sábado, 1 de julio de 2023

 

                 TAL PARA CUAL  

 

     Quizás traicionada por su subconsciente. O por esa manía de pretender que sabe de lo que no sabe. O por sincericidio. Como sea, Cristina Kirchner calificó al ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa como un “fullero”. Debió decir “apostador”. Pero dijo “fullero”, ergo, un tramposo. El fullero es alguien que engaña. Tras esa definición la decisión de la renovación misionera de apoyar a Massa en las PASO se explica sola…

     Cualquiera con un poco de información, o con un poco de memoria, sabe de los ineludibles vínculos del kirchnerismo con el Frente Renovador que en 2003 fundaron Carlos Rovira y Maurice Closs. Cuando Misiones fue el primer experimento de eso que Néstor Kirchner llamaba la “transversalidad”. Más allá del intento de querer despegarse del oprobioso gobierno de Alberto Fernández (y de Cristina Kirchner. Y de Sergio Massa), la mímesis entre el mundo K y el mundo rovirista es total. La misma moral. El mismo despotismo. La misma incompetencia. Las mismas fullerías.

     Está visto que en elecciones nacionales, donde no está en juego el poder territorial, la oferta de votantes en venta, alquiler o permuta, baja. Pero el universo de electores necios no. Ahí radican las chances de la boleta que llevará a Massa y a los señalados por el dedo rovirista.

     Sergio Massa, un saltimbanqui de la política que le provoca reflujo gastroesofágico a cualquier persona de bien, es el ministro de Economía de una Argentina con inflación de tres dígitos y un dólar a quinientos mangos. Y es también uno de los vértices del triángulo formado en 2019, denominado “Frente de Todos”, junto a Cristina y Alberto. La estrategia comunicacional de presentar a Massa como quién desactivó la bomba dejada por su propio gobierno no es apta para inteligentes.

    “No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no voy a poder creerte”, decía Friedrich Nietzsche.

      Pero Rovira sabe que los votantes renovadores no tienen ese problema.

 

Walter Anestiades

No hay comentarios: