SED DE OPOSICIÓN
“Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el
alma mía”, dice un pasaje bíblico del Salmo 42. Así clama la buena gente de
Oberá por opositores al feudo comprometidos en la lucha contra las injusticias
de ayer, de hoy y de siempre. Los calamitosos manejos de la renovación k han
dejado una ciudad en donde lo único que brilla, en todo este siglo XXI, es la
impunidad.
Por estas horas Oberá es noticia porque
desde la ciudad se mandaban varoncitos menores de edad a prostituirse a Buenos
Aires. Pasó durante veinte años. Dos décadas en las que intendentes,
concejales, diputados locales y nacionales nacidos en la zona, jueces, fiscales,
gendarmes y policías, incluso periodistas, nunca vieron nada. Alevosa
impunidad.
Pero una alevosa impunidad que es
coherente con otras alevosas impunidades que sí fueron vistas. Y tampoco, nadie hizo nada.
-¿Quién mató
a María Elena “Marilyn” Bárbaro? En abril se cumplirán diecinueve años de un
femicidio ícono de la Misiones rovirista. Para la justicia fue “asesinada por
nadie”.
-¿Dónde está
Mario Golemba, desaparecido en Oberá hace tres lustros? ¿Quién alguna vez fue
capaz de preguntarle por el asunto al exgobernador Closs y al entonces
responsable de la seguridad de todos, Jorge Franco? Nadie les preguntó.
-¿Qué pasó
con la venta de bebés, con una red de complicidades que apuntó bien arriba? La radióloga del Hospital Samic apareció en la televisión
nacional contando cuánta guita había que poner para llevarse un bebé. Siguió
trabajando como si solo hubiera contado un cuento verde de Jaimito.
-¿Dónde está
el exalcalde Ewaldo Rindfleisch, arquitecto de la destrucción de la ciudad? La
renovación lo tiene guardado bajo siete llaves e incluso su “consigliere”,
Daniel Behler, todavía la va de candidato a intendente.
-¿Cuándo
alguien le va a reclamar al exgobernador y ahora otra vez candidato a
gobernador Hugo Passalacqua por la licitación que hizo cuando era vice de Closs
en 2015? Una licitación de una nueva línea de 132 kW para abastecer de energía
eléctrica a toda la zona centro. Fue electo gobernador. Administró la cosa
pública durante cuatro años. No puso ni un poste. En Oberá se nubla y se
corta la luz. Y en los municipios más chicos, de vez en cuando tienen luz.
-Oberá se
asienta sobre el acuífero Guaraní, una reserva mundial de agua. Pero el
servicio de agua potable no alcanza para todos y se corta ante el menor aumento
de la demanda. La CELO, la cooperativa responsable de brindar el servicio que
fue y es manejada por renovadores, hoy es una caja de Pandora que nadie se
atreve a abrir.
-Con el
transporte público hicieron gatopardismo explícito. Cambiaron un negocio de la
política local por un negocio de la política provincial. Los intereses del
Grupo Z-la empresa fundamental en el esquema de recaudación rovirista-no se
tocan. Tanto así que cobran el boleto con una aplicación que al usuario le
descuenta más plata de la que debe pagar y no siempre la devuelve. Un curro
inédito en el planeta que pone en evidencia al intendente simbólico Pablo
Hassan, quién debería actuar como contralor de la empresa porque así lo
establece el artículo 79 de la Carta Orgánica municipal. Pero que, en cambio,
actúa como el garante de intereses leoninos. Una vergüenza que solo se puede
defender escondiéndola. Y Hassan pretende seguir otros cuatro años.
-El exjefe
del Escuadrón IX de la Gendarmería Nacional, con asiento en Oberá, está preso
por contrabando. Y de la Seccional Primera “desapareció” un kilo de cocaína que
había sido incautada en un procedimiento.
No da para más. Por eso urge que aparezca
gente con cojones y con ideas, con honestidad y con liderazgo para elegir el
camino más difícil. El camino correcto. Que es enfrentar a la renovación.
Enfrentar al poder. No ser parte.
En Misiones sobran los alcahuetes del
poder y queda muy poco de oposición y queda menos de periodismo. Eso no es bueno.
“Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, fue
la directiva inmortal que nos dio el conde León Tolstoi.
Misiones precisa, urgente de misioneros que, antes de pretender pintar el mundo, pinten su aldea.
Walter
Anestiades