…Y
DETRÁS ESTABA EL CURRO
Los griegos manejaban el
concepto de la “Alétheia”, que postula que la verdad se esconde tras un velo y,
al correrlo, la verdad aparece. De ahí viene “develar”. No tardó mucho en
develarse lo que había tras el velo de “los nuevos colectivos” en Oberá. ¿En
qué parte del mundo hay un sistema de transporte público donde el pasajero, al
subir, paga el boleto más caro de lo que vale con la promesa de que, al bajar,
le devolverán la diferencia?
Parece un homenaje
al absurdo. Desde que el estado comunal le adjudicó a las empresas del “Grupo
Z” el servicio del transporte público en Oberá, todos los días sucede lo
siguiente: un pasajero puede pagar el boleto a través de una aplicación. Si lo
hace, al subir al colectivo, en vez de pagar los 65 pesos que fueron fijados
como tarifa por el estado obereño, el escaneo del celular le descuenta 140
pesos (?). Al bajarse del colectivo el sistema QR debe devolverle los 75 pesos
de diferencia. Pero como el sistema tiene “errores”, a muchos pasajeros el
escaneo o les devuelve menos o no les devuelve nada.
¿Quién debería
controlar a la empresa? El estado comunal a través del alcalde, de la Comisión
de Transporte que integran los concejales y la Defensoría del Pueblo.
Pero resulta
que el “Grupo Z” es una empresa fundamental en el esquema recaudatorio feudal.
Y Pablo Hassan es un intendente interino (su antecesor Carlos Fernández fue
electo diputado nacional pero no renunció al cargo). Hassan fue puesto por el
establishment posadeño para “administrar” cosas como estas. Los intereses de la
empresa “no se tocan”. Ergo, la solución es política. Pero la solución no va a
venir con esta gente manejando la política.
Y encima la
jugada se está naturalizando. No hay reacción. Nadie se hace cargo.
El velo ya
está corrido.
Ahora habría
que correr otra cosa.
Las vendas de
los ojos.
Walter Anestiades
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