APROBAR SIN SABER
El gobierno
nacional dio a conocer el resultado de las pruebas “Aprender” que siguen
demostrando que una enorme cantidad de alumnos de todo el país no comprenden lo
que leen y no saben resolver operaciones matemáticas sencillas. Los
especialistas dicen que la repitencia no soluciona las cosas. Pero no hay que
ser un especialista para entender que tornar sistémico el “aprobar sin saber”
las empeora. Lo concreto es que mientras se discute el tamaño y la incidencia
del estado en la vida cotidiana, la Argentina puede exhibir la única política
pública que viene siendo eficaz: el embrutecimiento.
Las pruebas “Aprender 2021” son las
primeras de las post-pandemia. Las últimas habían sido en 2018. Los resultados
muestran que, en términos generales, 4 de cada 10 chicos argentinos que pasan
de la primaria a la secundaria tienen problemas para leer, para entender lo que
leen, para sumar, restar, dividir y multiplicar. Cualquiera puede comprobar que
del paso de la secundaria a la universidad ocurre otro tanto y cualquiera con
un poquito de memoria sabe que esto viene de hace rato. ¿Y? ¿Por qué la
sociedad acepta mansamente, como acepta mansamente tantas cosas, que a la
escuela se vaya a comer, a guardarse de los peligros de la calle, a socializar,
a permanecer en algún lugar cerrado mientras los padres trabajan o hacen alguna
changa, pero no necesariamente a aprender? ¿Cómo se puede aceptar que un
adolescente no comprenda lo que dice ya no el “Ulises de Joyce” sino cualquier
texto sencillo, o que no pueda multiplicar por 3, por 4 o por 5 sin la ayuda de
la calculadora del celular?
¿Peronismo? ¿Kirchnerismo? ¿Radicalismo?
¿Liberalismo? ¿Socialismo? ¿PRO? ¿Renovación misionera? ¿Qué proyecto político
podrá mejorar la calidad de vida del conjunto poniendo algo de dinero en el
bolsillo para forjar consumidores, pero poniendo poco y nada en la cabeza para
forjar ciudadanos?
Que nadie se confunda. La Argentina no
saldrá del subdesarrollo por la Economía. Lo hará por la Educación.
Pero como el buen político demagogo sigue
la corriente, con una sociedad indiferente ante la excelencia educativa, los
años pasan y seguirán pasando sin que los gobiernos se ocupen.
Fue Erasmo de Rotterdam hace más de cinco
siglos el que dijo aquello de que “En el país de los ciegos el tuerto es rey”.
De norte a sur y de este a oeste, la
Argentina sigue formando ciegos.
Cada uno eligiendo a su tuerto.
Para que sea rey…
Walter
Anestiades
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