COPROFAGIA RENOVADORA EN OBERÁ
La etimología
de la palabra “coprofagia” viene del griego copros (heces) y phagein (comer).
Es el hábito de comer heces, incluso las propias. Algo común en animales aunque
hay casos en humanos. ¿Cómo aplica a la política local? Desde que asumió Pablo
Hassan, tras las tres derrotas electorales al hilo, los popes renovadores se
están fagocitando, o eso parece, los conflictos provocados por ellos mismos.
¿Lo querés más directo? En Oberá la renovación se está comiendo su propia
mierda…
Rovira no puede darse el lujo de perder
Oberá, la segunda ciudad más importante de Misiones. Por eso necesita otro
“buen renovador”. Como Rindfleisch en 2003, que venía a “salvar” a la ciudad
del “demonio” Dalmau y su tropa de Campo Ramón. Como Carlos Fernández en 2015,
el “buen doctor” querido por todos que venía a parar la debacle que dejó
Rindfleisch. El problema de Rovira es que no tiene un candidato que arrastre
votos por sí solo, sin necesidad de la ley de lemas. En 2003 y 2007 Rindfleisch
arrasó con su propio sublema. En 2011 todo se redujo a una interna entre
Rindfleisch y Carlos Fernández. En 2015 y 2019 Fernández fue plebiscitado
ganando en todas las mesas. Ahora no tiene alguien así. Entonces lo tiene que
inventar.
Por eso Rovira se empleó a fondo provocando
cambios o haciendo gatopardismo según el caso. Así Hassan, que tiene la
lapicera pero la tinta la cargan otros, desactivó el controversial proyecto de
Código Fiscal ideado por el doctor. Llamó a licitación del transporte público
en el que un monopolio original para los obereños como el del “Grupo Z”
reemplazará a otro vetusto como el de Capital del Monte. Se intervino de hecho
a la CELO cambiando la irritante cara de “Pilo” Andersson por la ignota cara de
Juan Antolich (gatopardismo en estado puro). Y Hassan desplazó al
ultrafernandista Vitelli del área de turismo, como esas parejas que no quieren
nada cerca que les recuerde a su ex.
La sociedad obereña tiene antecedentes
electorales de comerse los amagues. A eso apuesta la renovación. Pero el hartazgo
provocado por veinte años de desidia y corruptela renovadora ahora parece electoralmente
irreversible. A eso apuesta Juntos por el Cambio.
El filósofo Kant decía “Tuve que eliminar
conocimiento para hacerle espacio a la creencia”.
La renovación necesita que los obereños
olviden o desconozcan los vasos comunicantes que hay entre Rovira, Closs,
Passalacqua, Herrera Ahuad, Rindfleisch, Morales Lezica, Behler, Pereyra
Pigerl, Carlos Fernández y Pablo Hassan. Entre todos dejaron una Oberá sumamente
atrasada.
Necesitan mentir mejor que nunca.
Para engañar como siempre.
Walter
Anestiades
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