domingo, 12 de marzo de 2023

 

       …Y DETRÁS ESTABA EL CURRO

 


     Los griegos manejaban el concepto de la “Alétheia”, que postula que la verdad se esconde tras un velo y, al correrlo, la verdad aparece. De ahí viene “develar”. No tardó mucho en develarse lo que había tras el velo de “los nuevos colectivos” en Oberá. ¿En qué parte del mundo hay un sistema de transporte público donde el pasajero, al subir, paga el boleto más caro de lo que vale con la promesa de que, al bajar, le devolverán la diferencia?

     Parece un homenaje al absurdo. Desde que el estado comunal le adjudicó a las empresas del “Grupo Z” el servicio del transporte público en Oberá, todos los días sucede lo siguiente: un pasajero puede pagar el boleto a través de una aplicación. Si lo hace, al subir al colectivo, en vez de pagar los 65 pesos que fueron fijados como tarifa por el estado obereño, el escaneo del celular le descuenta 140 pesos (?). Al bajarse del colectivo el sistema QR debe devolverle los 75 pesos de diferencia. Pero como el sistema tiene “errores”, a muchos pasajeros el escaneo o les devuelve menos o no les devuelve nada.

     ¿Quién debería controlar a la empresa? El estado comunal a través del alcalde, de la Comisión de Transporte que integran los concejales y la Defensoría del Pueblo. 

     Pero resulta que el “Grupo Z” es una empresa fundamental en el esquema recaudatorio feudal. Y Pablo Hassan es un intendente interino (su antecesor Carlos Fernández fue electo diputado nacional pero no renunció al cargo). Hassan fue puesto por el establishment posadeño para “administrar” cosas como estas. Los intereses de la empresa “no se tocan”. Ergo, la solución es política. Pero la solución no va a venir con esta gente manejando la política.

     Y encima la jugada se está naturalizando. No hay reacción. Nadie se hace cargo.

     El velo ya está corrido.

     Ahora habría que correr otra cosa.

     Las vendas de los ojos.

 

Walter Anestiades

    

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