestra con una elocuencia irrefutable que lo que hace no es un "estilo". Hace periodismo. Cosa que consiste en contar lo que pasa, le guste al poder o no. Lo demás no es otro estilo. Lo demás es propaganda.

     Algunos no tienen ni jota de idea de la sustancial diferencia que hay entre la esfera de lo público y la esfera de lo privado. Creen-y lo dicen y lo escriben-que Lanata defiende los intereses de quién le paga y los que trabajan para el gobierno también. Establecen una simetría en áreas que son asimétricas por definición. Es muy de ignorante hacer éso. La guita del "estado" no cae del éter. Sale de todos los ciudadanos que tributan. No es lo mismo que el dinero que fluye de los privados. Por otro lado,¿así que los periodistas defienden intereses? Cáspita y recórcholis, diría Robin, el compañero de Batman. Tremendo "descubrimiento" han hecho. Al lado de éstos muchachos los de la "Escuela de Frankfurt" y los de "Palo Alto" son unos advenedizos. Que bueno es leer o escuchar teorizar sobre la profesión a tipos y tipas a los que nadie les conoce una entrevista a fondo  o una investigación de verdad a los funcionarios actuales.

     Hay que leer. Así de clarito. Menos mirarse el ombligo y empezar de una buena vez a desaznar a tanto perezoso mental que después vota cualquier cosa y no porque hace uso de su derecho a elegir como quiera sino porque no sabe ni lo que vota. Y ésto no es "subestimar" a nadie (frasesita demagógica hecha para autojustificarse en la propia ignorancia). Es educarnos para educar. Se están robando un país. No es poca cosa. Los periodistas debemos ponerle un lomo de burro a la ignorancia cívica: a la propia y a la ajena.

     El médico español Santiago de Ramón y Cajal afirmaba que "No hay temas agotados. Lo que hay son hombres agotados en el tema".
     Qué lastima. Demasiados periodistas demasiado agotados en demasiados temas.

No hay comentarios: