LA
GUERRA DEL CERDO NUNCA TERMINA
En 1969 Adolfo Bioy Casares
publicó el “Diario de la guerra del cerdo”, una novela en la que un día un
jubilado se despierta y descubre que los jóvenes decidieron atacar y matar a
los viejos. En la vida real un jubilado argentino podría despertarse cualquier
día de las últimas décadas y descubrir que los gobiernos atacan sin pausa su
calidad de vida. El de Javier Milei, que basa su apoyo social en los jóvenes, sigue
en guerra contra los jubilados que cargan el peso del ajuste sobre sus
espaldas. Una canallada que no se puede dejar pasar.
El presidente
Milei está a nada de vetar la nueva ley de movilidad jubilatoria que aumentaría
la mínima un poquito, a algo más de unos miserables 300.000 mil pesos
mensuales. El Presidente sostiene que esto afectaría seriamente el equilibrio
fiscal, ergo, la simetría de las cuentas públicas, el equilibrio entre lo que
se gasta y lo que se recauda.
Por supuesto
que sería necio no destacar la caradurez de los diputados y senadores que
aprobaron el cambio de la movilidad jubilatoria y han sido parte y defensores
de gobiernos que han destruido la calidad de vida de todos los argentinos pero
especialmente de la vida de los jubilados sometiéndolos a los rigores de unos
haberes carcomidos por la inflación, a una atención de la salud que dependió
más de la Divina Providencia que de la asistencia berreta que brinda el PAMI y
a la extensión adrede de los juicios previsionales por haberes mal pagos que
muchos no vivieron para cobrarlos.
Pero en
diciembre pasado llegó “lo nuevo” que cargó el peso del ajuste de las cuentas
públicas no sobre la casta prometida sino sobre los jubilados y la clase media.
Pregunta, ¿qué tiene eso de “novedad”?
Los viejos ya
no producen. Entonces son una carga para el sistema. Sistema destruido por los
manoteos constantes a su “caja” y por la demagogia imperdonable de Cristina
Kirchner que decidió pagar jubilaciones y pensiones a personas que no habían
aportado a un sistema que basa su supervivencia, precisamente, en los aportes
mensuales de cada trabajador en blanco.
En la novela
de Bioy Casares, que en 1975 fue llevada al cine por el director Leopoldo Torre
Nilsson, alguien dice: “No hay nada peor que la vejez”.
En la Argentina
del pasado fue así.
Y en la
Argentina de Milei también.
-Walter Anestiades
-Fotograma del film de Leopoldo Torre Nilsson: “La guerra
del cerdo” (1975)