sábado, 16 de enero de 2021

 

                       VACUNATE VOS…

 


     “Con el número dos nace la pena” escribió Leopoldo Marechal y podría no estar hablando del amor sino de esta expandida y lamentable costumbre vernácula de hacer de lo que venga un asunto binario. No digo un pensamiento binario porque pensar es otra cosa. Con la vacuna de origen ruso contra el SARS-CoV-2 también se plantea todo en base a dos posturas: o se milita a favor de la vacunación o se milita contra la vacuna.

     Uno suele suponer que, a esta altura, no hace falta seguir subrayando la importancia que las preguntas han tenido, tienen y tendrán en la evolución de la humanidad. Pero leyendo y escuchando a tanta gente que emite con una irresponsable certeza cualquier opinión berreta derivada de “me dijeron”, “recibí un whatsApp”, “escuché”, o simplemente porque está a favor o en contra de un gobierno, resulta que esa suposición se va por los caños.

    No se trata de estar en contra de la vacunación contra el coronavirus. Se trata de ejercer el pensamiento crítico en todo. También en esto. Se trata de tener preguntas. Se trata de exigir respuestas. Está en juego nuestra salud. Y si no se aprovecha el cerebro a favor de la búsqueda de la preservación de la buena salud, pues no sé para qué se lo debería usar.

     Preguntas. ¿Se puede fabricar una vacuna en poco tiempo? El personal de Salud que ya ha sido vacunado en casi toda la Argentina, ¿se vacunó porqué está científicamente persuadido de su eficacia o porque no le queda otra que obedecer a los gobiernos? Todos o casi todos nos hemos criado cumpliendo un calendario de vacunación que es uno de los orgullos vernáculos. ¿Por qué entonces se adjetiva como “anti-vacunas” a los que simplemente se preguntan si esta vacuna rusa contra el coronavirus cumple con los mismos requisitos de esas otras?  Ponerse una vacuna, ¿es una cuestión de fe? Porque si lo es, se trata de creerle a gente como Alberto Fernández, Ginés González García o en Misiones Oscar Herrera Ahuad y Oscar “seis casos de dengue” Alarcón. En todo caso, la credibilidad hay que ganársela y estos funcionarios han logrado todo lo contrario.

     ¿Las bondades de esta vacuna han sido debidamente explicadas por las autoridades? ¿Sí? ¿Cuándo? ¿A quién? ¿Dónde? En Misiones casi se han saqueado las farmacias en la búsqueda de la Ivermectina, un medicamento antiparasitario que se usa en medicina humana y en veterinaria, que aún no ha sido aprobada por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología médica). Sin embargo Salud Pública de Misiones la homologó aunque del modo más “disimulado” posible, sin explicaciones oficiales más allá de alguna declaración periodística suelta por ahí. ¿Así se maneja un asunto tan serio?

     Para enfrentar una pandemia, un concepto cuyo solo enunciado debería eximir de explicar su gravedad, se precisan muchas virtudes por parte de los gobiernos y una responsabilidad social mayúscula. Cuesta mucho aseverar que en la Argentina hay de lo que se precisa. ¿En otros lados es peor? Correcto. ¿Y?

     Una vacuna exige rigor científico. Una ciencia que lejos está de mantener una postura uniforme sobre las vacunas que circulan por allí “contra” esta cepa de coronavirus. En la Argentina ponerse o no ponerse la vacuna fue transformado en una cuestión de fe política. Me pongo la vacuna porque viene de Rusia, no del imperialismo yanqui, y porque su aplicación es propiciada por el gobierno de los Fernández (Cristina y Alberto).

    Vacúnate vos…

 

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