viernes, 20 de octubre de 2017

                OPERACIÓN "HEIDI"

          Que la Misiones  de Carlos Rovira es un feudo lo saben hasta los yaguaretés. Hasta acá la renovación ha sido exitosa en sacar lo peor de cada uno de los misioneros que los votan a pesar de tener una vida miserable en donde los problemas son tan básicos como la falta de agua, de luz, de cloacas y, para algunos, hasta de comida. Pero tanto tiempo de malaria,  disimulada con mentiras poco refutadas por una oposición que se niega a empezar a tomar ácido fólico, igual genera un desgaste. Está claro que la renovación ha perdido votos y necesita reinventarse.

     Para hacerlo, en Oberá apelaron a una táctica clásica. Por no decir vieja. Consiste en poner a los impresentables tras la máscara de los presentables. 

           Los muchachos que gobiernan, en el intento por revertir la apretada derrota de agosto en las PASO, desempolvaron la elección del “Defensor del Pueblo”. Una institución republicana que puede dar excelentes resultados, pero que en manos feudales puede terminar en un adorno tipo Posadas. Donde el señor que debe “controlar” al intendente,  es del mismo partido político del intendente. Un mamarracho que, sin embargo, para los vasallos y para la gente poco versada en eso de los “checks and balances” (pesos y contrapesos al Poder) que propuso el Barón de Montesquieu, puede pasar desapercibido.   

     En Oberá el Defensor del Pueblo será electo por el sistema de ley de lemas. Otro mamarracho jurásico, pero que aún da excelentes resultados electorales con el voto rural. No tanto con el voto citadino. Así, la renovación presenta siete sublemas que jugarán el famoso “unus pro omnibus, omnes pro uno”, (“uno para todos, todos para uno”), que Alejandro Dumas popularizó en “Los tres mosqueteros”. La apuesta consiste en aprovechar que hay electores que ya jamás entenderán como es eso de que votando al que dice que se opone al que ese elector no quiere, termina apoyando al que no quiere, porque el que eligió se opone pero de mentirita. Y sumarlos con los que votan personas y no partidos. Aguardando que siete ovejas tapen al par de lobos que hay detrás. 
    

     De los siete candidatos, dos son los que corren con ventaja por la estructura y el apoyo económico. Los otros cinco están para sumar y punto.

     Una es Patricia Nittman. Una joven y bonita contadora pública que supo ser candidata a concejal en el 2015, en un sublema encabezado por Carlos Marrodán. Que antes de los comicios a intendente bajó su lista para apoyar a Carlos Fernández. De quién ahora es funcionario en la administración municipal. Hace unos días se vivió una de las tantas situaciones bizarras que la renovación nos regala seguido y debe ser consumido como espectáculo. En un acto el alcalde Carlos Fernández presentó y pidió el voto para la candidata a Defensora del Pueblo, Patricia Nittman. El “controlado”, eligiendo a su “controladora”. Mamita!

     El otro que compite y no solo participa es Andrés Moreira. Un joven abogado de conducta pública irreprochable, que hasta no hace mucho compartía las críticas a la renovación. Un día se entrevistó con Carlos Rovira y salió fascinado con el proyecto “misionerista”. El problema de Moreira, serio problema, es que su impulsor es nada menos que Daniel Behler. La mano derecha de Ewaldo Rindfleisch en los años del saqueo. “Una máscara nos dice más que una cara”, señaló Oscar Wilde. Behler, consciente de que su carita no genera gran simpatía en la Oberá de 2017, se puso la máscara de Moreira. Peor para Moreira.

     Los otros cinco candidatos, ya dijimos, están para engrosar el número final. Andrés Rehe, es la máscara de “Marilú” Leverberg (y no hay más nada que agregar). Claudia Meza, Celia Soria y Estela Bárbaro, son mujeres de bien y muy respetables, pero que no pasan de ser candidatas testimoniales. Y está Miguel Angel Morales, un hombre íntegro que ha pasado una vida dura, con señales en su cuerpo de esa vida dura. Seducido por tener un protagonismo que terminará el lunes 23. 
     
     La “Operación Heidi” consiste en mostrar estas caritas casi angelicales. Para tapar las otras caritas. Que no son para nada angelicales. Los impresentables agazapados tras los presentables. Y de que la mayoría logre decodificar o no logre decodificar esto, dependerá el resultado de las elecciones en Oberá. 

     “La historia es la maestra de la vida”, pensaba Cicerón. La renovación ha dejado en Oberá una historia negra de calamidades. 

     El domingo a la noche veremos si los obereños ya aprendieron lo suficiente. O si habrá que seguir esperando… 

No hay comentarios: