LE CONTAMOS A LES CHIQUES LO QUE
ALGUNXS CALLAN POR MIEDO A ROVIRA
El debate
sobre la validez del denominado “lenguaje
inclusivo” va tomando temperatura. A veces tanto que habría que hisoparlo. Entretenidos
con este amarrete intento de estimular
una sociedad más incluyente, son bien pocxs los preocupadxs por cuestiones educativas
concretas que lo ameritan. Por ejemplo, el escaso vocabulario de una cantidad
considerable de argentinxs. Las nauseabundas faltas de ortografía (en redes
sociales y en los teléfonos celulares se escribe en una suerte de dialecto aún
indescifrable). La pereza mental. Y la autocensura hija del fundado temor a las secuelas de decir lo que se
piensa. Encima, este 2020 concluirá sin clases presenciales, de modo tal
que el ya sistemático abandono de la
exigencia educativa encontró en la pandemia un aliado inesperado.
Ya que estamos en Oberá, provincia de
Misiones, deberíamos preguntarnos si los
chicos, las chicas, o les chiques, están al tanto de ciertos hechos de la política
y de la vida social comunal y provincial de los que gran parte de les
politiques, periodistes y maestres,
nunca hablan. Por aprietes, por paranoia, o por algún tipo de complicidad, hay temas que en Oberá y en Misiones son
tabúes. Y lo son en cualquier tipo de lenguaje.
¿Qué tal si intentamos hacer una breve
reseña de tres o cuatro canalladas impunes y silenciadas que hay por acá,
en un lenguaje inclusivo del que sabemos muy poco? A ver cómo sale. A ver si
les chiques se van enterando…
-En 2003,
cuando Carlos Rovira fue reelecto gobernador pero por un nuevo espacio
político, armó una justicia a su conveniencia.
Echó al fiscal de estado que lo molestaba para poner a une que lo deja más
tranquilo que tres miligramos de bromazepam. Y en la corte provincial nombró a
su exmaestre de Biología y al apoderade de su partido político. En estos días en
los que se discute mucho la reforma judicial que pretende el kirchnerismo, se supone que los misionerxs deberían
repudiarla decididamente porque sufrieron en carne propia un intento de impunidad
como el que busca Cristina Kirchner,
sacando a jueces y fiscales molestos para poner compañerxs.
-En la
ciudad de Oberá, entre politiques, periodistes y el establishment, armaron una campaña fenomenal para
entronizar a un tal Ewaldo Rindfleisch. Les salió tan bien que Rindfleisch
fue electo tres veces alcalde, dejó al municipio y a la cooperativa CELO saqueadxs
y destruidxs, elle y sus dos esposxs prosperaron, se llevaron la recaudación de
la Fiesta Nacional del Inmigrante cuántas veces quisieron, y elle nunca debió explicar nada. Dos veces
intentaron convocarlo en el parlamento provincial pero oficialistxs y opositores se unieron para blindarlo. Dos veces. Un
obereñe, Ramón Escobar, lo denunció en la justicia, pero los expedientes duermen
una regia siestita. El gobernador Passalacqua lo premió con un cargo
provincial. Y ahora en Oberá gobierna alguien del mismo partido, que en vez de
impulsar una mirada retrospectiva, les
hizo pagar la deuda heredada a les contribuyentes sin investigar nada y lxs
insta a mirar “para adelante”. Y todxs miran para adelante nomás.
-En abril de
2004 a “Marilyn” Bárbaro la golpearon y la enterraron en su casa. Elle tenía
problemas motores y dicen que fueron unxs nenxs de mamá. Pero de una con poder,
así que ellxs no fueron. Hace poco el tribunal que quedó a cargo de lo que
quedó del caso falló que no hubo
alevosía cuándo a “Marilyn” le rompieron la cabeza a golpes y la enterraron aún
viva. En tiempos de tanta declamada defensa de los derechos de la mujer el
femicidio ícono del feudo renovador k no está en ninguna agenda institucional.
Ni en comisiones de diputadxs, ni en ninguna universidad pública. Sus derechxs
humanxs, y los de su familia, como el derecho a la justicia, fueron olvidados. Ninguna mujer misionera con cierta cuota de
poder la nombra ni por acto fallido. Raro, ¿o se debe decir rare?
-En marzo
pasado le ministre de Salud provincial, Oscar Alarcón, fue a Oberá y en plena
epidemia local de dengue, dijo que “había seis casos”. Hasta les propies mosquites sintieron vergüenza al escuchar semejante
disparate. ”Nosotres estamos llenxs de casos”, decía la gente, mientras les
periodistas obereñes que le ponían los micrófonos se hacían les boludes, sin
repreguntxs.
Hay mucho más, por supuesto, pero mejor
no abrumar a les chiques. En su Teoría de los discursos sociales, el semiólogo
argentino Eliseo Verón explica que toda
producción de sentido es social y que todo fenómeno social contiene un proceso
de producción de sentido. Lástima que, al tiempo que pretendidxs almas
sensibles y progresistas nos vienen a hablar de inclusión social, nosotrxs sigamos buscando casi en soledad
el sentido de ciertos fenómenos sociales misioneros. Faltan otrxs que hagan lo
mismo. Mientras crece la
preocupación por cómo se habla, nos sigue preocupando el cómo se calla.
Se
necesita que haya otrxs que hablen de ciertas cosas con el lenguaje y con la
gramática que prefieran.
Contala
como quieras.
Pero contala…
-Walter
Anestiades
-Ilustración
de Nicolás Eugenio Aguilar
No hay comentarios:
Publicar un comentario