SUFRIR EN SILENCIO
Como paradoja de un destino cruel, a esta altura de la vida,
último domingo de abril, en Misiones hay seis casos confirmados de coronavirus.
La misma cantidad del ya tristemente célebre
cuento sobre los casos de dengue que el ministro Alarcón narró hace un par de
meses en Oberá.
El pasado martes 18 de febrero Oscar
Alarcón, ministro de Salud Pública de Misiones, estuvo en una Oberá que padecía
el dengue como hacía mucho que no la afectaba. Teniendo al lado al alcalde
local Carlos Fernández, Alarcón se despachó con que ese número, seis casos
confirmados, era el correspondiente al último corte (el modo con que el argot
del sector se refiere a la cantidad de infectados relevados). A esa misma hora
de ese mismo día cualquiera que caminara un par de cuadras por Oberá podía
anoticiarse del triple de casos. El camelo estadístico disparó la reacción de
varios ciudadanos que decidieron relevar ellos mismos el asunto. Y contaron
bastante más que seis.
En Misiones existe algo llamado “Programa
Provincial de Prevención de la enfermedad del Dengue”, que tiene su sede en la
avenida Lavalle en Posadas. Todos los días municipios como el de Oberá dan a
conocer un cronograma de descacharrización y fumigación en determinados
barrios. Y, cuándo la realidad ya no permitió ocultar más la trascendencia del
asunto, sucedió que la acción se sumó al discurso.
Algunos,
para dispensar al gobierno, dicen que la
gente es sucia. Pues entonces habría que educarla en serio, ¿no?
Ahora bien, mientras Misiones transita su
séptimo mes consecutivo de clima tórrido aunque ya llevemos cinco semanas de
otoño, ¿dónde está la cifra concreta de
afectados por el dengue? Cifra provincial y el desglose por comunas. Y la cifra
de contagiados en Oberá, al parecer el municipio más afectado. Cifra que debe
informar obligatoriamente el estado. No un medio de comunicación, ni
ciudadanos de buena voluntad, ni una tarotista usando los arcanos.
La
pandemia del coronavirus relegó a un natural segundo plano al dengue-gate del
verano 2020. Pero la sociedad no
debería naturalizar el enfermarse y pasarla mal en cada verano por culpa de
mosquitos, que al igual que algunos funcionarios, necesitan que te duermas.
En la semana que se va Salud Pública de
Misiones emitió un parte en el que menciona que hay 8.178 notificaciones de
dengue (personas con síntomas característicos de la enfermedad pero sin un
laboratorio hecho). Y solo 291 casos confirmados
por laboratorio. En ese parte tampoco se toman en cuenta los testeos
rápidos que hacen los laboratorios privados.
¿Así,
con esas imprecisiones, con esas vaguedades, el estado nos informa de la
enfermedad que más afectó a los misioneros en este 2020? El dengue ha
provocado por estas latitudes más muertos y enfermos que el coronavirus, la
pandemia que sigue siendo un peligro más potencial que real a favor de que en
eso sí el gobierno provincial y los comunales han actuado con la rapidez y la
seriedad que ameritaba.
¿Por qué los hospitales carecen de reactivos? ¿Por qué miles de casos no
son confirmados o desechados? ¿Por qué el estado habilitó un 0-800 (0800-444-3400) para que la
población haga consultas sobre el dengue que se limitan a recetar paracetamol
según los propios dichos del paciente, que pueden ser tan exactos como
inexactos? ¿Ahora resulta que se
diagnostica por teléfono, sin ver al paciente ni hacerle un triste análisis?
¿Esta es la Salud Pública del siglo XXI?
Enfermos
de dengue nos han contado de su sufrimiento. Fiebre alta, intenso dolor de
huesos, migrañas que hacen que hasta el cabello moleste, un estómago que no
tolera nada, diarreas, deshidratación y picazón. Así han vivido muchos obereños
en este 2020. ¿Cientos? ¿Miles? ¿Dónde
está la estadística oficial?
Como
siempre no será alguna adecuada política de Salud Pública sino el frío quién se
lleve el dengue.
“Se necesitan dos años para aprender a
hablar y sesenta para aprender a callar”, decía Hemingway.
Qué pena que la gran mayoría del pueblo
misionero, para callar lo que sufre,
haya aprendido tan rápido…
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