VIVIR EN UN TERMO
Como todo feudo, el grueso de las personas que
viven o sobreviven en la Misiones de Rovira necesitan del gasto público para
poder hacerlo. Empleados estatales provinciales y municipales se suman a los beneficiarios de los numerosos tipos de planes
sociales existentes para lograr un caudal de votos cautivos que posibilitarían
que, si la renovación postulara a Bugs Bunny como diputado provincial, el
legendario conejo se sentaría en una banca. Ya hemos escrito que la mayoría de
los misioneros no son renovadores ni kirchneristas: son oficialistas.
En un distrito pésimamente administrado, con recursos de la
coparticipación que el estado nacional se apropia de las provincias pero que
jamás reclamará ningún renovador pese a la sanata del modelo “misionerista”, dónde
la Justicia depende más de Rovira que Boca de Tévez y en la que la única ley es
la voluntad del que manda, ningún capitalista privado invierte salvo para hacer
negocios con algún funcionario. Así las cosas el estado es casi el único
empleador y es también una máquina de generar y usar recursos públicos como
tácticas electorales para el desarrollo de aparatos partidarios y la
perpetuación de capangas. Así se ve mucho trabajo improductivo y a mucho acomodado
haciendo cola en los cajeros automáticos cobrando haberes modestos pero
cobrando. Imagináte: ¿cómo va a impactar ciudadanamente una denuncia sobre
corrupción gubernamental en personas que viven del gobierno?
Hay que agregar a las iglesias. Porque
alquilado el cuerpo hay que permutar el alma. Iglesias en las que sobran
Martínez y casi no quedan Piñas. Hace nueve años el propio Carlos Rovira supo
lo que cuesta enfrentar a las iglesias autodenominadas cristianas (porque el
verdadero Cristo es otra cosa) en una tierra llena de personas que viven una
vida miserable y a la que les generan una perversa esperanza en “la otra vida”.
Se trata de que quién tiene el Poder mantenga cómodos a algunos Pastores. Luego
ellos se encargan de que la fe en la otra vida haga que el rebaño no lo moleste
en ésta.
¿Cómo cambiar el status quo cuándo se ha
hecho costumbre, por lo fácil, ser un mantenido del estado en sistemas en los
que ese estado es gobierno y ese gobierno es partido como si todo fuera lo
mismo? Misiones tiene recursos para que
su pueblo viva bien y feliz. Para aprovecharlos su gente debería empezar por
votar distinto y producir cambios de fondo. Pero ese camino es más difícil.
Quedarse quietito es más fácil.
Por supuesto esto se complementa con un
poderoso aparato de propaganda que mantiene jubiloso el ánimo de miles de
personas que no tienen ni agua potable ni luz ni cloacas en pleno siglo XXI. Es
un tipo de “periodismo” que se hace atendiendo un teléfono celular desde casa de gobierno.
En
ciudades como Posadas, Oberá o Eldorado hay cierta resistencia de peso. Aunque
a regañadientes, el Poder la permite porque a alguien le tienen que ganar. El
resto de los municipios, que no tienen alcaldes sino dueños, viven cualquier
propuesta de “cambio” como una utopía peligrosa.
En el medio suceden las injusticias más
atroces y la calidad de vida es obscenamente miserable. Pero en una sociedad
estimulada en el conformismo no hay nada que se pueda hacer y nada que se pueda
decir para que miles de electores dejen de votar con “v” corta lo que deberían
botar con “B” larga de una buena vez y pegar un salto de calidad institucional.
Que es lo que trae el desarrollo económico sustentable. Y no al revés.
En los feudos las preocupaciones y las protestas
por la pauperización de la existencia son un equipaje que siempre se lleva pero
que el día del voto, quedan en casa. Casi nadie las lleva a la escuela donde
sufraga.
¿Y los ciudadanos? Los que quieren una
sociedad mejor y vivir dignamente, ¿qué hacen siendo minorías en el mientras
tanto? Solo les queda ser constante y perseverar, cada uno desde su lugar, en
la búsqueda de cambios que probablemente no verán porque cambiar una mentalidad
es de una complejidad extrema y lleva mucho tiempo. ¿Somos capaces de luchar
por hacer que dé fruto un fruto del que, quizás, nunca comeremos?
Quiénes gobiernan tienen todo a favor:
votos cautivos, capacidad de movilizar, dinero para comprar a gente en oferta, amplio margen para operar sin
contrapesos republicanos, fiscales que controlen el voto, impunidad judicial,
blindaje mediático, extendida mentalidad de vasallo y hasta opositores baja
calorías que sobreestiman a la gente creyendo que la mayoría de la sociedad es exigente
cuando son meros conformistas. Y también tienen, cada uno, a su “Pastor”. Uno
trucho, pero Pastor.
“En tu lucha contra el resto del mundo, te
aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo”, dijo Franz Kafka.
Claro
que siempre habrá rebeldes que no sigan la corriente. No solo por una cuestión
ética sino también por una gástrica: hay que tener tremendo estómago para ser
un chupamedias.
La renovación fabricó un termo inmenso.
Y los que viven adentro no quieren
salir.
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