lunes, 13 de octubre de 2014

    LA OPOSICION NO SEDUCE PROSTITUTAS


    
     No por primera vez pero sí como nunca antes, formar parte del oficialismo que gobierna Misiones y el país depara un beneficio económico. Planes que son nacionales pero que se reparten por aquí a 1.100 kilómetros de allá y de allá guiñan el ojo para acá, empleos nacionales, provinciales o municipales a los que no se accede por concurso, un “acomodo” para uno o para algún familiar en esas agencias de colocaciones que suelen ser algunas entidades gubernamentales, una futura “titularización” en el cargo, un medio de comunicación que vive de la pauta oficial, una empresa privada que trabaja para el Estado “sobrefacturando” el servicio porque total paga “el Estado” o simplemente las dádivas del día de los comicios. Todo puesto en busca del precio de gente que vende, alquila o permuta su voto. El Estado (que en los feudos es gobierno y el gobierno es partido)  cuenta con el hándicap de que muchos de ellos, además, son baratos. Por supuesto, negar que esto suceda o minimizarlo es parte sustancial de su eficaz y añejo funcionamiento.

      Ahora bien, ¿qué chances tiene un candidato opositor qué plantea ideas y proyectos en una sociedad cuyo grueso no está tan interesada en combatir al Poder que la oprime como en las ventajas que le puede dar ser parte de él?

     Desde las clases más bajas hasta las más altas, desde ínfimos niveles de instrucción hasta posgrados universitarios, todos están atravesados por la dicotomía entre una moral pública que exige reglas claras y transparencia y una moral privada que carece de escrúpulos para rechazar ofertas. Las injusticias hijas de la desidia oficial causan indignación todos los días, menos el día que se vota.

      No es difícil  caerle a la oposición con los habituales clichés de “no tienen candidatos serios”, “todos roban”, “le faltan proyectos”, “no hacen nada” y demás conceptos nacidos de la pereza mental, no de un análisis personal responsable y profundo que implique conocer bien a los dirigentes que se cuestiona.

     Así las cosas la ventaja del oficialismo es clara: maneja la “caja”. La oposición no.

       Quizás en Misiones-y en el país-  la mayoría de sus habitantes empiece a tener una buena calidad de vida cuando la sociedad mida al oficialismo con la misma vara con la que mide a la oposición. ¿Qué en la oposición hay impresentables? Seguro. Pero impresentable  con acceso a la “caja” es otra cosa, ¿no?

       Inútiles que se enriquecieron en la función pública pasean sus sonrisas cínicas de norte a sur y de este a oeste sabiendo que mientras tengan qué repartir, no hará falta que aprendan a gestionar. Algunos opositores dicen que no todos son así y que hay mucha gente honesta-vaya novedad-y que ahora las cosas son distintas (mientras repiten ese discurso quiénes gobiernan desde demasiado tiempo ya, gozan de un poder omnímodo y hacen-literalmente- lo que se les dá la gana).

      Robert Walpole, aquél que inauguró el cargo de Primer Ministro” en la Inglaterra del siglo XVIII, cuando la monarquía siguió reinando pero ya no gobernando, dijo que “todo hombre tiene su precio”.

       ¿Te anotás en el reparto de migajas?  Mirá  que el Kirchnerismo y la Renovación saben el precio de cada uno, si es que tenés un precio.

     Y tienen con qué pagarlo.






     

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