…Y PENSAR QUE A OBERÁ LA FUNDIÓ UN KIRCHNERISTA
Se ha tornado
habitual que la mayoría de los obereños (y de los misioneros), al votar, se
peguen un tiro en el pie. Por incapacidad para reflexionar, o por la nefasta
combinación de intereses, acomodos, miedo, obsecuencia y sumisión, ese grueso electoral ha venido
paralizando el progreso de la tierra colorada a la que tanto dicen querer, dándole
todo el poder y sin controles a unos señores muy pícaros que han recibido casi
todo a cambio de casi nada.
Uno de ellos es el arquitecto Ewaldo
Rindfleisch. El intendente más votado en la historia de Oberá. Tres veces
consecutivas. La primera como candidato del Frente Renovador de la Concordia en
2003. La segunda como candidato del Frente para la Victoria en 2007. Y la
tercera, nuevamente como candidato del
Frente Renovador de la Concordia en 2011. Las tres veces, en la boleta de
Néstor Kirchner presidente (2003), y Cristina Kirchner presidente (2007 y
2011).
¿Dónde está Rindfleisch hoy? A salvo de tener que dar explicaciones
judiciales, mediáticas o políticas, gracias a que la gran mayoría volvió a
respaldar con el voto a todos sus protectores y encubridores políticos. Al
gobernador Hugo Passalacqua para que sea diputado provincial desde diciembre.
Al vicegobernador Oscar Herrera Ahuad para que sea gobernador. Al diputado
provincial Carlos Rovira, el amo de todos, para que siga siendo legislador
provincial. Y al alcalde de Oberá Carlos Fernández, para que siga siendo
alcalde.
En radio, en gráfica, en televisión, y
hasta en un libro, hemos detallado como doce años de Rindfleisch en la
intendencia, y unos cuantos más manejando la CELO directamente o a través de
sus lacayos, el municipio quedó con millones de deuda nunca investigada ni
aclarada pero sí pagada por el pueblo. Al igual que la deuda de la CELO, a
pesar de que algunos de sus directivos nos quieran contar el cuentito de que
las cosas en la cooperativa se pusieron feas desde que Macri llegó a la
presidencia en 2015, como si absolutamente todos sufriéramos de mal de Alzheimer
y olvidáramos algunos rostros conocidos
y los años vividos. La desidia fue tanta que podríamos publicar
fascículos coleccionables semanales sobre cómo fue que llegó a endeudarse tanto
el municipio y la cooperativa. Cómo la ciudad se quedó sin energía eléctrica y
sin agua potable. Cómo el propio contribuyente estafado debió pagar-y sigue
pagando- esas deudas. Y cómo la luz se sigue cortando, a pesar de la millonada
que se abona mensualmente por unos generadores que no funcionaron cuando
debieron sin que nadie atine a explicar nada. Como el dinero de la Fiesta
Nacional del Inmigrante fue a parar a los bolsillos de Rindfleisch y su mujer
sin que los supuestos defensores de la “sagrada” fiesta digan esta boca es mía.
Y podríamos seguir detallando calamidades un rato largo. Hay dos causas penales
en la justicia, a favor de las denuncias hechas por el ciudadano obereño Ramón
Escobar. Lo último que se supo de esas causas es que, gracias al calorcito de
los escritorios donde están guardadas, frío no pasan.
Oberá fue depredada y se atrasó. Eso no lo
hizo ni el macrismo, ni el radicalismo, ni el peronismo, ni el socialismo, ni
el liberalismo. Lo hizo un grupo político, empresarial, mediático y económico encabezado
por Ewaldo Rindfleisch. Y en donde eran, todos, renovadores y kirchneristas. Es
un hecho objetivo e irrefutable que deja mudo a cualquier renovador y a cualquier
kirchnerista.
Dicen los que dicen saber que el domingo
11 de agosto la mayor parte del electorado local se pegará otro tiro en el pie
votando a los kirchneristas y/o renovadores que los dejaron con tantos
problemas y con tanta impunidad.
La abulia de esta sociedad que se aguanta
cualquier cosa ya es cosa de psicólogos sociales. Y su masoquismo expresado en
las urnas es cosa de psiquiatras. Desde el lunes 3 de junio, por todo Misiones
aparecieron quejas contra las acciones y las inacciones de los funcionarios que
los mismos que se quejaban habían reelecto hacía menos de veinticuatro horas. El
pasado lunes 29 de julio Oberá estuvo cinco horas sin luz porque, por enésima
vez, la línea de 132 kV salió de servicio. ¿Y la nueva que Passalacqua licitó
en 2015? Nunca se puso ni un poste. ¿Y la docena de generadores delivery por
los que los socios de la CELO le pagan una millonada mensual a la empresa
rosarina Secco para que aporten algo de energía cuando se corta la luz? No funcionaron. Sin que nadie, ni el
presidente de la CELO, ni el gobernador, ni el intendente, presentes en la
“puesta en marcha” de esos generadores en marzo pasado, atinen a explicar los
motivos. No hay soluciones y hasta fracasan los paliativos. Y la sociedad,
muchos de ellos socios de la CELO, ni siquiera demandan explicaciones a sus
autoridades. ¿Da lo mismo que las cosas funcionen o que no funcionen? ¿La misma
CELO que, por un lado, negocia cuánto pagarle de su deuda a EMSA, por el otro
malgasta recursos en generadores que no andan? Como en tiempos del kirchnerista
Rindfleisch, ¿otra vez pasan cosas que no deberían pasar, nadie se hace cargo, la
prensa lo blinda, la sociedad no reacciona y, lo que es peor, los premia con el
voto?
Es difícil no recordar nuevamente aquella
frase del escritor George Bernard Shaw cuando dijo que “Si un gobierno le roba
a Pedro para pagarle a Pablo, siempre contará con el apoyo de Pablo”. Es obvio
que por acá los Pedros, los dignos, los que somos ciudadanos en vez de
patéticos vasallos, somos menos.
Vamos a esperar al domingo 11. A ver
cuántos menos.
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