VACUNATE VOS…
“Con el
número dos nace la pena” escribió Leopoldo Marechal y podría no estar hablando
del amor sino de esta expandida y lamentable costumbre vernácula de hacer de lo
que venga un asunto binario. No digo un pensamiento binario porque pensar es
otra cosa. Con la vacuna de origen ruso contra el SARS-CoV-2 también se plantea todo en base a dos posturas: o se milita a favor de la
vacunación o se milita contra la vacuna.
Uno suele suponer que, a esta altura, no
hace falta seguir subrayando la importancia que las preguntas han tenido,
tienen y tendrán en la evolución de la humanidad. Pero leyendo y escuchando a
tanta gente que emite con una irresponsable certeza cualquier opinión berreta
derivada de “me dijeron”, “recibí un whatsApp”, “escuché”, o simplemente porque
está a favor o en contra de un gobierno, resulta que esa suposición se va por
los caños.
No se trata de estar en contra de la
vacunación contra el coronavirus. Se trata de ejercer el pensamiento crítico en
todo. También en esto. Se trata de tener preguntas. Se trata de exigir
respuestas. Está en juego nuestra salud. Y si no se aprovecha el cerebro a
favor de la búsqueda de la preservación de la buena salud, pues no sé para qué
se lo debería usar.
Preguntas.
¿Se puede fabricar una vacuna en poco tiempo? El personal de Salud que ya ha
sido vacunado en casi toda la Argentina, ¿se vacunó porqué está científicamente
persuadido de su eficacia o porque no le queda otra que obedecer a los
gobiernos? Todos o casi todos nos hemos criado cumpliendo un calendario de
vacunación que es uno de los orgullos vernáculos. ¿Por qué entonces se adjetiva
como “anti-vacunas” a los que simplemente se preguntan si esta vacuna rusa
contra el coronavirus cumple con los mismos requisitos de esas otras? Ponerse una vacuna, ¿es una cuestión de fe?
Porque si lo es, se trata de creerle a gente como Alberto Fernández, Ginés
González García o en Misiones Oscar Herrera Ahuad y Oscar “seis casos de dengue”
Alarcón. En todo caso, la credibilidad
hay que ganársela y estos funcionarios han logrado todo lo contrario.
¿Las bondades de esta vacuna han sido debidamente explicadas
por las autoridades? ¿Sí? ¿Cuándo? ¿A quién? ¿Dónde? En Misiones casi se han
saqueado las farmacias en la búsqueda de la Ivermectina, un medicamento
antiparasitario que se usa en medicina humana y en veterinaria, que aún no ha
sido aprobada por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos
y Tecnología médica). Sin embargo Salud Pública de Misiones la homologó aunque
del modo más “disimulado” posible, sin explicaciones oficiales más allá de alguna
declaración periodística suelta por ahí. ¿Así se maneja un asunto tan serio?
Para enfrentar una pandemia, un concepto
cuyo solo enunciado debería eximir de explicar su gravedad, se precisan muchas
virtudes por parte de los gobiernos y una responsabilidad social mayúscula.
Cuesta mucho aseverar que en la Argentina hay de lo que se precisa. ¿En otros
lados es peor? Correcto. ¿Y?
Una vacuna exige rigor científico. Una
ciencia que lejos está de mantener una postura uniforme sobre las vacunas que circulan
por allí “contra” esta cepa de coronavirus. En la Argentina ponerse o no
ponerse la vacuna fue transformado en una cuestión de fe política. Me pongo la
vacuna porque viene de Rusia, no del imperialismo yanqui, y porque su
aplicación es propiciada por el gobierno de los Fernández (Cristina y Alberto).
Vacúnate vos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario