lunes, 11 de septiembre de 2023

 

               MANCHA VENENOSA

 

     El cuento berreta del “misionerismo” le da a Carlos Rovira estupendos resultados en los comicios locales, cuando funciona como un relato oficial que acompaña los aprietes y las cooptaciones de votos que resultan  indispensables para que cada intendente mantenga su poder territorial. Pero en las PASO nacionales, ante la avalancha de votos “libertarios-feudales”, funcionó mucho menos. Hacia octubre deberán maximizar esfuerzos ya que la boleta de los candidatos renovadores volverá a estar pegada a la de ese fenomenal creador de pobreza que es Sergio Massa…

     En las PASO de agosto los renovadores que acompañaron la candidatura presidencial del ministro de Economía Sergio Massa pasaron un papelón mayúsculo al perder por paliza con el voto en blanco. Tanto la lista de precandidatos a senadores, encabezada por el mismísimo vicegobernador Carlos Arce, como la de diputados, cuya cabeza es el legislador provincial Daniel Vancsik, sacaron un magro 23%, un poco más de 150 mil votos. En cambio más de la mitad de los electores, el 53%, unas 342 mil personas, no votaron ni senadores ni diputados. Es cierto que el libertario Javier Milei, rotundo ganador de las PASO en la provincia, no llevó candidatos locales y eso fue determinante. Tan cierto como que a cinco de cada diez misioneros que fueron a las urnas ni se les pasó por la cabeza cortar boleta y meter la de los renovadores que estaba al lado para votar en las cinco categorías que el distrito elige este año: presidente y vice, candidatos nacionales al Parlamento del Mercosur, tres senadores nacionales, cuatro diputados nacionales y un candidato local al Mercosur.

     No es la primera vez que le pasa a Rovira: de tanto fomentar la incultura cívica y estimular el voto con lista completa para que nadie los controle aunque sea un poco, el corte de boleta se tornó inhabitual en el distrito. ¿En octubre los renovadores repartirán las boletas de Arce y Vancsik “decapitando” a Massa? ¿Qué harán?

      Un dato sustantivo es que en las elecciones generales de octubre, a diferencia de las PASO de agosto, el voto en blanco no se va a tener en cuenta para calcular los porcentajes que obtiene cada candidato. De hecho, tras las PASO los medios lamebotas del poder feudal se adelantaron a eso e inflaron los números de los renovadores. Es que 47 puntos, lo que hubieran tenido sin contar el voto en blanco que sí había que contar, suena mucho mejor que los 23 que en realidad sacaron.

     ¿Qué hará Rovira para despegar a sus muchachos del inflacionario ministro Massa? ¿O apostará, precisamente, a que al no tener que contar ahora los votos en blanco podría meter 2 de 3 senadores y 3 de 4 diputados y ordenar a sus bufones que el dato de los que no voten a nadie-de volver a ocurrir con tal magnitud-sea disimulado o ignorado?

     En mayo, elecciones provinciales, la renovación sacó más de 430 mil votos, el 64%. En agosto, elecciones nacionales, la renovación sacó 152 mil votos, el 23%. En tres meses perdió casi trescientos mil votos y cuarenta puntos. Demasiado.

     El escritor George Bernard Shaw dijo aquello de que “Si un gobierno le roba a Pedro para pagarle a Pablo, siempre contará con el apoyo de Pablo”.

     El problema de la renovación es que Pablo ya cobró en mayo.

 

-Texto: Walter Anestiades

-Foto: Canal 12 de Misiones

     

    

    

 

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