¿QUÉ HAY DE NUEVO, VIEJO?...NADA
Dentro de
cinco semanas asumirá la presidencia del país un señor que cree que el conejo
Bugs Bunny-un personaje de dibujos animados-es un “gran estafador”, y que Julio De Vido, Amado Boudou y José López son
“presos políticos”.
Alberto
Fernández, el candidato a presidente que designó Cristina Kirchner, definió
de ese modo al conejo creado hace más de ocho décadas por la Warner Bros. Lo
hizo en una charla denominada "Cultura, política y capitalismo
tardío", que se hizo en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, en
territorio bonaerense. Allí, acompañado por el presidente uruguayo José “Pepe”
Mujica, Fernández se dedicó a platicar sobre los medios de comunicación y los dibujos animados, “que son formas de
control social”, dijo. El encuentro debió denominarse “Cultura, política y setentismo tardío”, porque, en pleno
siglo XXI, seguir con esos discursos anticapitalistas berretas solo sirve para
ratificar que el progresismo vernáculo sigue siendo tan trucho como el liberalismo vernáculo.
La sarta de tonterías sobre las que se
explayó el presidente electo hace una semana, encuentran su génesis en “Para
leer al Pato Donald”, un texto publicado en 1972 por Ariel Dorfman (nacido en
Buenos Aires y radicado desde muy chico en Chile) y Armand Mattelart (un
sociólogo belga), que analiza a la cultura de masas desde una perspectiva marxista. Para esta dupla los personajes de Walt Disney son parte de
una estrategia que el imperialismo yanqui emplea para introducir las ideas
claves del capitalismo en la cabeza de los pibes de los países
subdesarrollados.
Cualquiera que haya estudiado la carrera de Ciencias de la
Comunicación en la Universidad de Buenos Aires debió comprar y leer ese libro
como parte de la bibliografía obligatoria de algunas materias. Y se me hace que
en las carreras de comunicación de otras universidades también.
Cuando se publicó ese texto, hace cuarenta
y siete años, en nuestro país gobernaba la dictadura de Lanusse, la guerrilla
pretendía enseñarle a Perón lo que era el peronismo, los martes a la noche
“Rolando Rivas” arrasaba con el rating televisivo y River pugnaba por cortar la
larga racha sin campeonatos. En el mundo, la Guerra Fría entre los EE:UU y la
URSS era la matriz de cualquier análisis político, Nixon hacía buenas migas con
Mao antes de que el escándalo de Watergate se lo llevara puesto, salían los
primeros juegos Hatari, y once miembros del equipo israelí eran secuestrados y
asesinados por un comando durante los Juegos Olímpicos de Munich.
Es preocupante que quién deberá comenzar a
encargarse en apenas treinta y siete días de atraer inversiones para generar
empleo productivo genuino, bajar la inflación y combatir la pobreza y la
marginalidad sin afectar en nada los valores republicanos, comparta la ya insoportable obsesión de su jefa política
de querer hacer ver al periodismo como un ejercicio sospechoso y retome ideas
que huelen a naftalina. En tiempos de teléfonos inteligentes, redes sociales y
un bienvenido avance de los derechos femeninos, a muchos nos cuesta volver a
caer en la sospecha de que Bugs Bunny apoya
el ajuste a los trabajadores, que Mickey
Mouse intenta quebrar al movimiento obrero, que Tom y Jerry son agentes del FMI y que Winnie the Pooh es un osito macartista.
"Eh, what’s up, doc?”, que
en castellano se tradujo como "¿Qué
hay de nuevo, viejo?", es la frase más célebre de Bugs Bunny. De
nuevo, se ve que no hay nada.
Eva Perón decía que “los pueblos no solo
deben elegir al hombre que los conduzca, sino además, cuidarlo de los enemigos
que tienen en la antesala de todos los gobiernos”.
Eva era consciente de que Perón tenía muchos
enemigos.
Pero ninguno era un conejito que comía
zanahorias…
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