martes, 13 de octubre de 2015

                       VIVIR EN UN TERMO



      Como todo feudo, el grueso de las personas que viven o sobreviven en la Misiones de Rovira necesitan del gasto público para poder hacerlo. Empleados estatales provinciales y municipales se suman a los  beneficiarios de los numerosos tipos de planes sociales existentes para lograr un caudal de votos cautivos que posibilitarían que, si la renovación postulara a Bugs Bunny como diputado provincial, el legendario conejo se sentaría en una banca. Ya hemos escrito que la mayoría de los misioneros no son renovadores ni kirchneristas: son oficialistas.

     En un distrito  pésimamente administrado, con recursos de la coparticipación que el estado nacional se apropia de las provincias pero que jamás reclamará ningún renovador pese a la sanata del modelo “misionerista”, dónde la Justicia depende más de Rovira que Boca de Tévez y en la que la única ley es la voluntad del que manda, ningún capitalista privado invierte salvo para hacer negocios con algún funcionario. Así las cosas el estado es casi el único empleador y es también una máquina de generar y usar recursos públicos como tácticas electorales para el desarrollo de aparatos partidarios y la perpetuación de capangas. Así se ve mucho trabajo improductivo y a mucho acomodado haciendo cola en los cajeros automáticos cobrando haberes modestos pero cobrando. Imagináte: ¿cómo va a impactar ciudadanamente una denuncia sobre corrupción gubernamental en personas que viven del gobierno?

     Hay que agregar a las iglesias. Porque alquilado el cuerpo hay que permutar el alma. Iglesias en las que sobran Martínez y casi no quedan Piñas. Hace nueve años el propio Carlos Rovira supo lo que cuesta enfrentar a las iglesias autodenominadas cristianas (porque el verdadero Cristo es otra cosa) en una tierra llena de personas que viven una vida miserable y a la que les generan una perversa esperanza en “la otra vida”. Se trata de que quién tiene el Poder mantenga cómodos a algunos Pastores. Luego ellos se encargan de que la fe en la otra vida haga que el rebaño no lo moleste en ésta.

     ¿Cómo cambiar el status quo cuándo se ha hecho costumbre, por lo fácil, ser un mantenido del estado en sistemas en los que ese estado es gobierno y ese gobierno es partido como si todo fuera lo mismo?  Misiones tiene recursos para que su pueblo viva bien y feliz. Para aprovecharlos su gente debería empezar por votar distinto y producir cambios de fondo. Pero ese camino es más difícil. Quedarse quietito es más fácil.

     Por supuesto esto se complementa con un poderoso aparato de propaganda que mantiene jubiloso el ánimo de miles de personas que no tienen ni agua potable ni luz ni cloacas en pleno siglo XXI. Es un tipo de “periodismo” que se hace atendiendo un teléfono celular desde  casa de gobierno.

     En ciudades como Posadas, Oberá o Eldorado hay cierta resistencia de peso. Aunque a regañadientes, el Poder la permite porque a alguien le tienen que ganar. El resto de los municipios, que no tienen alcaldes sino dueños, viven cualquier propuesta de “cambio” como una utopía peligrosa.

      En el medio suceden las injusticias más atroces y la calidad de vida es obscenamente miserable. Pero en una sociedad estimulada en el conformismo no hay nada que se pueda hacer y nada que se pueda decir para que miles de electores dejen de votar con “v” corta lo que deberían botar con “B” larga de una buena vez y pegar un salto de calidad institucional. Que es lo que trae el desarrollo económico sustentable. Y no al revés.

     En los feudos las preocupaciones y las protestas por la pauperización de la existencia son un equipaje que siempre se lleva pero que el día del voto, quedan en casa. Casi nadie las lleva a la escuela donde sufraga.

      ¿Y los ciudadanos? Los que quieren una sociedad mejor y vivir dignamente, ¿qué hacen siendo minorías en el mientras tanto? Solo les queda ser constante y perseverar, cada uno desde su lugar, en la búsqueda de cambios que probablemente no verán porque cambiar una mentalidad es de una complejidad extrema y lleva mucho tiempo. ¿Somos capaces de luchar por hacer que dé fruto un fruto del que, quizás, nunca comeremos?

     Quiénes gobiernan tienen todo a favor: votos cautivos, capacidad de movilizar, dinero para comprar a  gente en oferta, amplio margen para operar sin contrapesos republicanos, fiscales que controlen el voto, impunidad judicial, blindaje mediático, extendida mentalidad de vasallo y hasta opositores baja calorías que sobreestiman a la gente creyendo que la mayoría de la sociedad es exigente cuando son meros conformistas. Y también tienen, cada uno, a su “Pastor”. Uno trucho, pero Pastor.

     “En tu lucha contra el resto del mundo, te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo”, dijo Franz Kafka. 
Claro que siempre habrá rebeldes que no sigan la corriente. No solo por una cuestión ética sino también por una gástrica: hay que tener tremendo estómago para ser un chupamedias.

       La renovación fabricó un termo inmenso.

       Y los que viven adentro no quieren salir.
    



     

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