UNA GOTA EN EL MAR
“A veces
sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería
menos si le faltara una gota”, dicen que dijo la Madre Teresa de Calcuta. Pues
hacer periodismo en un feudo, donde la impunidad es popular, no es otra cosa
que echar una gota en el mar.
Hace más de tres lustros que el poquito
periodismo que queda en Oberá (y en Misiones) le cuenta a la gente sobre los
mecanismos implementados para que los funcionarios públicos de la renovación k
(porque siguen siendo “K” aunque también hayan tranzado con Juntos por el
Cambio), prosperen con la política y no la paguen. La idea del señor feudal,
que en Misiones se llama Carlos Rovira, era que la ley máxima sea su voluntad y
que sus protegidos gocen de impunidad jurídica, política, mediática y social.
Le salió bien. Esa idea le salió muy bien.
En las últimas horas el colega Gabriel
Eduardo Jacquemín, a través de su portal Infober digital, reveló la trastienda de
un episodio que tuvo amplia repercusión nacional: el ministro de Deportes
provincial, el obereño expiloto de automovilismo deportivo Rafael Morgenstern,
contrató a su empresa familiar, un restaurante ubicado en Oberá, para comprar
miles de viandas destinadas a participantes de un encuentro virtual que viven a
cien kilómetros (en Posadas) del restaurante. En el intento por “explicar” lo
sucedido el ministerio nos dice que hubo un llamado a licitación y un único
oferente, que todo fue legal y correcto. ¿En qué medios se publicó ese llamado
a licitación que parece haber sido de incógnito? En plena pandemia, y con la
malaria económica que hay en la provincia y en todo el país, ¿resulta que al
único restaurante que le interesó facturar millones de pesos fue justo al que
era del ministro?
Lo sucedido es tan impresentable que deja
a las explicaciones oficiales en ridículo. Lo negativo es que el ridículo, en
los feudos, no resta votos. Los fiscales no investigan de oficio (y a veces no
investigan de ningún modo, sino pregúntenle al exalcalde Rindfleisch). Los
opositores, que en unos meses andarán armando listas para las elecciones y se
cansarán de hablar de lo que ahora callan, continúan sin tomar ácido fólico. Y
la prensa sigue actuando como si el gobierno renovador fuera Estela Raval y
ellos Los Cinco Latinos.
Los periodistas y medios de comunicación que
contamos lo que pasa sin blindar a nadie somos cada vez menos. No importa. Seguiremos
haciendo nuestro trabajo como corresponde. Aún en medio de un pueblo
mayoritariamente volcado al servilismo y una dirigencia que los representa tal
como son.
En la semana que se va Infóber digital
echó otra gota en el mar.
Un mar que, sin esa gota, sería menos…
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