Cuando apenas tenía dieciocho años, en 1548, Étienne de La Boétie escribió “El discurso de la servidumbre voluntaria”. Un texto fundacional en la búsqueda de los motivos por los que tantos hombres se someten a los pies del amo. Interesante propuesta la de este notable escritor francés: no es el Poder el que crea la obediencia. Es la obediencia la que crea al Poder.
No
fue Ewaldo Rindfleisch el que pergeñó a esta sociedad obereña. Fue esta
sociedad obereña la que creó a los Rindfleisch, a los Passalacqua, a las
“Marilú” y a los Daniel Behler.
Es digno de observarse que, camino a los
comicios, no son pocos los obereños que se van alejando de sus posturas
críticas hacia la renovación para ir elaborando un discurso más moderado,
tejiendo cercanías con candidatos oficialistas, trabajando en la campaña para
ellos y hasta postulándose por el partido de gobierno. No es la primera vez que
sucede. Es más. Sucede siempre.
Hace horas se conoció un video en el que
Ramón “Nene” Vega, en su condición de secretario de la Federación de Bomberos
Voluntarios de Oberá, “agradece” al gobernador Hugo Passalacqua por sus “gestiones” en beneficio del cuerpo.
Llamativamente es el mismo “Nene” Vega que presidió el comité Oberá de la Unión
Cívica Radical en los años del saqueo de Rindfleisch. No abrió la boca ni para
bostezar. La abre ahora, a una semana de las elecciones, prestándose al juego
electoral de usar a tan digno cuerpo de Bomberos para ver si la gilada liga a
“Huguito” con los candidatos del oficialismo y los vota el 22.
Rafael Pereyra Pigerl llegó a la
cooperativa CELO, siendo el abanderado de un discurso hipercrítico hacia los
mayordomos que Rindfleisch, renovador,
ponía en la entidad. ¿Dónde terminó?
En el cuarto lugar de la lista de candidatos a diputados provinciales
de…la renovación.
Hace poco un militante radical, Alex Berg,
en vez de colaborar con la denuncia de los negocios que Rindfleisch siguió
haciendo con la Fiesta Nacional del Inmigrante, pretendió acusar al poco
periodismo que no se arrodilla ante Rovira y sus boys de “estar contra la
Fiesta” (?). Una actitud que provocó asco. Aún viniendo de un cuatro de copas.
Off the récord, una candidata de
“Cambiemos” nos confió hace poco que “recibimos la instrucción política de no
confrontar con los renovadores” (?).
¿Sabías que en los últimos diez años no
hubo un solo voto de concejal opositor alguno en contra de alguna iniciativa
del ejecutivo municipal de Oberá? ¿Tan brillantes e irrefutables han sido todos
los proyectos de Ewaldo Rindfleisch y Carlos Fernández en más de una década que
no quedó otra que apoyarlos?
Es una mentalidad de vasallo incurable. De
estar siempre más cerca de servir al Poder que de rebelarse contra él. A veces,
tres veces, la oposición consiguió ganarle las elecciones a la renovación en
Oberá. No fue por lo que son. Sino a pesar de lo que son.
En Oberá criticar a Carlos Rovira,
investigar a fondo las actividades del exalcalde Rindfleisch, no tirarse al
suelo cada vez que Passalacqua pisa tierra obereña para que el señor gobernador
no se embarre los mocasines o tomarse el trabajo de periodista en serio en vez de
ser un triste ponemicrófonos de los funcionarios, es cerrarse las puertas de
muchos despachos, viviendas y locales. Y no necesariamente habitados o
atendidos por renovadores.
En todos estos años la cantidad de
periodistas, dirigentes y ciudadanos que se han opuesto en serio al despotismo
renovador es tan modesta que se les podría tomar lista cada mañana. Ya los
hemos nombrado en público muchas veces. El resto, si algo dijo, fue por señas.
Ojalá, en bien del combate republicano al
feudalismo, la oposición gane los comicios del 22 de octubre. No por ellos,
sino a pesar de ellos.
Habría que exhumar los cuerpos de los
fundadores de Oberá buscando no sus huesos, sino su dignidad. Esa palabra que a
varios de sus descendientes, alguien con el debido tiempo debería explicarles de
una buena vez, qué quiere decir.
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